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lunes, 3 de noviembre de 2008

Bellini

No, no voy a seguir con el tema de la famosa y flamante Sonnambula publicada por Decca. Un día como hoy nacía Vincenzo Bellini. Los aficionados a la música siempre tendemos a los "y si...". ¿Y si Bellini hubiese vivido más tiempo? ¿Tal vez un Verdi joven lo habría tenido difícil ante un Bellini maduro? Si tópica es la pregunta, aún lo es más la respuesta: nunca lo sabremos.
Como suele ser habitual con los genios muertos jóvenes, a Bellini (nacido en Catania, Sicilia, en 1801) se le atribuyen una serie de prodigios en su niñez, entre ellos el de cantar arias de Fioravanti con dieciocho meses, lo que superaría seguramente cualquier récord ostentado por compositor anterior y posterior; el resto es más normal: comienzo del estudio de la teoría musical a los dos años (su padre y su abuelo fueron sus primeros maestros), piano a los tres, tocándolo con soltura a los cinco, compositor a los seis. Impresiona, ¿verdad? Naturalmente todo fue in crescendo a partir de ahí. Gracias a una beca, Vincenzo pudo, en 1819, salir de su Catania natal y estudiar en el Conservatorio de Nápoles (nota: una de las leyendas que corren sobre Bellini es que su fantasma aún ronda por allí; la otra es que a menudo se le aparecía el espectro de su antigua prometida, que se alzaba de entre los muertos para "reclamarlo"...), con Zingarelli, entre otros, como maestro. En el conservatorio compuso su primera ópera (un trabajo de "fin de curso" para graduarse en composición), una obra semiseria llamada Adelson e Salvini (1825), representada en el propio Conservatorio. Su siguiente ópera, Bianca e Gernando (1826. Su título original era Bianca e Fernando, pero hubo que cambiarlo porque el protagonista de la ópera compartía nombre con el Rey de las Dos Sicilias...) , obtuvo cierto éxito en el San Carlo, lo que le abrió las puertas de la Scala. El empresario que lo había contratado, Domenico Barbaja, tuvo que trabajar duramente para convencer a sus socios de que un compositor recién salido del Conservatorio y virtualmente desconocido merecía debutar en el templo milanés. Fue entonces cuando Bellini quedó emparejado con el libretista Felice Romani, que creyó de inmediato en el joven y había ofrecido quedarse sin su estipendio si la ópera no era un éxito. No hizo falta, porque el público acogió bien Il Pirata (1827), que contó en su estreno con un reparto que encabezó Rubini. El éxito de Il Pirata se repitió con La Straniera, también estrenada en la Scala. La crítica lo erigió en el único rival posible para Rossini. Sin embargo, otros estrenos posteriores no tendrían tanto éxito: fue un fracaso Zaira (1829), y es conocido el fiasco (fiasco, fiaschissimo, según el propio Bellini) de la que es considerada por muchos su obra maestra, Norma. Tanto esta última como La Sonnambula fueron escritas para la Scala y estrenadas en 1831, mientras que escribiría para Venecia I Capuleti e i Montecchi (estrenada en 1830) y Beatrice di Tenda (1833), que tampoco alcanzó gran éxito y que fue una obra bastante olvidada durante toda la primera mitad del siglo XX. Para el Theatre des Italiens de París Bellini compuso I Puritani, con libreto de Pepoli, estrenada el 24 de enero de 1835. Formaban el reparto Rubini, Tamburini, Grisi y Lablache. Un éxito, el último. En septiembre de aquel mismo año, Bellini sucumbía, con 34 años, a una infección intestinal. Fue enterrado en el cementerio parisino de Pére-Lachaise, cerca de las tumbas de Chopin y Cherubini. En 1876, sus restos fueron repatriados, y hoy su tumba se encuentra en la Catedral de Catania, "donde yacen olvidados los huesos de tantos reyes".

Para celebrar el cumpleaños de Bellini, una grabación que ya ha sido ofrecida por aquí, y que de nuevo "sube" a los altares. Grabación 100 % libre de pretensiones historicistas que, sin embargo, es histórica.

VINCENZO BELLINI
NORMA

Maria Callas-------------------Norma
Mario del Monaco------------- Pollione
Giulietta Simionato------------Adalgisa
Nicola Zaccaria----------------Oroveso

Coro y Orquesta del Teatro de la Scala de Milán
Antonino Votto, 1955
Grabación en vivo.

