Tal día como hoy de 1710 nacía en Jesi un niño que llevaría el nombre de Giovanni Battista Draghi o Drago. Así como suena no nos dice mucho, pero si precisamos que el apodo familiar (debido al abuelo Francesco, que era de Pergola) era Pergolesi, ya sí que nos dice algo. Pergolesi tuvo una vida breve, incluso para los criterios de la época, ya que murió de tuberculosis en Pozzuoli a los veintiséis años y fue enterrado en una fosa común. Comenzó sus estudios en su Jesi natal, aunque a los quince años se trasladaría a Nápoles, entonces una de las capitales musicales de Europa. En fin, como el joven era un magnífico violinista pronto formó parte de la orquesta del Conservatorio, diplomándose en 1731 (después de la composición de su oratorio La conversione e morte di San Guglielmo).
Pergolesi gozó casi inmediatamente de la protección del Príncipe Stigliano Colonna, y estrenaría en 1732 Sallustia, su primera ópera escenificada, con libreto anónimo. La composición estuvo muy condicionada por los deseos de quien iba a ser su estrella, el cantante Nicolò Grimaldi, conocido como Nicolino, que murió poco antes del estreno. Readaptada para el nuevo cantante (el joven Gioacchino Conti), no obtuvo sino una acogida tibia. Mucho más éxito tuvo su "commedia in musica" Lo frate 'nnamurato, con un libreto en napolitano de Gennaro Antonio Federico, estrenada también en 1732 y el mayor éxito que conocería en su corta vida nuestro protagonista. Gennaro Antonio Federico también es el autor del libreto de La Serva Padrona. Concebida como un intermedio de Il Prigioner Superbo, estrenada en agosto de 1733 (la temporada se había retrasado a causa de los maremotos que asolaron Nápoles en 1732). Aunque la ópera seria conquistó un notable éxito, fue el intermedio el que haría histórica aquella velada. Una representación en 1752 de los avatares de la mandona doncella y su señor en la Académie Royale (seria institución nada ligada a lo cómico) desataría en París la llamada querelle des bouffons que enfrentaría a los partidarios de la ópera bufa y a los de la "tragedia lírica", situación que se repetiría más o menos con Piccini y Gluck casi veinte años después.
En 1734 estrenó Adriano in Siria, otra ópera seria con libreto del omnipresente Metastasio, que de nuevo se vio eclipsada por el intermedio cómico Livietta e Tracollo (que sin embargo no alcanzó las cotas de popularidad de La Serva Padrona). Pergolesi fue nombrado "maestro de Capilla sustituto" de la Ciudad de Nápoles. En Roma, donde se establecería durante el siguiente periodo de su vida, estrenaría otras obras serias (Il Flaminio, L'Olimpiade), aparte de su Misa en Fa, conocida como Misa Romana. Afectado fuertemente por la tuberculosis (nunca había tenido, de todas maneras, muy buena salud, a lo que parece), se retiró a Pozzuoli donde moriría. Antes de su fallecimiento, tuvo tiempo de componer (la imaginación romántica afirmaría que el día anterior a dejar este mundo) la que es su obra más célebre hoy día, el Stabat Mater. Obra que habría sido encargada para sustituir la homónima de Scarlatti y que fue tan apreciada desde el primer momento que hasta Bach la citaría en una de sus obras. El Romanticismo se apoderaría de la figura de Pergolesi, cómo iba a ser de otra forma, debido a su prematura muerte; incluso (otra vez) se llegó a hablar de envenenamiento por parte de colegas envidiosos. Suerte que Salieri no había venido al mundo aún (Don Antonio vería la luz en 1750), de otro modo habría ocupado un lugar de honor en la lista de sospechosos. Por si esto fuera poco, se atribuía a Pergolesi cualquier obra que tuviera el estilo de la Escuela napolitana y se inventaban toda clase de anécdotas y leyendas, dado que los datos que se conocían sobre su vida eran escasos. Multitud de grabados mostraron al moribundo compositor finalizando su Stabat Mater, o le dotaron de un perfil napoleónico (véase el grabado; si no me ponen debajo Pergolesi lo confundo con cierto señor de Ajaccio). La Serva Padrona (pese a una ópera con título idéntico de Paisiello que no logró desbancar a su predecesora) y el Stabat Mater gozaron de popularidad, por tanto, durante todo el siglo XIX, tan dado a olvidar la producción del anterior, y como no, las obras de Pergolesi que conocieron en su día mayor popularidad fueron dejadas de lado. Desde el 2001 la Fundación Pergolesi-Spontini dedica a ambos un festival en el que se han vuelto a representar obras olvidadas de ambos.
