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sábado, 30 de abril de 2011

Comparaciones: Pace, pace mio Dio. La solución.

La comparativa mensual llegó a su fin, y es hora de decir qué sopranos se escondían tras las cuatro interpretaciones del aria Pace, pace mio Dio, correspondiente al Acto IV de La Forza del Destino, de Verdi. Gracias a todos los que os habéis tomado el tiempo de escucharlas y de votar por vuestra favorita. Tenemos una clara ganadora - la Leonora número 2, seguida a gran distancia por las dos cantantes que han empatado en el segundo puesto. Nuestra cuarta candidata, en cambio, se fue con cinco votos y quedó en último lugar. Se trataba de Eleanor Steber. Puede encontrarse en uno de los recitales editados por Preiser, en el que se incluyen grabaciones de arias pertenecientes a Don Carlo, Carmen, Faust, La Traviata o Louise, por poner unos cuantos ejemplos.
Las Leonoras 1 y 3 empataron a seis votos. La número 1 era la hermosa Virginia Zeani. La soprano rumana permanece asociada, sin duda, al papel de Violetta, pero también dejó interpretaciones como ésta. Zeani no ha sido particularmente favorecida por las casas discográficas, y su legado en disco se basa fundamentalmente en directos y grabaciones "piratas". Aunque hay excepciones, como su Traviata y su Tosca grabadas en sellos poco conocidos. La casa Bongiovanni editó en su momento unos cuantos discos en los que se recogen grabaciones con la orquesta de la RAI. Por ejemplo, éste.
En cuanto a la número 3, se trataba de Zinka Milanov. Fue una Leonora recurrente. En el Met la cantó en numerosas ocasiones, entre 1943 y 1962. También la grabó en estudio bajo la batuta de Fernando Previtali y con Giuseppe di Stefano y Leonard Warren como Don Alvaro y Don Carlo di Vargas, respectivamente. En cuanto a los directos, podemos seguir la evolución desde los primeros años cincuenta. La interpretación que podíamos escuchar en la comparativa corresponde a otro de los recitales editados por Preiser. En esta ocasión estaba acompañada por la orquesta de la RCA dirigida por Renato Cellini. Al igual que Zeani, se llevó seis votos.
Así pues, apabullante victoria de Eileen Farrell, Leonora número 2. La grabación pertenece al disco Eileen Farrell sings Verdi. Estaba acompañada por Fausto Cleva y la Columbia Symphony Orchestra. También en el Met, como había hecho Milanov, cantó Farrell - que había debutado allí como Alceste en la ópera homónima de Gluck - varias Forzas. Esto fue lo que escribieron los críticos neoyorquinos después de su primera Forza allí, siempre según los imprescindibles archivos:
Eileen Farrell, as Leonora, brought down the house. She may not be much of an actress, and her figure in those funny boy's pants in the Church scene did nothing to add to the illusion-but how she can sing! Her "Me pellegrina" in the first act, and her second act prayer were more in sheer vocal grandeur, I am sure, than even Verdi ever bargained for. And her "Pace, pace, mio Dio," in the last act was like a brand new revelation of an old song.

The voice, one must admit has become a bit wiry when pushed to full power. But it still seems to have no limitations of expression and still glows with the glory of the rising sun when the challenge of sheer beauty demands.  
En cuanto a representaciones completas, disponemos de ésta editada por Standing Room Only, en la que la soprano de Connecticut está acompañada por Franco Corelli y Anselmo Colzani. Farrell se llevó catorce votos.

martes, 22 de marzo de 2011

Comparaciones: Pace, pace mio Dio


En su monumental drama Don Alvaro o la fuerza del sino, Don Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, no incluyó una escena que sea similar a la de la Leonora verdiana en el Acto IV de La Forza del Destino. No hay monólogo para la desventurada  eremita, a la que su hermano busca con tanto ahínco, en la creencia de que mejor estará muerta que deshonrada. Veinte veces lo habré dicho. La Forza del Destino es seguramente mi ópera favorita, aunque no la más escuchada. Pese a su irregularidad y pese a que más de uno y más de dos han detestado a personajes como Preziosilla o Melitone. Pese a un libreto que muchos tildan de disparate y que no es sino el leal reflejo de un drama romántico con todos los tópicos posibles. Como aquéllos de los que (cito de memoria) se burlaba Mesonero Romanos porque la acción dura tres siglos y transcurre en toda Europa.
Pace, pace mio Dio sigue siendo un aria favorita de las sopranos. Pocos recitales verdianos hay en los que no se incluya. En esta escena Leonora, pese a los años transcurridos desde su fallida escapada con Alvaro, sigue atormentada por el recuerdo de su amor por el indiano, que tan desastrosas consecuencias tuvo sobre los Vargas. Estas son las cuatro versiones:  

LEONORA
Pace, pace, mio Dio!
Cruda sventura
M'astringe, ahimè, a languir;
Come il di primo
Da tant'anni dura
Profondo il mio soffrir.
Pace, pace, mio Dio!
L'amai, gli è ver!
Ma di beltà e valore
Cotanto Iddio l'ornò.
Che l'amo ancor.
Nè togliermi dal core
L'immagin sua saprò.
Fatalità! Fatalità! Fatalità!
Un delitto disgiunti n'ha quaggiù!
Alvaro, io t'amo.
E su nel cielo è scritto:
Non ti vedrò mai più!
Oh Dio, Dio, fa ch'io muoia;
Che la calma può darmi morte sol.
Invan la pace qui sperò quest'alma
In preda a tanto duol.

