martes, 10 de noviembre de 2009

La Vestale: el argumento (I)

El libreto de Ettiene de Jouy (el responsable de procurar los versos para obras como Fernand Cortez, del propio Spontini, Les Abencérages de Cherubini o Guillaume Tell de Rossini) sobre la historia de la joven sacerdotisa que rozaba el desastre por culpa de la contradicción entre sus votos y su amor por el general romano (tema recurrente donde los haya: de sacerdotisas infieles a los dioses está lleno el mundo de la ópera) había pasado de mano en mano, y a ningún compositor le había parecido adecuado. Hasta que finalmente llegó a manos de Spontini, que se quedó con él. Digamos que no era ni la primera, ni la segunda opción: antes de que llegase a él, había pasado por Boieldieu o Méhul, por poner dos ejemplos. El origen de esta historia no parece estar claro; De Jouy decía que la había extraído de uno de los escritos de Wincklemann, el teórico por excelencia del Neoclasicismo. Lo cierto es que con el frenesí por la Antigüedad que se experimentaba a principios del siglo XIX había mil lugares en donde buscar. Tres años después de la de Spontini se estrenaba en Londres otra Vestale aún más desconocida hoy, la de Vincenzo Pucitta (aquí podéis escuchar un fragmento), vehículo de lucimiento para Angelica Catalani.
Pero volvamos a Spontini y escuchemos, en primer lugar, la obertura de su Vestale.

En el ACTO I nos encontramos directamente con el joven, pero victorioso, general Licinius, apostado melancólicamente junto al templo de Vesta, lamentando que nazca un nuevo día para su desventurada existencia. La presentación del personaje depende de la edición elegida. Tradicionalmente, apenas se ha alzado el telón sobre el foro, Cinna, el fiel amigo de Licinius, entra en escena y nos ayuda a ponernos en antecedentes. Ante las exclamaciones de desesperación de su amigo, le pregunta a qué se debe su tristeza, ya que no tiene motivos para hallarse en semejante estado. Es un héroe aclamado por Roma, y pronto será coronado de laureles por las manos de una joven vestal. Ante esta última frase, la agitación de Licinius aumenta; Cinna le pregunta una vez más qué es lo que le pasa... Escuchemos el fragmento en la grabación de 1953, con los no demasiado conocidos Renato Gavarini y Alfredo Fineschi bajo la dirección de Fernando Previtali. No es una toma que tenga la electricidad de la de Votto con Callas, pero el sonido es mucho mejor:



CINNA
Presso il sublime tempio a Vesta sacro,
a che Licinio mai previene il giorno?
D’ambascia e di languore
divorato è il tuo cuore.
All’amistade quel segreto che ignora, deh!
confida.
(Licinio vuole allontanarsi)
Invan fuggir mi vuoi:
io seguo i passi tuoi.

LICINIO
(accennando l’atrio)
Queste mura perché sul capo mio
or crollar non vegg’io?
Tanto infelice sarò!

CINNA
Tù! Mentre al tempio di Memoria
consecrato ha vittoria il Nome tuo?
Quand il tuo braccio, d’immortali gesta
segnalato, discaccia alfine i Galli
dalle già scosse nostre mura, e
quando Rieti in sen della patria triunfando?

LICINIO
E che giovane a me gli onori vani
d’importune grandezze e di sterili allori?
ame che giova Roma tutta,
la gloria e la mia vita?

CINNA
Quanti voti, o Licinio,
puoi tu formare ancora?
La triunfal tua pompa forse non vedo?
E d’oro cingerti al crin l’alloro
la giovane Vestal non vedo ormai?

LICINIO
Taci, dicesti assai…

CINNA
Perchè fremi? Onde han fonte
il trasporto e l’affano
che la racione abbandonar ti fano?

CINNA
Junto al sublime templo a Vesta consagrado,
¿por qué Licinio espera al alba?
Por la  angustia y languidez
devorado está tu corazón.
A la amistad que ignora tu secreto, ¡ah,
confíate!
(Licinio quiere alejarse)
En vano quieres evitarme:
seguiré tus pasos.