Por aquí.



lunes, 4 de agosto de 2008

O terra, addio

Hoy empezamos el día con Gabriella Tucci, que nació un día como hoy de 1929. La vemos junto a Mario del Monaco en la escena final de Aida.

Vídeo de Onegin65

domingo, 27 de julio de 2008

Mitos irrenunciables: Mario del Monaco.

Con poco tiempo hoy para escribir, me gustaría sin embargo recordar a la vez el nacimiento, tal día como hoy, de Mario del Monaco, y a la vez al tenor, que fue uno de mis primeros "conocidos" (figuradamente hablando, por supuesto), en esto de la ópera, ya que el núcleo primigenio de mi colección se compone de grabaciones piratas (esto es, editadas por sellos como Opera d'Oro a los que nunca agradeceré lo suficiente el que, cuando era alguien con muy pocos posibles, pudiera disfrutar de grabaciones históricas a un precio no excesivo). Todos los "peros" técnicos del mundo se pueden achacar a Del Monaco. De acuerdo. Lo admito. Pero las cuestiones sentimentales son cuestiones sentimentales, al fin y al cabo. Y esto de los "mitos irrenunciables" trata mucho de fascinación irreflexiva. No me voy a extender en cuestiones de las que nada sé, ni en la biografía del tenor. Simplemente organicemos un pequeño "concierto" para celebrar el aniversario de su nacimiento. Pues, aunque resida en el otro barrio, los inmortales como él siguen cumpliendo años. Siempre.