(Va ad un sasso ove sono alcune
provvigioni deposte dal Padre Guardiano)

Misero pane, a prolungarmi vieni
La sconsolata vita... Ma chi giunge?
Chi profanare ardisce il sacro loco?
Maledizione! Maledizione! Maledizione!

(Torna rapidamente alla grotta, e vi si
rinchiude. Sì ode dentro la scena un
cozzare di spade)

LEONOR
¡Paz, paz, Dios mío!
La desgracia
me hace, ¡ay de mí!, languidecer;
después de tantos años,
mi sufrimiento
es tan profundo como el primer día.
¡Paz, paz, Dios mío!
¡Le amaba es cierto!
Y Dios le dotó
de tanta belleza y valor,
que aún le amo
y no puedo borrar su imagen
de mi corazón.
¡Fatalidad! ¡Fatalidad! ¡Fatalidad!
¡Un delito nos separa en la tierra!
Álvaro, te amo
y está escrito en el cielo:
¡no te volveré a ver!
Dios mío, haz que me muera;
sólo la muerte me devolverá la paz.
En vano esperó esta alma la paz
entregada a tamaño dolor

(Se acerca a una piedra en la que el Padre
guardián ha dejado unas provisiones)

Mísero pan que a prolongar vienes
mi desconsolada vida. Pero, ¿quién llega?
¿Quién profana este santo lugar?
¡Maldición! ¡Maldición! ¡Maldición!

(Entra rápidamente en la cueva
y cierra la puerta.
Se oye el chocar del acero)

martes, 10 de noviembre de 2009

Infelice, delusa, reietta

Porque es 10 de noviembre, y se cumple el aniversario del estreno en San Petersburgo de la que es, con todas sus irregularidades encima (y dos personajes fastidiosos como Preziosilla y Fra Melitone), mi ópera más querida, La Forza del Destino, celebremos el aniversario (¡no podía pasarlo por alto!) con Renata Tebaldi, que es "la" Leonora, con permiso de las demás que han afrontado el papel. Se trata del mítico vídeo del San Carlo de Nápoles, en el que Christoff y Molinari-Pradelli van, qué le vamos a hacer, en el lote. Afortunadamente en el pack entraba otro fenómeno, Franco Corelli. Aunque no vamos a verlo en estos vídeos...




vídeos de Onegin65


Por si acaso queréis continuar celebrando el aniversario a domicilio, aquí, en esta entrada (que la desaparición de Putfile dejó hecha un solar), tenéis unas cuantas maneras de hacerlo al final de la misma.

lunes, 4 de mayo de 2009

Concierto para Europa


Hay que ver qué bien me lo pasé con el Concierto para Europa el día 1. Pasar dos horas contemplando el San Carlo y escuchando a Muti dirigiendo la Filarmónica de Berlín (aunque servidora sera más de la de Viena) es algo que tengo que disfrutar a la fuerza. El concierto, retransmitido a medio mundo (pero no a Italia, como el propio Muti apuntó desde el escenario, aunque eso no lo vimos; me he enterado después), lo podemos ver casi en su integridad en Youtube. Por ejemplo, la obertura de La Forza del Destino que lo inició (gracias a Youtube, también, casi podemos hacer un recorrido cronológico por la interpretación de esta obertura verdiana a cargo de Muti, veámoslo aquí y aquí):

vídeo de brahms1111

El resto de vídeos podéis verlos en el canal de italianoperafan. La verdad es que la 2 se portó bastante bien, aunque nos pusiera la obligatoria (?) pausa publicitaria en mitad del concierto, sin que ello pareciera perjudicar al pequeño recorrido por Nápoles que hicieron las cámaras de la televisión alemana que nos servía las imágenes al resto del mundo. La bahía, el Vesubio al fondo, el Conservatorio, los mercados, los atascos. Todavía recuerdo el alarido de rabia que se me escapó cuando TVE nos escamoteó (Año Nuevo de 2006, dirigía Jansons) el documental sobre el aniversario mozartiano para ponernos anuncios de juguetes sin número (algunos repetidos)... Así que al menos en esta ocasión lo vimos todo entero... ¿O no? Para los que se lo perdieron, aclararé que no hubo bises, a pesar de las peticiones del público. En realidad, la conexión se cortó con puntualidad. Acabó de sonar la Novena Sinfonía de Schubert (u Octava según en qué países; por ejemplo, en Alemania) y un par de saludos después (de Muti, de algunos de los solistas de la orquesta, aparición de señora espontánea que se materializa junto al escenario con ramo de flores para el director, señora que habíamos visto un minuto antes agazapada en el borde de su butaca dispuesta a saltar al pasillo) aparecieron los títulos de crédito. Para los que se lo perdieron, también, añado la grabación en audio. Esto es lo que contiene:


Giuseppe Verdi

Ouvertüre zu La forza del destino

Giuseppe Martucci

La canzone dei ricordi für Mezzosopran und Orchester
solista Violeta Urmana

I. No, svaniti non sono i sogni.
II. Cantava l'ruscello la gaia canzone.
III. Fior di ginestra.
IV. Sul mar la navicella.
V. Un vago mormorio mi giunge.
VI. Al folto bosco, placida ombra.
VII. No, svaniti non sono i sogni.