LICINIO
(señalando el atrio)
¿Por qué no veo caer
estos muros sobre mi cabeza?
¡No sería más infeliz que ahora!

CINNA
¡Tú!  ¿Mientras en el Templo de la Memoria
tu nombre es consagrado a la victoria?
¿Cuando tu brazo, señalado de gestas inmortales,
ha alejado al fin a los galos
de nuestros asediados muros, y
cuando vuelves a la patria triunfador?


LICINIO
¿Y qué me importan los vanos honores
de la importuna grandeza, los laureles estériles?
¿Y qué me importan Roma entera,
la gloria y mi vida?

CINNA.
¿Qué más, oh Licinio, podrías
desear ahora?
¿Acaso no veo tu pompa triunfal?
¿Y no te coronará con laureles
una joven vestal?

LICINIO
Calla, ya has dicho demasiado…

CINNA
¿Por qué tiemblas? ¿Cuál es la fuente de la tristeza
 y del afán que te hacen abandonar la razón?



Esta es la primera escena en la mayoría de las grabaciones consultadas (me falta por escuchar la de Norrington). En la de la Scala de 1993, sin embargo, nos encontramos con una intervención en solitario de Licinius, antes de la entrada de Cinna:


LICINIUS
La Nuit achève sa carrière
Bientôt va renaître lejour;
Hélas, à sa triste lumière
Ne puis-je echapper sans retour.
Ô Nuit, sous tes voiles funèbres
J’osais du moins former des voeux;
Ce n’est plus qu’au sein des ténèbres
Que je puis encore être hereux.

LICINIUS
La noche ha terminado
Pronto el día renacerá;
¡ay de mí, si pudiera escapar, sin
Retorno, de su triste luz!
¡Oh noche, bajo tus fúnebres velos
Osaba al menos formular mis votos!
Solamente en el seno de las tinieblas
Puedo ser feliz aún.


 (recuerdo que la traducción es "improvisada")

El fragmento tiene un curioso parecido con otro de una obra posterior de Spontini, Agnes von Hohenstaufen, o, en este caso, Agnese di Hohenstaufen, ya que vamos a escucharlo en la voz de Franco Corelli (1954, el mismo año de la Vestale con Callas). Los impacientes que quieran comprobarlo, minuto 1:48, aproximadamente. Lamento no disponer del texto:

¿Reciclaje? ¿Sería un descarte del compositor, luego aprovechado? ¿Una especie de autocita? Agnes von Hohenstaufen aún espera una edición íntegra, así que habrá que ver qué sale de ella, si es que alguna vez se representa en su idioma y versión de origen. Por lo que respecta al principio de la escena en la versión francesa de La Vestale, se desarrolla exactamente igual. Cinna se encuentra con Licinio y le interroga acerca de su pesar, mientras el general se muestra esquivo. En este caso, se utiliza una grabación de 1974:

 

Al comprobar las pocas ganas que Licinius tiene de abrir su corazón, Cinna le reprocha que no confíe en él; le perdonaría la ofensa fácilmente si su amigo le estuviese ocultando su felicidad. Pero, como salta a la vista que no van por ahí los tiros, le exige compartir el pesar que siente. En el libreto francés del que dispongo, esta intervención de Cinna está marcada como "aria". Ante tanto testimonio de fidelidad, Licinius se rinde al fin y confiesa su pesar:  ama a una sacerdotisa consagrada a Vesta. Cuando Cinna le pregunta de dónde ha salido ese impulso sacrílego, el general cuenta cómo Julia, que así se llama la vestal, y él, se amaban hacía años. La madre de la muchacha habría consentido en que fuera su prometida, pero el padre no quería entregar a su hija en matrimonio a Licinius, entonces desconocido y para más señas de una familia poco ilustre. Decidido a ser digno de su amada, nuestro héroe marchó al campo de batalla y las cosas le fueron bien. Cinco años después, ha vuelto a Roma, pero Julia es ahora más innacesible que antes. El padre, moribundo, le hizo prometer que se consagraría a Vesta. Algo que, hagamos un inciso, no parece tener demasiado sentido desde el punto de vista histórico, a menos que Licinius se hubiese encaprichado de una niña. Cinna le compadece, pero esto no es suficiente para Licinius. Las advertencias de su amigo sobre la ira de los dioses y la severidad de la ley caen en saco roto. Licinius está dispuesto a desafiar al Olimpo entero, si se tercia:

Tu nascondi a un fido core
la cagion del tuo dolore…
Il vedermi a te dispiace…
Qual compenso alla mia fe!
Soffrirei l’oltraggio in pace
se vedessi il tuo contento.
Ma l’affano, ma il tormeno,
vo’ dividere con te.

LICINIO
Ebbene, il mio delitto, il mio furore
meco adunque dividi:
l’estrema violenza
de la fiamma che m’arde
partecipa con me; quella Vestale
ch’amo contendi al cielo.
T’è noto il mio destin.

CINNA
D’orrore io gelo;
da quai fiere sciagure
minacciato io ti vedo!
Qual demone nel seno
un sacrilego ardor t’ispiro mai?

LICINIO
Era puro il mio ardor. Che dirti posso?
Giulia… sì, quet’oggetto
di terrore e di affetto,
fu della madre un tempo
promessa alla mia fe…
Ma il capo altero
d’un illustre famiglia
a donarmi la figlia,
allor che gloria la mia stirpe ignorava
e il Nome mio,
poteva indursi mai?
Al campo alfin volai.
Nobile ambizione
segnalò la mia vita. Dopo un lustro
vincitore alla patria io fo retorno,
e la speranza di quel ben che attendo
il core m’inebria… Ah! Barbara sciagura!
Terribil fato! Giulia agli altari obbligata,
ohimè! Dal moribundo genitore.
Tradito i giuramenti ha dell’amore.

CINNA
Io ti compiango.

LICINIO
È poco il compiangermi.

CINNA
E speri?

LICINIO
Nulla; ma stanco di temer son io.

CINNA
Ad un fatal trasporto
non darti in preda;
Pensa alle leggi, agli Dei
che offende l’amor tuo: tremende in loro
son l’ira, e la vendetta.

LICINIO
Saprò la sorte che mi aspetta.
Non ignoro il periglio.
L’abbisso io ne misuro.
E l’amistade tua per involarmi
Cinna, alla colpa mia,
Vani sforzi faria. La violennza
di questa fiamma rea
e tale, che de’Numi il poter tutto
oppor solo pottrebbe all’amor mio
il mio morir.

CINNA
Vogl’io indicarti i perigli a cui t’espone
Il furor che t’invade.
Amor vuele affrontarli:
amistade saprà parteciparli.


Tú escondes a mi corazón leal
la razón de tu dolor…
Te disgusta verme…
¡Qué compensación a mi lealtad!
Sufriría el ultraje sin queja
si tú fueras feliz.
Pero tu desdicha, tu tormento,
quiero compartir contigo.

LICINIO
Pues bien, mi delito, mi locura,
comparte entonces:
la extrema violencia
de la llama que arde en mí
divide conmigo; disputa al cielo
a la Vestal que amo.
Ya conoces mi destino.

CINNA
Me hielo de horror;
¡por qué terribles desdichas
te veo amenazado!
¿Qué demonio inspiró en tu corazón
ese ardor sacrílego?

LICINIO
Era puro mi ardor, ¿qué puedo decirte?
Giulia… Sí, ese objeto
De mi terror y de mi afecto,
Fue por deseo de su madre
Mi prometida, por un tiempo.
¿Pero el altivo cabeza
de la ilustre familia,
podría entregarme a su hija,
pues mi estirpe, y mi nombre,
Ignoraban la gloria?

