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domingo, 17 de febrero de 2013

Nabucco desde la Scala

El pasado 13 de febrero podía verse en los cines la nueva producción de Nabucco que la Scala de Milán ha puesto en pie en este año del bicentenario. De forma paralela, también se emitía a través de la cadena televisiva Rai5. Es esa grabación la que ahora he tenido oportunidad de ver, gracias a las habituales almas caritativas. Anteriormente, se pudo escuchar la función de estreno por radio: una velada mediocre en la que hasta una cantante tan prometedora e interesante como Lyudmila Monastyrska decepcionaba. La recogida en vídeo ha mejorado algo la opinión que tenía sobre esta nueva Abigaille. En cuanto al resto del reparto, es conocido que no soy partidaria de Nucci y que su afición por los bises ha conseguido que me cueste trabajo tomármelo en serio. Que sea un viejo zorro de la escena y sepa qué recursos emplear es otra historia. Como en la función que pude escuchar por radio, tal vez lo que me pareció más convincente es la Fenena de Simeoni. Luisotti consiguió llevar la nave a puerto, pero sin aportar gran cosa a la función. En la noche del estreno sufrió alguna que otra protesta pronto acallada. El vídeo entero puede verse en Youtube, si bien con un sonido deficiente que parece ser de origen. La puesta en escena de Daniele Abbado no destaca por nada, salvo por su feismo, su escasa teatralidad y su flagrante falta de originalidad. Sí, otra vez un Nabucco situado en los años cuarenta. Podrá verse también en Londres, donde Domingo añadirá Nabucco a su lista de papeles como tenorítono. Allí también le acompañará Monastyrska.  En suma, una función condenada al pronto olvido que no hace honor al aniversario que este año se celebra.

lunes, 14 de marzo de 2011

¿No harás nada con clamar?

El jueves 17 podréis escuchar  Nabucco a través de la RAI3, a partir de las 20:30. Con dirección de Riccardo Muti y Leo Nucci en el papel titular. Del de Abigaille no se ocupará la prevista Elisabete Matos,sino una para mí desconocida Csilla Boross - hay un par de vídeos circulando por ahí- a no ser que lo asuma ese día la Abigaille del segundo reparto, otra cantante ignota para una servidora. También se podrá ver en el canal satélite Arte, aunque ahí comenzará más tarde, en torno a las 22:15. Parece que se trata de la función que debe grabarse mañana día 15, al menos así será en el caso de la transmisión televisiva. Con la de la radio tengo un pequeño lío, unos dicen que es en directo, otros no.  La RAI prepara una progamación especial: esa misma mañana a través de sus ondas podremos escuchar el concierto que Toscanini dirigió en la Scala reconstruida allá por 1946, así que nos espera una jornada con bastantes cosas interesantes. Y una vez solucionados los aspectos prácticos, vamos a la parrafada.
No me atrevo a opinar con claridad sobre los cortes de financiación que en Italia se han hecho a los teatros líricos, o más bien a la cultura en general. Al fin y al cabo el problema no lo conozco en profundidad. He leído historias sobre despilfarros absurdos y corrupción en general, y he leído historias de gente que se gana la vida honradamente y que se irá a la calle. De orquestas y coros que desaparecen. También de teatros que cierran sus puertas, de temporadas reducidas a la mínima expresión. Las manifestaciones en contra de estos recortes presupuestarios a veces toman prestada la voz de algún personaje ilustre. Todos recordaréis la declaración que Barenboim hizo antes de Die Walküre en la noche de San Ambrosio. El sábado pasado se producía una situación similar en la Ópera de Roma cuando Riccardo Muti - aunque haya quien presente esto como una novedad no lo es: las periódicas declaraciones sobre la indiferencia de la clase política hacia la cultura son una especie de leitmotiv en su carrera - tomaba la palabra  al inicio de la función de Nabucco. Las funciones coinciden con el aniversario de la unidad italiana y además suponen la reaparición del director, después de la serie de sustos que su salud le  ha dado en los últimos tiempos. También había quien decía que este Nabucco estaba maldito: no sólo Muti, sino también el director de escena ha pasado por el hospital. Y en cuanto a la soprano inicialmente prevista, Elisabete Matos, se cayó de cartel, asimismo, por razones de salud. Y después de Va, pensiero sucedía esto:
el vídeo es del canal de 
Mi lado verdiano-furibundo-que-sólo-piensa-en-el-aspecto-musical se rebela contra un bis ahí - puedo admitirlos en ciertos casos y ciertas óperas, nunca en Verdi-, precisamente ahí. Incluso dudo en si hacerlo proporciona un momento sublime o roza esas funciones desmadradas que entusiasman al público pero que a mí, cada vez más, me resultan difíciles de soportar. Por mucho que lo conceda uno de mis directores favoritos - consciente, según dice en esta entrevista, de haber "traicionado" las normas para lanzar la protesta. Es un lado bastante testarudo. Otro lado, el derrotista, recuerda que la clase política nunca se ha preocupado por esto de la ópera -salvo si podía servirle con fines propagandísticos, pero eso ya no se estila- , es un hecho universal. También me pregunto, como ya me pregunté la noche de San Ambrosio, cuántos de los que asistieron el sábado al estreno se preocupan del destino de la ópera en Italia o en cualquier otro punto del planeta. Como en el famoso dibujo goyesco, me viene a la cabeza la frase No harás nada con clamar. Por último, queda agazapado el lado idealista, que ante la música de Verdi, ante el ambiente casi de revuelta decimonónica - con las banderas incluídas - ,  se habría puesto en pie y se habría unido al coro. Pensando, tal vez, aunque por poco tiempo, que serviría de algo. Y mandando al diablo a los otros dos lados de mi personalidad.