Franz Schubert
Symphonie Nr. 8 C-Dur D 944 »Große C-Dur Symphoni



Riccardo Muti, Filarmónica de Berlín.
Aquí.

lunes, 10 de noviembre de 2008

La Innombrable (no, no me refiero a "esa" Innombrable)

Advertencia: Esta entrada recicla, esto es, copia (pero al ser autoplagio sólo denuncia vaguería) muchas cosas de este hilo de la Tertulia escrito allá por junio. El que aguante hasta el final de la entrada tiene premio. Aviso.
Hoy, 10 de noviembre, es el aniversario del estreno, allá por 1862 y en San Petersburgo, de la ópera "innombrable" de Verdi, La Forza del Destino. De esta ópera, mi favorita entre todas, podría decirse lo mismo que de su origen literario, la obra del Duque de Rivas Don Álvaro o la fuerza del sino: "Composición mixta, composición extraña, repito, en la que abundan las perfecciones, llena de trozos de hermosa poesía, no exenta de lunares, composición que sorprendió al auditorio, poco acostumbrado a espectáculos de semejante naturaleza". Irregular como ella sola, con bastante desconexión entre unas y otras escenas, y con dos de los personajes más odiosos e insoportables de todo el repertorio verdiano: Fra Melitone y Preziosilla (a veces odio más a uno que al otro, va por épocas). Y además con muy mal fario, el equivalente a lo que en teatro supone Macbeth de Shakespeare entre los anglosajones. Hay un hecho en especial que se relaciona con La Forza del Destino, que ya mucho antes de eso arrastraba una fama de ópera maldita, hasta tal punto que son muchos los cantantes, y gente relacionada con el mundo de la ópera en general, que jamás pronuncian su nombre ( o bien la llaman "Potere del fato" o se refieren a ella como "La vigesimocuarta ópera de Verdi" o "la obra escrita para San Petersburgo").
El hecho en concreto es la muerte en escena del barítono Leonard Warren a los 48 años, mientras cantaba en el Met La Forza del Destino, siendo sus compañeros de reparto Richard Tucker y Renata Tebaldi. Aunque la tradición quiere que se desplomara poco después de iniciar su recitativo previo al aria del Acto III Urna fatale (recitativo que comienza con las palabras Morir, tremenda cosa!) otras fuentes señalan que cantó el aria y se desplomó tras la frase posterior È salvo, o gioia!. Según informaron (con ligeras variantes, ya que ni siquiera se ponen de acuerdo en la edad de Warren) el Tribune y el Times, el barítono se desplomó y pidió auxilio, mientras alguien gritaba "Por amor de Dios, bajad el telón". Warren murió poco después y Bing salió a anunciar la mala noticia ante el horror del público de la sala, aún presente. Según el Times, Bing dijo: "Esta es una de las noches más tristes en la historia del Met. Les ruego que se pongan en pie en memoria de uno de nuestros artistas más brillantes, que ha muerto como estoy seguro que habría querido hacer; en mitad de una de sus más brillantes actuaciones. Estoy seguro de que estarán de acuerdo conmigo en que no podemos seguir adelante con la representación". Parte de los espectadores comenzaron a llorar, incrédulos. La muerte en escena de Warren vino a perpetuar el mito de la "maldición" de la Forza.

Como en Rigoletto, la maldición paterna cobra en La Forza del destino una importancia capital. El marqués de Calatrava maldice a su hija mientras muere, pero si leemos a Rivas, veremos que tanto Leonor como su amado están predestinados a la tragedia; Preciosilla lo anuncia en la primera escena del drama original; su madre le hizo "el horóscopo" a la joven cuando nació, y ella misma ha dicho la buenaventura a Don Álvaro, y sabe que el destino que le espera no es bueno. La maldición vuelve a ser evocada por el mismísimo Padre Guardiano cuando Leonora se refugia en la gruta cercana al convento, y es invocada por la heroína cuando Don Alvaro y Don Carlo irrumpen en el santuario batiéndose en duelo. Digamos que, finalmente, la maldición paterna alcanza a Leonora, que muere mientras que Don Alvaro (al que podemos considerar como el "gran gafe" de la ópera) sobrevive... en el final definitivo.
Muchos consideran que el primer afectado por la maldición de la Forza fue el propio libretista, Francesco Maria Piave. Habitual colaborador de Verdi, en los años posteriores al estreno ruso de La Forza, sufrió un ataque que le ocasionó una parálisis. La Forza sería su última colaboración con Verdi (que, recordemos, había tenido que sufrir antes del estreno la enfermedad de la soprano prevista, lo que lo atrasó por un año e hizo que tuviera que viajar dos veces a San Petersburgo); no pudo por tanto colaborar en la reforma del libreto para el estreno en la Scala.
La Forza es la más famosa, pero no la única de las óperas con mal fario. Está el caso de Les Contes de Hoffmann, de Offenbach, que murió antes de terminar la orquestación (con el considerable trajín entre versiones diferentes), y que era la ópera que se estaba representando en Viena cuando un incendio se desató en el escenario durante el acto de Giulietta en 1881... Numerosos espectadores murieron en el incendio del Ringtheater, y la ópera dejó de representarse durante muchos años en los países de ámbito alemán. Macbeth también arrastra mala fama el el Met desde que en 1988 un espectador se suicidó en uno de los entreactos arrojándose al patio de butacas desde un palco.