Es inevitable hablar de Pergolesi y no acordarse del celebérrimo Stabat Mater, que aquí tenemos en versión de Katia Ricciarelli (ejem), Lucia Valentini-Terrani y Claudio Abbado.
En 1734 estrenó Adriano in Siria, otra ópera seria con libreto del omnipresente Metastasio, que de nuevo se vio eclipsada por el intermedio cómico Livietta e Tracollo (que sin embargo no alcanzó las cotas de popularidad de La Serva Padrona). Pergolesi fue nombrado "maestro de Capilla sustituto" de la Ciudad de Nápoles. En Roma, donde se establecería durante el siguiente periodo de su vida, estrenaría otras obras serias (Il Flaminio, L'Olimpiade), aparte de su Misa en Fa, conocida como Misa Romana. Afectado fuertemente por la tuberculosis (nunca había tenido, de todas maneras, muy buena salud, a lo que parece), se retiró a Pozzuoli donde moriría. Antes de su fallecimiento, tuvo tiempo de componer (la imaginación romántica afirmaría que el día anterior a dejar este mundo) la que es su obra más célebre hoy día, el Stabat Mater. Obra que habría sido encargada para sustituir la homónima de Scarlatti y que fue tan apreciada desde el primer momento que hasta Bach la citaría en una de sus obras. El Romanticismo se apoderaría de la figura de Pergolesi, cómo iba a ser de otra forma, debido a su prematura muerte; incluso (otra vez) se llegó a hablar de envenenamiento por parte de colegas envidiosos. Suerte que Salieri no había venido al mundo aún (Don Antonio vería la luz en 1750), de otro modo habría ocupado un lugar de honor en la lista de sospechosos. Por si esto fuera poco, se atribuía a Pergolesi cualquier obra que tuviera el estilo de la Escuela napolitana y se inventaban toda clase de anécdotas y leyendas, dado que los datos que se conocían sobre su vida eran escasos. Multitud de grabados mostraron al moribundo compositor finalizando su Stabat Mater, o le dotaron de un perfil napoleónico (véase el grabado; si no me ponen debajo Pergolesi lo confundo con cierto señor de Ajaccio). La Serva Padrona (pese a una ópera con título idéntico de Paisiello que no logró desbancar a su predecesora) y el Stabat Mater gozaron de popularidad, por tanto, durante todo el siglo XIX, tan dado a olvidar la producción del anterior, y como no, las obras de Pergolesi que conocieron en su día mayor popularidad fueron dejadas de lado. Desde el 2001 la Fundación Pergolesi-Spontini dedica a ambos un festival en el que se han vuelto a representar obras olvidadas de ambos.
Es inevitable hablar de Pergolesi y no acordarse del celebérrimo Stabat Mater, que aquí tenemos en versión de Katia Ricciarelli (ejem), Lucia Valentini-Terrani y Claudio Abbado.
En el capítulo de atribuciones del tipo "esto parece ópera napolitana, pues seguro que es de Pergolesi" , Il Maestro di música (de autor desconocido) aquí con Wunderlich en una producción televisiva de 1963 con, entre otros, Graziella Sciutti:
Y terminamos la pequeña recopilación pergolesiana con Teresa Berganza cantando Stizzoso, mio stizzoso, de La Serva Padrona:
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