miércoles, 28 de julio de 2010

Bis inusual

Advierto a los que no han visto el vídeo - los que tengan, como yo, este Nabucco en DVD echarán en falta la escena, evidentemente- que no está precisamente escogido al azarque el bis empieza después de unos tres minutos de aplausos, gritos y peticiones. Tengo la grabación procedente de la radio italiana de aquella noche - conseguida hace poco, naturalmente - en la que ese momento de peticiones y vivas se prolonga todavía por unos minutos más. Hasta que el que es hoy el protagonista de las efemérides -Riccardo Muti cumple en este día, todavía es 28 de julio cuando escribo esto, 69 años-  decide hacerle al público de la Scala un regalo.  Con él terminamos el día.
vídeo de orso1149


domingo, 20 de septiembre de 2009

¡Viva V.E.R.D.I!



Hagamos un ejercicio de imaginación. Por un momento, pensemos que nos encontramos en la Fenice de Venecia el día del estreno de Attila y que Ezio repite en varias ocasiones a lo largo de su dúo con Attila la frase Avrai tu l'Universo, resti l'Italia a me. En una situación en la que se estaba luchando por la unidad italiana y la independencia de Austria, la alusión no podía pasar desapercibida. Como ya se comentó, la respuesta del público cuando se cantaba esa frase era A noi, l'Italia a noi! El componente patriótico -y ya veremos como Attila es una de las óperas con más alusiones de ese tipo- fue una de las causas del triunfo de la nueva obra, y es una de las ocasiones en las que se puede asociar la música de Verdi con el Risorgimento y con la unidad italiana. Todo había comenzado varios años antes, acaso por azar.
Cuando Verdi estrenó Nabucco en la Scala en 1842 (después de pasar por una verdadera crisis, no sólo por el fracaso de su anterior ópera, Un giorno di regno, sino por el fallecimiento de su esposa y sus hijos) tal vez no era consciente de lo que el celebérrimo (y maltratado, y en ocasiones odiado precisamente por eso) Va, pensiero iba a organizar no ya en aquella representación (parece que la leyenda del bis en el estreno es falsa y que en realidad el público pidió la repetición de Immenso Jehova), sino en los años sucesivos. Se convertiría en una especie de himno oficioso de los patriotas italianos, que se identificaban con los israelitas exiliados en Babilonia. Haciendo nuevamente un ejercicio de imaginación, podemos imaginar lo que podía desatar escuchando lo que ocurrió en una representación en el San Carlo de Nápoles, en 1949. Los impacientes vayan al minuto 3:49, que es el momento en que todo se desencadena (naturalmente se pide el bis y este es concedido):





