Con esa frase definía María Callas a su idolatrada Rosa Ponselle, nacida como Rosa Melba Ponzillo un 22 de enero de 1897 en Meriden, Connecticut. Sus padres, emigrantes italianos que tenían una tienda de comestibles, eran amantes de la música, como se deduce del segundo nombre de la cantante, que alude a la soprano Nellie Melba. Su madre era cantante aficionada, y de ella recibió sus primeras lecciones. Su hermana, Carmela, era una mezzosoprano de bella voz. En el colegio nunca dejaron que Rosa cantase en el coro, pues su voz era tan potente que sobresalía sobre las de sus compañeros. En 1915 Carmela llevó a su hermana a una audición con su agente; éste quedó impresionado, y durante tres años las Ponzillo Sisters actuaron juntas cantando arias y baladas en los teatros de vodevil. En 1918, Carmela fue a estudiar a Nueva York con William Thorner, un conocido maestro de canto y agente con importantes contactos. Rosa negaría después haber recibido lecciones de Thorner, aunque sus declaraciones sobre el particular siempre fueron contradictorias. La historia sigue así: Thorner invivó a Enrico Caruso a su estudio. El tenor quedaría tan impresionado con la Ponselle que conseguiría una audición para la joven en el Met. El resultado, un contrato con el teatro neoyorkino para la temporada de 1918-1919. Debutaría como Leonora en La Forza del Destino de Verdi, precisamente junto a Caruso. Las críticas fueron entusiastas. Además de la Forza, aquella temporada cantó Oberon de Weber, Cavalleria Rusticana de Mascagni, y el estreno mundial de The Legend, de Breil (ópera que Ponselle odiaba, por cierto). En temporadas sucesivas, cantaría Guillermo Tell, Aida, La Juive, Ernani, La Gioconda, Don Carlo, L'Africaine, Andrea Chénier, La Vestale, y uno de los papeles que más se asociaría a su persona: Norma. Cantó también en el Covent Garden, donde debutó en 1929. Cantaría en el teatro londinense Gioconda y Norma (en 1929 y 1930). En 1933, en Florencia, causó sensación como Giulia en La Vestale de Spontini. Sin embargo, aunque consideró un contrato con la Scala, no llegó a cantar allí. La leyenda atribuye el hecho al temor que el público italiano inspiró a Ponselle al presenciar el trato que recibía Giacomo Lauri-Volpi después de fallar en una nota. En 1931 comenzaría a recibir los ataques de la crítica tras su aparición como Violetta en el Met. Su interpretación sería calificada como "demasiado dramática". Los ataques de la prensa se acentuarían con su debut como Carmen en 1935. La crítica del New York Times fue tan cáustica que Ponselle se sintió profundamente herida. Durante sus dos últimos años en el Met cantó sólo Santuzza y Carmen. Después tuvo diferencias con la administración del Met que no le renovó el contrato para la temporada de 1937-1938. Se retiró a los 40 años, aún en plenitud de facultades. Entre los cantantes que tendrían la suerte de ser alumnos suyos citemos a Beverly Sills, por poner solamente un ejemplo. Ponselle moriría en 1981 en su hogar, Villa Pace, en Baltimore.
No hay comentarios:
Publicar un comentario