Un día como hoy de 1803 nacía Louis-Hector Berlioz; era hijo de un médico de una pequeña ciudad, La Côte-Saint-André, Louis Berlioz, y de la hija de un abogado, Joséphine Marmion. Ni parecía destinado a ser músico ni fue un niño prodigio en ese aspecto. En sus Memorias cuenta que su primer impacto musical se produjo a los quince años al escuchar "un coro de voces virginales entonando un himno a la Eucaristía me llenó de una turbación a la vez mística y apasionada, que no sabía de qué manera ocultar a la atención de los asistentes". No obstante, no se decidió a consagrar su vida a la música hasta que no estuvo en París, veinteañero él, supuestamente para estudiar la carrera de medicina. La culpa la tuvo una representación de la Ifigenia en Tauride de Gluck a la que asistió extasiado. Huelga decir que los padres de Berlioz no se lo tomaron muy bien, aunque un oratorio compuesto por Hector, Le Passage de la Mer Rouge, le abriera las puertas del Conservatorio, concretamente de las clases de armonía de Jean-François Lesueur. En 1825 estrenó su Misa solemne, que no llamó entonces la atención; dos años después se enamoró perdidamente de Harriet Smithson, una actriz irlandesa, después de verla actuar en los dramas de Shakespeare. Ella al principio se asustó bastante y decidió poner tierra de por medio. Sin embargo, cosas que pasan, en 1833 la Smithson acabaría siendo su primera esposa y madre de su hijo Louis. Se separarían en 1844. La pasión no correspondida en un principio por Harriet Smithson será uno de los motores de la creación de la Sinfonía Fantástica, que fue compuesta, según su autor, "con muchas dificultades en algunas partes, con una increíble facilidad en otras". Para su estreno, Berlioz pidió al Teatro de las Novedades una orquesta de 130 músicos, algunos con instrumentos novedosos (de ahí las caricaturas que muestran a Berlioz en una orquesta multitudinaria con cañones incluídos, supongo...). Nota: al final el previsto estreno en el Variedades no tuvo lugar y la Sinfonía Fantástica se estrenaría en el Conservatorio de París el 5 de diciembre de 1830, acompañada de otras obras de Berlioz como la obertura de su ópera inacabada Les Francs-Juges y la cantata Sardanápalo. Una ejecución que el propio autor describe como "no fue, desde luego, irreprochable, pero con sólo dos ensayos resulta imposible alcanzar la perfección en obras tan complicadas". Al estreno asistió un entusiasta (y muy jovencito) Franz Listz, que se convertiría en amigo y "aliado" de BerliozAñadamos un pequeño cotilleo; lejos de estar inconsolable por la reacción de Harriet Smithson ante su pasión, Berlioz estaba implicado en una relación amorosa con la pianista Camille Moke, relación que atajaría la madre de la joven, que la casó con Camille Pleyel, el de los pianos. Esto sucedió mientras Berlioz estaba en Roma, de donde volvió a toda prisa; durante una parada en Niza, compuso Lélio y la obertura del Rey Lear. Acaso calmado por el nacimiento de sus dos nuevas obras, reemprendió el camino a Roma. en 1832, de nuevo en París, presentó de manera conjunta la Sinfonía Fantástica y Lélio, concierto en el que se dieron cita Víctor Hugo, Dumas, Chopin, Paganini, Heine, George Sand, Gautier... El mundo artístico de París lo acogía como uno de los suyos, pero Berlioz tenía además que ganarse el sustento, de modo que se incorporó al Journal des Debats como crítico musical; además, se ganaba el sustento también con sus composiciones. Y alternaba fracasos absolutos (su ópera Benvenuto Cellini) con éxitos que le sorprendían (Romeo y Julieta). En fracaso también terminó su matrimonio con Harriet Smithson, aquejada de transtornos mentales y que pasó los últimos años de su vida separada del compositor. Él volvería a casarse el mismo año de la muerte de Harriet, con la cantante Marie Recio.
En la vida de Berlioz entonces se sucedieron los viajes que lo llevaban lejos de Francia donde, dicho sea de paso, no terminaba de ser apreciado; el fracaso de La Damnation de Faust fue además una considerable merma a su economía. En el exterior, por lo demás, la suerte era variada: a un éxito en Weimar con una Semana Berlioz organizada por Listz, sucedía un fracaso en Londres con Benvenuto Cellini, retirad después de su primera representación. Los últimos años son bastante tristes. Les Troyens, su gran proyecto operístico, sólo es estrenado parcialmente con acogida más bien fría, Beatriz y Benedicto tuvo que ser estrenada en Baden. En la vida familiar, todo tomó un sesgo trágico; tanto su segunda esposa como su hijo Louis, murieron prematuramente. Después de una gira por Rusia, volvió a París completamente agotado en febrero de 1868, muriendo poco más de un año después, el 8 de marzo de 1869. Fue enterrado en Montmartre, junto a sus dos esposas.
Y para terminar, la Lacrymosa del Réquiem de Berlioz, con Colin Davis en los Proms del año 2000.
En la vida de Berlioz entonces se sucedieron los viajes que lo llevaban lejos de Francia donde, dicho sea de paso, no terminaba de ser apreciado; el fracaso de La Damnation de Faust fue además una considerable merma a su economía. En el exterior, por lo demás, la suerte era variada: a un éxito en Weimar con una Semana Berlioz organizada por Listz, sucedía un fracaso en Londres con Benvenuto Cellini, retirad después de su primera representación. Los últimos años son bastante tristes. Les Troyens, su gran proyecto operístico, sólo es estrenado parcialmente con acogida más bien fría, Beatriz y Benedicto tuvo que ser estrenada en Baden. En la vida familiar, todo tomó un sesgo trágico; tanto su segunda esposa como su hijo Louis, murieron prematuramente. Después de una gira por Rusia, volvió a París completamente agotado en febrero de 1868, muriendo poco más de un año después, el 8 de marzo de 1869. Fue enterrado en Montmartre, junto a sus dos esposas.
Y para terminar, la Lacrymosa del Réquiem de Berlioz, con Colin Davis en los Proms del año 2000.
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