A la batalla, en fin, volé.
La noble ambición señaló mi vida.
Después de un lustro,
vuelvo vencedor a la patria,
y la esperanza del bien que aguardaba
Me embriaga el corazón… ¡Bárbara suerte!
¡Terrible destino! Giulia fue consagrada,
ay de mí, al altar, por el moribundo padre.
Ha traicionado el juramento del amor.

CINNA
Te compadezco.

LICINIO
Es poco el compadecerme.

CINNA
¿Y qué esperas?

LICINIO
Nada; pero estoy harto de temer.

CINNA
No te dejes llevar
por una pasión fatal;
Piensa en las leyes, en los Dioses
a los que ofende tu amor; tremendas son en
ellos la ira y la venganza.

LICINIO
Sé la suerte que me espera,
no ignoro el peligro.
Mido bien el abismo,
y toda tu amistad no bastaría para librarme,
Cinna, de mi culpa.
Sería vano tu esfuerzo. La violencia
de este culpable ardor
es tal, que los dioses, con todo su poder,
sólo podrían poner fin  a mi amor
con mi propia muerte.

CINNA
Quiero indicarte los peligros a los que te expone
el furor que te invade.
El amor puede afrontarlos:
La amistad sabrá compartirlos.




Visto que no tiene éxito en convencer a su amigo de lo insensato de sus planes (se intuye, internarse en el templo y sacar de allí a Julia), Cinna se ofrece para seguirle hasta el final, por disparatados que sean sus proyectos. Al fin y al cabo, ¿quién más iba a ayudar al general a raptar a la sacerdotisa? Licinius siente reforzado su valor. El coraje y la amistad de ambos vencerán todos los obstáculos:




LICINIO
Quando amistà seconda il mio ardimento,
di quai perigli io proverò l’orror?
Sgombra da te sì rio presentimento:
Amato io son: felice e questo cor.

CINNA
Ah! Sgombri il ciel sì i rio presentimento
Che fa penar quest’agitato cor.

(a due)

LICINIO
No, del mio colpevol foco
Nulla può smorzar l’ardor.
A te che nel periglio
compagno esser ti piace,
nel mio disegno audace
soccorso io chiederò.
Teco è quest’ultima unita
In un eterno nodo:
Da qui poteva aita
senza di te, sperar?

CINNA
Se del tuo colpevol foco
nulla può smorzar l’ardore,
In sì fatal periglio
compagno esser mi piaci;
nel tuo disegno audaces
soccorso io ti darò.
Teco è quest’alma unita
in un eterno nodo
In me potevi aita
soltanto ritrovar.
Oggi sopporta almen che la prudenza
ti rammenti la gloria,
 e l’onor che t’attende.
Mi segui, poichè l’ora
in cui devi trionfar s’avanza.

LICINIO
Invigorisce amor la mia costanza
(partono).
LICINIO
Cuando la amistad secunda mi ardor,
¿qué peligro podría asustarme?
Aleja de ti los negros presentimientos:
soy amado, feliz es este corazón.

CINNA
¡Ah! Aleje el cielo los negros presentimientos
que hacen penar a este corazón.

(los dos)

LICINIO
No, de mi llama culpable
nada puede disminuir el ardor.
A ti, que en el peligro
te place acompañarme,
te pediré auxilio
para llevar a cabo mi plan.
Contigo está este alma unida
En un nudo eterno:
¿de quién podría esperar
ayuda, si no es de ti?

CINNA
Si de tu culpable llama
nada puede disminuir el ardor,
en tan fatal peligro
me place ser tu compañero;
en tu audaz plan
Yo te socorreré.
Contigo está este alma unida
en un nudo eterno:
¿De quién podrías esperar
ayuda, si no es de mí?
Hoy recuerda al menos, prudente,
la gloria,
el honor que te espera.
Sígueme, ya que la hora
De tu Triunfo se acerca.

LICINIO
El amor refuerza  mi constancia.
(parten).

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