miércoles, 26 de diciembre de 2007

Norma

Vincenzo Bellini tuvo una vida breve pues se fué de este mundo con treinta y cuatro añitos, pero le dio tiempo de dejar tras de sí óperas de inmenso peso en el repertorio. Norma es la más conocida de todas ellas y a la vez una de las que han ejercido mayor fascinación, pese a que encontrar una intérprete a la altura de las circunstancias no es nada fácil, y pocas son las llamadas a destacarse como sacerdotisas de Irminsul. En el siglo XX, pocos nombres: Callas-Caballé-Sutherland, a las que se podría añadir la Gencer, y el resto a años luz.
El estreno de Norma se produjo el 26 de diciembre de 1831 en la Scala de Milán. Su libreto, obra de Felice Romani, se basaba en una tragedia de éxito representada en abril de aquel mismo año en el Odeon de París, Norma ou l'infanticide, de Alexandre Soumet (1788-1845), autor hoy día olvidado pero que sin embargo no era ajeno al mundo operístico, pues fue, junto con Luigi Balocchi, libretista del Asedio de Corinto de Rossini. El éxito de Norma ou l'infanticide se debió en gran parte a la interpretación de la actriz protagonista, Mademoiselle George, diva del mundo teatral del París de principios del siglo XIX (y, pequeño cotilleo, amante durante el Consulado de Napoleón que según ella "la dejó para hacerse emperador"), dividido entre ella y su rival Mademoiselle Duchesnois. Partidarios de una y de otra podían llegar a las manos en ocasiones (o a arrojarse las butacas del teatro de turno a la cabeza). Norma, la primera Norma, la de Soumet, guardaba sospechosas similitudes con Medea, y su versión operística además guardaría similitudes con La Vestale de Spontini.
El drama de Soumet situaba la acción durante la era cristiana, lo que resulta un tanto extraño entre tantos druidas, soldados romanos y la niñera cristiana de turno (sí, Clotilde) que intenta convertir a los hijos de Norma (Clodomir y Agénor), que serán asesinados por la madre, enloquecida por el abandono de su amante y deseosa de evitarles la posibilidad de ser esclavos en Roma. Finalmente Norma se arrojará por un precipicio ante el horror de Pollione y los druidas. El drama terminaba con la maldición del procónsul por parte del padre de la sacerdotisa: "Vivirás para ser torturado por su locura. Sus sufrimientos han terminado y los tuyos comienzan".
Afortunadamente Romani trasladó el drama de Norma a la era precristiana y lo concentró en los avatares sentimentales de los protagonistas: la celosa sacerdotisa atormentada por su culpa, eternamente fingiendo lo que no es, la joven e inocente novicia Adalgisa, y el perfecto desfacedor de doncellas y supuesto héroe (a ver dónde está su heroicidad), el procónsul Pollione. Oroveso (Segeste en el drama de Soumet) y Clotilde tienen mucho menos relieve, así como los hijos de Norma. Las invectivas de Pollione contra el dios Irminsul (un inciso: el irminsul no es un dios, sino un pilar o árbol que conecta el Cielo y la Tierra) parecen corresponder más al espíritu del drama original que a un verdadero romano (sabido es que los romanos no solían tener problemas con las religiones de los pueblos que conquistaban y que más de una vez las adoptaron con entusiasmo).
Norma fue un fracaso en su estreno, a pesar de los nombres del reparto, hoy asociados con la mitología de la ópera: Giuditta Pasta (Norma), Giulia Grisi (Adalgisa; más tarde sería también Norma)... Bellini quedó estupefacto; evidentemente no lo esperaba tras los triunfos de Il Pirata o La Sonnambula. Fiasco, fiaschissimo!, fueron exactamente las palabras del autor. No obstante, en las siguientes funciones las cosas mejoraron. Gaetano Donizetti, el por así decirlo rival de Bellini, asistente a una de las funciones, dejó escrita su opinión al respecto de Norma: "El único evento musical de gran importancia fue la representación de Norma, del joven Vincenzo Bellini. Estoy encantado por el gran éxito con el que esta ópera ha tenido en la Scala después del 26 de este mes... Esto es más significativo cuanto Norma fue recibida fríamente -podría decirse incluso que con cierta hostilidad- por una parte del público en la noche del estreno. Por el contrario, cuatro días después, una inmensa multitud llena las galerías y la platea aplaudiendo cada número con entusiasmo". En total fueron 34 representaciones, que se saldaron con un éxito que no se hubiera esperado viendo el fiasco de la primera noche, que aterraba a alguno de los miembros del reparto (la primera, la Pasta, que habría querido abandonar ante el fracaso).
Como ya se ha dicho antes, las grandes Normas nunca han sido muy frecuentes. A principios del siglo XX, el papel era defendido por cantantes como Zinka Milanov, Gina Cigna y Rosa Ponselle, aunque desde luego la manera que tenían estas de afrontar el papel no era la de Bellini. Maria Callas, como en tantas otras ocasiones, fue la pionera en darle a Norma su verdadera dimensión, ayudando a la recuperación del canto belliniano, senda en la que abundaríansus sucesoras Sutherland y Caballé, cada una de las cuales adaptó el papel a su visión particular y a sus características vocales. Fue el papel que más veces representó la Callas, en 92 ocasiones, desde Florencia, 1948, con Mirto Picchi, Fedora Barbieri y Cesare Siepi bajo la batuta de Tullio Serafin hasta su última función parisina de 1965, en la que compartió escenario con Cossotto (a la que cierta leyenda atribuye una actitud desagradable e insolidaria hacia Callas, imposible de verificar como toda leyenda), Cecchele e Ivo Vinco, dirigidos por Georges Prêtre, pasando por el famoso "escándalo" de las funciones de Roma de 1958, y por dos grabaciones en estudio, en 1954 y en 1960. Entre todas estas funciones de Norma destaca la de la Scala en 1955, con Antonino Votto, que la encuentra en plenitud, acompañada de Mario del Monaco y Giulietta Simionato, que podéis considerar como uno de los regalos de Navidad que, dejando aparte la norma autoimpuesta de no poner enlaces por aquí (ah, el temor a la Innombrable), podéis encontrar aquí debajo. Que la disfrutéis.

VINCENZO BELLINI
NORMA

Maria Callas-------------------Norma
Mario del Monaco------------- Pollione
Giulietta Simionato------------Adalgisa
Nicola Zaccaria----------------Oroveso

Coro y Orquesta del Teatro de la Scala de Milán
Antonino Votto, 1955
Grabación en vivo.

Aquí

martes, 16 de octubre de 2007

Niun mi tema...


Cantado por Mario del Monaco, del que hoy se cumple el 25 aniversario de su muerte. La Scala, año 1954. Dirige Votto. Gracias a Tristán por haberme pasado esta maravillosa grabación en la que también está la Desdémona de Tebaldi y el Jago de Leonard Warren. En aquellos tiempos, como en los mitológicos, había gigantes.
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