San Petersburgo contra la Scala, es decir, las dos Forzas.

Como quiera que Verdi retocó considerablemente partitura y libreto (gracias a Ghislanzoni) en la versión definitiva de la Scala, las dos Forzas (1862, versión de San Petersburgo y 1869, versión de Milán) difieren mucho. Comenzando desde la obertura. Ya el año pasado puse las dos oberturas por aquí, pero repetiré. Recurriendo a los dos mismos vídeos. Primero veremos la versión de San Petersburgo en San Petersburgo.

Vídeo de gtelloz
El Preludio comienza de manera muy similar a nuestra vieja conocida la Obertura de 1869. El amenazante acorde inicial (repetido a lo largo de la ópera en distintas variaciones) y el agitado tema que introducen las cuerdas y que se asocia con Leonora desde que el Marqués irrumpe en los aposentos en el Acto I y ya no la abandona, la cita del dúo Don Alvaro-Don Carlo del Acto IV, seguida por la de la plegaria de Leonora, "Deh, non m'abbandonar". Terminamos con la escena del suicidio de Don Alvaro; concretamente corresponde al momento en que éste increpa al Padre Guardián. "Busca, imbécil, al padre Rafael... Yo soy un enviado del Infierno, soy el Ángel Exterminador". (Extraído de Rivas). Afortunadamente para todos nosotros, durante sus retoques para el estreno de la obra en la Scala Verdi cambió muchas cosas, y convirtió ese preludio en algo notablemente mejor. Así que vamos a ver la versión de la Scala en la Scala. Con Muti, por supuesto.

Como se puede apreciar, preludio y obertura comienzan igual, pero luego transcurren por otros derroteros. Señalar la (aún mayor) obsesiva presencia de este agitado tema que podemos asociar al "destino de Leonora" (así lo llamo a falta de otro término), que aquí se "cuela" cuando se introduce la cita de Le minaccie.... Por lo demás, se incluyen citas al dúo Leonora-Padre Guardiano, concretamente a estos versos de Leonora:






Tua grazia, o Dio.
Sorride alla reggetta!
O, gaudio insolito!
Io son ribenedetta!
Già sento in me rinascere
A nuova vita il cor;
Plaudite, o cori angelici,
Mi perdonò il Signor.
Grazie, o Signor.


El Acto I de la Forza transcurre con considerable dinamismo; es difícil encontrarse con más hechos en menos tiempo. El padre intransigente pero amoroso a su modo (leyendo a Rivas y teniendo en cuenta los antecedentes la actitud del marqués se hace bastante comprensible, ya que Don Álvaro lleva dos meses en España y conoce desde hace algo menos a Leonora; amor a primera vista y propuesta de matrimonio inmediata, rechazada por el señor de Calatrava, como es lógico...), la enamorada vacilante por dejar su hogar, y las consecuencias fatales que esta vacilación lleva consigo.
El cambio principal del primer Acto se encuentra en el dúo Leonora-Don Alvaro, concretamente aquí:


Anco una volta il padre mio,
Povero padre, veder desio;
E tu contento, gli è ver, ne sei?
Sì, perché m'ami, nè opporti dei;
Anch'io, tu il sai, t'amo io tanto!
Ne son felice, oh cielo, quanto!



Para los impacientes, a partir del minuto 2:50 aproximadamente.
Duo I 1862
En la versión original de 1862, Leonora le da una entonación melancólica a estos versos para acabar con voz entrecortada aquí, de la misma manera que conocemos en la de la Scala:

Gonfio di gioia ho il cor! Restiamo...
Sì mio Alvaro, io t'amo, io t'amo!


Ese cambio de tan breve duración produce el efecto de "ralentizar" el dúo ligeramente.
Todo lo contrario a la Forza de 1869:
Dúo I 1869

Las frases de Leonora se hacen más entrecortadas y rápidas, digamos "jadeantes", atropellándose en la explicación. Diría (opinión personal) que expresan con mayor eficacia la vacilación de la heroína entre el amor que siente por Don Alvaro y el amor que siente por su padre y por su hogar. Vacilación que cuesta a la pareja el ser sorprendida por el marqués.