Sorprende que, pese a todos los problemas que Verdi tuvo con la censura, estos fueran más de índole moral que político. Si Nabucco no tenía una intencionada finalidad patriótica, sí parece que fue el caso de la siguiente ópera verdiana, también estrenada en la Scala. Se trataba de I Lombardi alla Prima Crociata (luego readaptada como Jérusalem para la escena francesa, aunque se puede decir que se trata de dos óperas muy distintas y no de una simple "traducción"). Verdi volvió a contar con Solera como libretista, y de nuevo, como en Nabucco, la dedicatoria fue destinada a un miembro de la familia imperial de los Habsburgo. Esta vez (como en Oberto) se trataba de Maria Luisa, entonces Duquesa de Parma, la que fuera segunda esposa de Napoleón I. Los protagonistas de esta ópera eran más cercanos en el tiempo y en el espacio geográfico que los de Nabucco, y además evocaban claramente a la Lombardía en otro coro que alcanzaría casi la misma importancia que el ya citado...  O Signore, dal tetto natio, que aquí podemos escuchar con el coro de la Scala, bajo la batuta de Gianandrea Gavazzeni:

vídeo de gabrielpadilla


Volvamos a Attila, que tiene una gran concentración de declaraciones de este tipo; prácticamente todos los personajes (salvo el rey de los hunos) tienen ocasión de lanzar su "proclama", por así decirlo. La primera en hacerlo es la temible (sobre todo para las sopranos) Odabella, cuya primera intervención en el Prólogo queda consagrada al fervor patriótico y al deseo de venganza. Escuchemos la grabación de Joan Sutherland, que grabó la escena de Odabella pero no el papel completo:

vídeo de LindoroRossini

Después llega el duo Ezio-Attila, con la famosa frase. Lo cierto es que le podríamos dar una lectura menos favorable al personaje del general romano, que le pide al rey huno que le deje gobernar Italia, ofreciéndose a cambio a ayudarlo a conquistar el resto del debilitado Imperio. Podría tomarse como una traición al Emperador, y eso es lo que insinúa Attila... La frase de Ezio Avrai tu l'Universo, resti l'Italia a me se repite en al menos media docena de ocasiones:


video de gtelloz

Aunque a veces resulta fácil olvidarse de su existencia (pues resulta muy desdibujado ante la fuerza de los otros tres personajes), en esta ópera además hay un tenor: Foresto. Su escena al final del prólogo  comprende el aria Ella in poter del barbaro, en la que se lamenta por la captura de Odabella, y Cara patria, la cabaletta en la que (no olvidemos dónde se estrenó esta ópera) Foresto vaticina el renacimiento de su ciudad destruida y el surgimiento de Venecia a orillas de esa laguna en la que los fugitivos de Aquileia han encontrado amparo. Se la escuchamos a Carlo Bergonzi:







Las obras de los años de galeras posteriores a Attila siguen imbuidas de ese fervor patriótico al que Verdi, después de el posible accidente de Nabucco, no podía permanecer ajeno. En 1847 se estrenaba Macbeth, primer encuentro de Verdi con Shakespeare, una relación que daría inmejorables frutos. Sobre todo cuando al Maestro y al Bardo se unió Boito como libretista. Como todos sabréis, la partitura fue revisada en 1865, con ocasión de unas funciones parisinas. La versión en italiano -estrenada en 1874- de esta edición parisina es la que más conocemos hoy. Las diferencias son muy marcadas.   Por ejemplo, el coro de escoceses exiliados, Patria oppresa, se escuchó así en 1847:
 
video de gtelloz
... Y así en la revisión posterior:

vídeo de LaVoceDiOpera
La versión original de Macbeth tenía otro coro de similares características, La patria tradita.
Los versos de Maffei (La patria tradita/ piangendo ne invita!/Fratelli gli oppresi/ corriamo a salvar/ Già l'ira divina/sull'empio ruina;/ gli orribili eccessi/ l'Eterno stancar) serían preservados en la cabaletta de Macduff y Malcolm, acompañada del coro:

Cerremos con La Battaglia di Legnano, estrenada en Roma en 1849. Aquí no hay alusiones que valgan.  Todo se dice de forma muy directa. Escuchemos el coro con el que la ópera se abre:


Era natural. Para cuando se estrenó La Battaglia di Legnano, la situación era muy diferente a la del estreno de Nabucco, después del revolucionario año de 1848, con Italia inmersa en la guerra contra Austria, una guerra que no le iba demasiado bien, por cierto. En Roma, abandonada por el Papa, se había proclamado la República. El estreno  en enero de 1849 fue un verdadero éxito, con un público delirante que se deshacía en aclamaciones y en vivas a Italia y a Verdi. Que los italianos perdieran esta primera guerra de independencia no le vino  precisamente bien a una ópera como La Battaglia di Legnano, censurada y reconvertido su libreto en otro que evitaba las alusiones a la unidad italiana. Pero ya hacía demasiado tiempo que Verdi estaba en el imaginario colectivo unido al Risorgimento; no en vano Viva V.E.R.D.I. quería decir Viva Vittorio Emmanuele Rè d'Italia.

viernes, 10 de octubre de 2008

Una ración de Verdi

¡FELIZ 195 CUMPLEAÑOS
Y VIVA VERDI!


Y para celebrarlo...

NABUCCO

Paolo Silveri (Nabucco)
Marco Binci (Ismaele)
Antonio Cassinalli (Zaccaria)
Caterina Mancini (Abigaille)
Gabriella Gatti (Fenena)
Albino Gaggi (Gran sacerdote de Baal)
Licinio Francardi (Abdallo)
Beatrice Preziosa (Anna)

Coro y Orquesta de la RAI de Turín
Fernando Previtali, 1951

Cd1
Cd2

LUISA MILLER


Thomas Schippers (1968)
Conde Walter Giorgio Tozzi
Rodolfo Richard Tucker
Federica Louise Pearl
Wurm Ezio Flagello
Miller Sherrill Milnes
Luisa Montserrat Caballé
Orquesta: Metropolitan Opera
Coro: Metropolitan Opera


Cd1
Cd2

IL TROVATORE

Giacomo Lauri-Volpi (Manrico)
Caterina Mancini (Leonora)
Miriam Pirazzini (Azucena)
Carlo Tagliabue (Il Conte di Luna)
Alfredo Colella (Ferrando)
Graziella Sciutti (Inés)
Mario Carlin (Ruiz/Mensajero)
Ezio Achilli (Un viejo gitano)

Coro y Orquesta de la RAI de Roma
Fernando Previtali, 1951

Aquí

I VESPRI SICILIANI

Riccardo Muti (1978)
Guido de Monforte Renato Bruson
Arrigo Veriano Luchetti
Giovanni da Procida Ruggero Raimondi
Duquesa Elena Renata Scotto
Orquesta: Maggio Musicale Fiorentino
Coro: Maggio Musicale Fiorentino
Grabado en directo

Disco 1, Disco 2 y Disco 3


Más, si es posible, a lo largo del fin de semana. A disfrutar.

lunes, 21 de julio de 2008

Callas canta Abigaille

En fin, hoy empezamos el día con... la Divina y la temible reina de la Asiria, que tantas sopranos se ha "merendado". Grabación de 1949, en el San Carlo de Nápoles:

miércoles, 14 de mayo de 2008

La reina de Asiria

Abigaille. He ahí un personaje al que adoro. Veamos, aparentemente es una víbora ambiciosa, mala hija y peor hermana. Mejor dicho, hermanastra. Y además tiene la curiosa costumbre de merendar sopranos; vaya regalito que le hizo Verdi a su primera intérprete, la que luego sería su segunda esposa, Giuseppina Strepponi, cuyo declive canoro se achaca, entre otras causas, a su interpretación de la reina de Asiria. Superficialmente podríamos quedarnos ahí: mala, retorcida, intrigante, con mala leche, asesina en serie de carreras sopranísticas. Pero la hija del señor de Babilonia (nótese: no es lo mismo que Asiria; que los asirios ocuparan Babilonia durante una temporada no quiere decir que fueran lo mismo, no señor) esconde un pasado doloroso. Amor no correspondido, siempre. Amor por Ismaele, que decidió dedicarse a la hermana menor, la favorita del padre, Fenena (bostezo, bostezo, bostezo, lo siento, pero Fenena es para mí como la Micaela de Carmen; sosa). Amor tal vez por el padre, que no la considera como hija suya, ya que su sangre no es del todo limpia. Abigaille es hija de esclavos, y a pesar de su valor en la batalla y de sus dotes de mando, Nabucco la desprecia, enviándola a vigilar el harén mientras está en campaña y Fenena hace las veces de regente. No se sabe muy bien cómo, Abigaille se hace con el documento que acredita su origen ilegítimo y planea vengarse del mundo entero: ¡Caiga el reino sobre mí misma! Después de llorar la época de la perdida inocencia, nuestra pobre y atormentada heroína se apresta a tomar el poder se ponga por delante quien se ponga. Aunque Abigaille conseguirá la corona por breve tiempo, al final todo acabará mal para ella. En el fondo se trata de uno de los personajes operísticos con peor suerte, aunque mucho peor es la de Gioconda en la ópera homónima de Ponchielli, desde luego. Al final, nuestra villana favorita se envenena por causas no muy bien explicadas. De acuerdo, la locura es un recurso muy socorrido en la ópera. Aunque muere "redimida" por su conversión del último minuto (más vale tarde que nunca), toda su maniobra para vengarse del universo entero sólo consigue hacerla más desgraciada aún... Vamos, que la ópera debería llamarse Abigaille... Como Aida debería llevar el nombre de Amneris en vez del de esa sosainas de princesa etíope... A lo mejor todo se reduce a que cuando veo a Dimitrova en el famoso deuvedé ochentero de la Scala me cambiaría por ella mil veces. Vamos, que una de mis fantasías operísticas no cumplidas es "ser" Abigaille y cantar Salgo già... Y todo lo demás también, pero sobre todo la cabaletta. Rara que es una con sus fantasías...
He aquí a unas cuantas Abigailles...

domingo, 9 de marzo de 2008

Nabucco



Un 9 de marzo de 1842, Giuseppe Verdi, un joven compositor que había pensado en dejar la música para siempre, estrenó en la Scala de Milán una ópera que le haría abandonar sus dudas y su intención de no componer más (se hallaba en un estado desolador después de la muerte de su esposa y de sus dos hijos, aparte del fracaso de su obra cómica Un giorno di regno), y que le colocó definitivamente en los primeros lugares de la vida musical ya no italiana, sino universal: Nabucodonosor, más conocida por su nombre abreviado, Nabucco. Una obra, además, que conectaría (aunque no fuera esa su intención primigenia) con las ansias de libertad de los italianos ocupados por Austria, hasta el punto de que el coro del Acto III, Va, pensiero, se convirtió en una suerte de himno "oficioso" de Italia (y Verdi, por ende, en su compositor más patriótico). Lo sigue siendo incluso hoy, y la reacción del público asistente al estreno, que pidió el bis (como es también tradición), debió de ser muy similar a esta que se produjo en Nápoles en 1949 (una noche en la que, además, cantaba Abigaille una jovencita llamada Maria Callas...). Nabucco encarriló la carrera de Verdi, y además le dio ocasión de conocer a la que sería su segunda esposa, Giuseppina Strepponi, que estrenó el temible papel de Abigaille y que al poco tiempo perdería su voz. Una obra que es mucho más que el Va, pensiero, y que os invito a conocer (si es que no la conocéis ya) por medio de una grabación de 1951, con Previtali a la batuta y la asombrosa, aunque de carrera fugaz, Caterina Mancini. Vieja grabación de la RAI, de una ópera que no fue muy frecuentada, pese a su significado, en la primera mitad del siglo XX, suerte que compartía con todo el primer Verdi. El motivo para esta grabación fue el cincuentenario de la muerte de Verdi. Os dejo el reparto completo:

Paolo Silveri (Nabucco)
Marco Binci (Ismaele)
Antonio Cassinalli (Zaccaria)
Caterina Mancini (Abigaille)
Gabriella Gatti (Fenena)
Albino Gaggi (Gran sacerdote de Baal)
Licinio Francardi (Abdallo)
Beatrice Preziosa (Anna)

Coro y Orquesta de la RAI de Turín
Fernando Previtali, 1951

Cd1
Cd2
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