Aunque en la escena de la taberna (Acto II) han sido a lo largo del tiempo numerosos los tijeretazos o incluso la supresión de la escena misma (comprobemos lo que le hacen a Preziosilla y a su canción "guerrera": ésto es la versión de 1862, ésta la "cortada" de la grabación en estudio de Serafin en 1954 donde se cepillan lindamente una estrofa, para volver aquí a la canción completa)

Los mayores cambios se aprecian en el largo dúo entre Leonora y el Padre Guardiano de la segunda escena. Escuchamos primero la versión del dúo estrenada en San Petersburgo:
Leonora-Padre Guardiano 1862
Por si acaso, "acotemos" un poco más la grabación:
Leonora-Padre Guardiano 1869 (b)
Atención sobre todo después de la pregunta del Padre Guardiano E l'amante?, porque el dúo se convierte en algo completamente distinto a esto (escuchemos a Siepi y Tebaldi...), al menos por un buen rato:
Leonora-Padre Guardiano. Siepi, Tebaldi.

Hasta ahora hemos visto cambios más o menos llamativos, que no alteraban la trama básica de la ópera ni (si exceptuamos el caso Preludio-Obertura) se apartaban demasiado entre sí. El caso del Acto III es muy distinto. La primera escena, en la que Don Carlo y Don Alvaro se encuentran, entablan amistad y luchan juntos, transcurre sin demasiadas alteraciones. Otro tanto sucede en la segunda escena en la que Don Carlo descubre a quién le ha jurado amistad eterna. Es después de la escena de Don Carlo cuando las cosas cambian... radicalmente.

Veamos. En la versión de la Scala, podemos establecer un esquema de la acción del Acto III tal y como sigue:

1-Primera escena. Encuentro de Don Carlo y Don Alvaro.
2-Segunda escena.
3- Don Alvaro es herido. Don Carlo descubre la verdadera identidad de su compañero de armas.
(Ne gustare m'è dato...). Son separados por la patrulla. Don Alvaro huye y decide consagrarse a la religión.
4-Entrada de Preziosilla, soldados, Trabuco, Melitone... El Acto III termina con el "Rataplán".

Pues bien. Si en el Acto III de la Scala podemos decir que hay un equilibrio más o menos claro entre las escenas de "la nobleza" y las "populares", lo que vieron los espectadores de San Petersburgo no era así. En la versión estrenada en 1862, el esquema de la Tercera Escena sería el siguiente...

-Entrada de los soldados, vivanderas, etc, en general.
-Äparecen Preziosilla y sus compañeras vivanderas...
-Entrada de Trabuco
-Los campesinos se lamentan pidiendo pan.
-Sermón de Melitone, trifulca con los soldados e intervención de Preziosilla salvando al fraile de las iras de éstos.
-Rataplán
-Dúo Don Alvaro-Don Carlo
-Duelo de ambos. Don Alvaro hiere a su rival y lo da por muerto. Resuena de nuevo la llamada al combate. Don Alvaro se lanza a la lucha, resuelto a morir en ella, o a entrar en religión si sobrevive a la misma.

Como vemos, hay escenas que han cambiado de lugar, y otras que han sido suprimidas directamente en la versión de la Scala. Entre ellas, la supuesta muerte de Don Carlo. Recordemos que en Rivas, Leonora tenía dos hermanos, Don Carlos y Don Alfonso, y que el primero moría en Italia en el duelo con Don Álvaro. Al simplificar el argumento y reunir los dos personajes en uno, a la vez que intentando ser fiel al drama de Rivas, Piave recurrió a la "falsa muerte" del de Vargas. En el duelo del Acto IV de la versión de San Petersburgo, Don Carlo no canta "Invano Alvaro ti celasti al mondo", sino "Spento mi credi Alvaro". De ahí la sorpresa expresada por el supuesto "padre Rafael" cuando reconoce a su archienemigo, "Don Carlo! Voi, vivente!". Ghislanzoni no debió darse cuenta del detalle o no le dio importancia, ya que en la versión de 1869 nada nos hace imaginar que algo le haya sucedido al de Vargas después de que la patrulla lo separe. En la estrenada en San Petersburgo, la sorpresa de Don Alvaro era perfectamente lógica.


Vayamos ahora a los audios. En la versión de 1862, el coro inicia de este modo la tercera escena:

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Así entra la patrulla en la versión de la Scala:

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Veamos ahora la entrada de Preziosilla en San Petersburgo:

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Así entran Preziosilla y compañía en la versión de la Scala (como veréis, se reutiliza el coro del comienzo de la escena en la versión de 1862).:

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No voy a insistir con Trabuco y compañía. El equilibrio en la versión de San Petersburgo es inexistente. Toda la primera mitad de la escena está dedicada a los tipos populares (personajes secundarios que a la larga importan poco al público...), sin rastro de los protagonistas, a los que dejáramos después de "Urna fatale". Vamos ahora con el enfrentamiento entre los dos. Aquí vamos a empezar por el final, es decir por la versión de la Scala. Don Carlo intercambia unas cuantas frases irónicas antes de revelar su secreto y retar a Don Alvaro; luego ya sabemos que el duelo es interrumpido y no se reinicia (como el de Vargas precisa en el Acto IV) hasta cinco años más tarde; el dúo termina con la desesperada invocación de Alvaro en busca de la paz del convento:

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Ahora veamos qué pudieron escuchar los espectadores en San Petersburgo; la esencia del duo es más o menos la misma, pero eso es todo... Naturalmente aquí no hay invocación que valga:
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Verdi introduce ahora un agitado pasaje orquestal mientras Don Alvaro y Don Carlo cruzan sus espadas. Cuando el de Vargas cae herido, Don Alvaro se maldice y luego invoca la piedad divina; el acto III termina con nuestro indiano lanzándose a la batalla a la desesperada, como poseído por el espíritu de Manrico:
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Ya se dijo en su momento que Verdi no estaba satisfecho con el final de su ópera en la versión de 1862. Así que para "librarse de tantos muertos" en el Acto IV el compositor cambió radicalmente el final de la ópera, ahorrándose el suicidio de Don Alvaro (con lo cual sólo se ahorró un muerto...). Como en casos anteriores, la primera mitad del acto sigue más o menos los mismos caminos que en la versión de la Scala. Luego, las cosas cambian. Empezamos con Melitone, los pesaos de los mendigos que no paran de buscar al Padre Rafael y la reprimenda que el Padre Guardiano le echa a su hermano más díscolo. Y entonces llega Don Carlo, que pregunta también por el Padre Rafael y mantiene un breve diálogo con Melitone, que va de inmediato a buscar al aludido... Veamos cómo lo hace en San Petersburgo:

Click

Ahora repasemos la versión de la Scala. Ghislanzoni en la revisión del libreto suprime toda alusión a la "falsa muerte" de Don Carlo de la que se habló ayer y que en el original solucionaba la papeleta de dejar a Leonora sólo con uno de sus dos hermanos:

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Comienza el dúo. La transcripción de los versos de Rivas al libreto es una vez más casi exacta
.

Los insultos y amenazas 2020
que vuestros labios pronuncian
no tienen para conmigo
poder ni fuerza ninguna.
Antes, como caballero,
supe vengar las injurias; 2025
hoy, humilde religioso,
darles perdón y disculpa.
Pues veis cuál es ya mi estado,
y, si sois sagaz, la lucha
que conmigo estoy sufriendo, 2030
templad vuestra saña injusta.
Respetad este vestido,
compadeced mis angustias,
y perdonad generoso
ofensas que están en duda. 2035
(Con gran conmoción.)

¡Sí, hermano, hermano!


DON ALFONSO ¿Qué nombre
osáis pronunciar?


DON ÁLVARO ¡Ah!...


DON ALFONSO Una
sola hermana me dejasteis
perdida y sin honra... ¡Oh furia!


DON ÁLVARO ¡Mi Leonor! ¡Ah! No sin honra: 2040
un religioso os lo jura.
(En deliro.)

Leonor..., ¡ay!, la que absorbía
toda mi existencia junta;
la que en mi pecho, por siempre...
Por siempre, sí, sí... que aún dura... 2045
una pasión... Y qué, ¿vive?
¿Sabéis vos noticias suyas?...
Decid que me ama, y matadme.


Y ahora, el libreto:

Le minaccie, i fieri accenti,
Portin seco in preda i venti;
Perdonatemi, pietà,
O fratel, pietà, pietà!
A che offendere cotanto
Chi fu solo sventurato?
Deh, chiniam la fronte al fato,
O fratel, pietà, pietà!

CARLO
Tu contamini tal nome.
Una suora mi lasciasti
Che tradita abbandonasti
All'infamia, al disonor.

ALVARO
No, non fu disonorata,
Ve lo giura un sacerdote!
Sulla terra l'ho adorata
Come in cielo amar si puote.
L'amo ancora, e s'ella m'ama
Più non brama questo cor


No hay cambios demasiado significativos en el dúo Don Carlo-Don Alvaro, ni tampoco en la escena de Leonora, Pace, pace mio Dio, que (recordemos) no tiene equivalente alguno en Rivas . Otra cosa que no aparece en Verdi y sí en Rivas es un breve diálogo entre Don Álvaro y Melitón, justamente entre el enfrentamiento verbal y el duelo. Don Álvaro le ordena al fraile que abra la puerta y sale acompañado por Don Alfonso. Cuando Melitón le pregunta si va a Hornachuelos, Don Álvaro le responde "¡Voy al Infierno!". Después de desearle (murmurando para sí) buen viaje, Melitón (que sigue con la mirada a los dos personajes) toca las campanas para alertar a los demás del duelo.

Veamos ahora qué pasa tras el duelo en la versión de 1862. Don Carlo (tras breve pasaje orquestal) cae herido y pide confesión; Don Alvaro no puede dársela y pide auxilio al penitente, es decir, a Leonora. Todavía tenemos tiempo de que los amantes se reconozcan y expresen su alegría; pero pronto Don Carlo llama la atención de su hermana. Ella corre a socorrerlo y es herida; con su último aliento se despide de Don Alvaro y perdona a su hermano:
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En la versión de la Scala, la acción es una vez más mucho más expeditiva y menos convencional en cuanto a las formas; ni dúo, ni trío, ni nada similar. Don Alvaro y Leonora apenas tienen tiempo de intercambiar unas frases cuando el primero le dice que ha herido de muerte a su hermano. Ya sabemos el resto, con la diferencia de que aquí todo sucede fuera de escena:

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Y ahora, el final. Tras la muerte de Leonora, en la versión de San Petersburgo, oímos a los monjes aproximándose mientras entonan un amenazador Miserere. Descubren los cadáveres de Leonora y su hermano; a cierta distancia, Don Álvaro, a punto de arrojarse al vacío, grita enloquecido que es un enviado del infierno, mientras volvemos a escuchar el agitado tema con el que se cerraba el preludio. La escena termina con los monjes entonando el Miserere:

Click

El final de 1869. Don Alvaro maldice su destino mientras Leonora aparece sostenida por el Padre Guardiano, que con la joven insta al Indiano a que se someta a la voluntad del Cielo. El final se vuelve así considerablemente más plácido...

Click



¿Todavía aquí? Bien, como había prometido, hay premio. O premios.

VERDI
La Forza del Destino

Renata Tebaldi (Leonora)
Franco Corelli (Alvaro)
Ettore Bastianini (Carlo)
Oralia Dominguez (Preziosilla)
Boris Christoff (Guardiano)
Renato Capecchi (Melitone)
Mariano Caruso (Trabuco)
Giovanni Amodeo (Calatrava
Anna di Stasio (Curra)
Enrico Campi (Alcade)
Gianni Bardi (Chirurgo)

Coro del Teatro di San Carlo di Napoli
Orchestra del Teatro di San Carlo di Napoli
Francesco Molinari-Pradelli
1958

Disco 1 Disco 2 Disco 3


VERDI
La Forza del Destino

Marchese di Calatrava Giovanni Foiani
Donna Leonora Montserrat Caballè
Don Carlo di Vargas Piero Cappuccilli
Don Alvaro Josè Carreras
Preziosilla Maria Luisa Nave
Padre Guardiano Nicolai Ghiaurov
Fra Melitone Sesto Bruscantini
Curra Mila Zanlari
Un Alcade Giuseppe Morresi
Mastro Trabuco Piero de Palma
Un Chirurgo Carlo Meliciani
Un Rivendugliolo Franco Ricciardi

Orch. e coro Teatro alla Scala
Giuseppe Patanè
1978

Disco 1 Disco 2 Disco 3


De propina

VERDI
La Forza del Destino

Marchese Manfred Jungwirth
Leonora Gilda Cruz Romo
Don Alvaro Franco Bonisolli
Don Carlo Kostas Paskalis
Padre Guardiano Cesare Siepi
Preziosilla Joy Davidson
Fra Melitone Sesto Bruscantini
Curra Axell Gal
Alcalde Harald Pröglhoff
Trabuco Kurt Equiluz
Doctor Georg Tichy

Wiener Staatsopernchor
Wiener Philharmoniker

Riccardo Muti, 1974

Disco 1, Disco 2, Disco 3




martes, 1 de julio de 2008

Con mucha Forza.

Hombre, mira por dónde, vamos a comenzar el mes con mi obertura favorita. De mi ópera verdiana favorita (podríamos dejarlo en favorita a secas), o más bien, fetiche. Pertenece a un usuario de Youtube, Rossinicrescendo, que me trae loca (de alegría, se entiende) con sus vídeos de los años 80, con Karajan, Maazel y Muti. Como es el caso. Riccardo Muti en el 81, con la Orquesta de Philadelphia. Qué bien parecen estar pasándolo tocando la obertura de marras, y qué ganas tengo de matar a un miembro del público por aplaudir en medio de la faena...


sábado, 10 de noviembre de 2007

Y para terminar...

Leonora callasiana. Por qué no...

Alvaros

Mi Alvaro favorito no es otro que Richard Tucker. Así que a disfrutar con él y con Robert Merrill en Solenne in quest'ora:

Y de nuevo en uno de los vídeos más enlazados por una servidora en tooodos sitios. Mas, merece la pena, ¿o no? Le minaccie, i fieri accenti:

Placi como Alvaro con Vladimir Chernov (a mí que me registren que no me suena, lo confieso) en el mismo Invano Alvaro en el Met con, evidentemente, James Levine dirigiendo.

José Carreras:

Más de la Forza (Leonoras varias)

La Vergine degli angeli, con Ezio Pinza y Rosa Ponselle:

Pace, pace mio Dio también con Ponselle:

Leontyne Price:

Montserrat Caballé:


La Forza del Destino



El 10 de noviembre de 1862 se estrenaba en San Petersburgo La Forza del Destino de Giuseppe Verdi, ópera en cuatro actos con libreto de Francesco Maria Piave basada en el drama del Duque de Rivas Don Álvaro o la fuerza del sino (aunque la escena del sermón de Fra Melitone en el campo de batalla se basa en Schiller). Posteriormente se realizaría una revisión de partitura y libreto (esta última a cargo de Ghislanzoni), siendo estrenada la versión definitiva en la Scala de Milán el 27 de febrero de 1869. Curioso es constatar que un año después del estreno ruso se producía el estreno madrileño, en presencia del mismo autor del drama original.
No sé por qué caminos oscuros La Forza del Destino se ha convertido en una obsesión para una servidora, cuyo primer Verdi favorito había sido desde siempre La Traviata. No obstante, lenta e inexorable, la Forza ha ganado su plaza, desplazándola en mis preferencias.
En 1861, Italia era por fin un país unido. Verdi había accedido a regañadientes, y sólo por insistencia de Cavour, a ocupar un puesto en el Parlamento, que abandonaría a la muerte del gran impulsor del Risorgimento. Ese mismo año, comenzó a componer un encargo para el lejano Teatro Imperial de San Petersburgo, La Forza del Destino, basada en un drama español que conocía cierto éxito. La intención primigenia, había sido elegir el Ruy Blas de Victor Hugo, pero la censura lo hizo imposible. El estreno de la ópera debía tener lugar al principio de la temporada de invierno del año siguiente. Verdi tuvo que soslayar numerosas dificultades a la hora del estreno. Enfermedades de los cantantes, entre otras cosas. Un estreno que no cosechó el éxito esperado, acaso por el final sumamente sombrío que, todo hay que decirlo, corresponde fielmente al del Duque de Rivas: tras la muerte de Leonora a manos de su hermano (quedando así restaurado el honor de los Vargas), Alvaro se suicidaba desesperado. En la revisión de la Forza, que ha quedado como definitiva, Leonora agonizante exhorta a Alvaro a resignarse ante la voluntad divina.
Existe una extraña "maldición" que pesa sobre La Forza del Destino. Como Macbeth en el teatro británico, su nombre es tabú entre muchos cantantes de ópera. El hecho luctuoso más recordado acaecido durante una representación de La Forza es la muerte del barítono Leonard Warren mientras interpretaba a Don Carlo de Vargas en el Met en 1860. Se desplomó después de la frase È salvo! O gioia!, poco después de cantar su aria Morir! Tremenda cosa... Urna fatale,siendo sus compañeros de reparto Renata Tebaldi y Richard Tucker. Rudolf Bing anunció su muerte minutos más tarde al horrorizado público del teatro neoyorkino. No obstante, la "maldición" ya existía mucho antes de la trágica muerte de Warren.
Para que os hagáis una idea de la diferencia entre las dos Forzas, he aquí la obertura que escucharon en San Petersburgo. Dirige Gergiev (en el mismo San Petersburgo), que se ha preocupado bastante de "resucitar" la versión original. Por cierto que existe grabación en cd y dvd del experimento, por lo demás muy interesante.

Y esto, lo que escucharon en Milán una vez corregida, aumentada y -en mi opinión- mejorada. Vamos, la obertura de la Forza de toda la vida, con Riccardo Muti en la Scala.

Luego, si se puede, seguiremos celebrando el cumpleaños de esta ópera... Eso sí, si sois de la forzadestinera cofradía, recordad que ya hay por aquí una selección con Leonora de Vargas en carne mortal.

Di Stefano canta Don Alvaro

Porque es 10 de noviembre y la Forza cumple años... empezamos el día así.

sábado, 6 de octubre de 2007

Mitos irrenunciables: Renata Tebaldi

Habéis leído bien. Renata Tebaldi. Cuando empecé a interesarme por la música clásica en general y la ópera en particular (culpa de Ella, como suelo llamar a la Callas) me llamó la atención que la pasión por un cantante, un compositor, un director, en fin, ya sabéis por donde voy, implicase en muchos casos manifestar odio irredento hacia su antagonista oficial. Aunque no fuera verdad, "quedaba muy propio". Uno de los casos paradigmáticos de esta "toma de posición" es la eterna lucha Callas-Tebaldi. O más bien entre los partidarios de ambas, hasta extremos ridículos como negar toda técnica a la grecoamericana o toda capacidad para emocionar a la italiana. En fin. Nunca entenderé cómo pudiendo disfrutar de ambas, existía ese empeño en compararlas con lo diferentes que son, ese quedarse con la mitad de algo cuando puedes disfrutar de todo... Siendo una forzadestinera obsesiva, perdónese el palabro, ¿cómo no amar a Leonora? Entendedme bien. No quiero decir que circunscriba a la gran, gran Renata a Leonora di Vargas, sino que nadie, ni siquiera Ella, ha sabido ser Leonora como Tebaldi. Tuvo Renata ilustres predecesoras y sucesoras que se encargaron del papel, pero la identificación con ella que se ha formado en mi mente es indisoluble (como también lo es de Desdémona, la Wally, etc). Y para muestra, varios botones extraídos del cofre del tesoro de Oneguin. Todos pertenecientes a la representación napolitana de 1958. Quien tuviera una máquina del tiempo...


Me pellegrina ed orfana




Con otro de mis mitos irrenunciables, Franco Corelli




Aquí en el Son giunta... Madre, pietosa vergine



En La Vergine degli Angeli, con Boris Christoff...



En Pace, pace mio Dio



La escena final con Christoff, Corelli y Tebaldi.






Y para qué va a explicaros servidora cosas de Leonora di Vargas cuando ya lo hizo ella en persona... Os dejo con la señora Tebaldi. Aunque lo de Señora habría que decirlo con mayúscula.
Mil gracias a Oneguin por compartir con nosotros todos estos vídeos.


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