No, no voy a seguir con el tema de la famosa y flamante Sonnambula publicada por Decca. Un día como hoy nacía Vincenzo Bellini. Los aficionados a la música siempre tendemos a los "y si...". ¿Y si Bellini hubiese vivido más tiempo? ¿Tal vez un Verdi joven lo habría tenido difícil ante un Bellini maduro? Si tópica es la pregunta, aún lo es más la respuesta: nunca lo sabremos.
Como suele ser habitual con los genios muertos jóvenes, a Bellini (nacido en Catania, Sicilia, en 1801) se le atribuyen una serie de prodigios en su niñez, entre ellos el de cantar arias de Fioravanti con dieciocho meses, lo que superaría seguramente cualquier récord ostentado por compositor anterior y posterior; el resto es más normal: comienzo del estudio de la teoría musical a los dos años (su padre y su abuelo fueron sus primeros maestros), piano a los tres, tocándolo con soltura a los cinco, compositor a los seis. Impresiona, ¿verdad? Naturalmente todo fue in crescendo a partir de ahí. Gracias a una beca, Vincenzo pudo, en 1819, salir de su Catania natal y estudiar en el Conservatorio de Nápoles (nota: una de las leyendas que corren sobre Bellini es que su fantasma aún ronda por allí; la otra es que a menudo se le aparecía el espectro de su antigua prometida, que se alzaba de entre los muertos para "reclamarlo"...), con Zingarelli, entre otros, como maestro. En el conservatorio compuso su primera ópera (un trabajo de "fin de curso" para graduarse en composición), una obra semiseria llamada Adelson e Salvini (1825), representada en el propio Conservatorio. Su siguiente ópera, Bianca e Gernando (1826. Su título original era Bianca e Fernando, pero hubo que cambiarlo porque el protagonista de la ópera compartía nombre con el Rey de las Dos Sicilias...) , obtuvo cierto éxito en el San Carlo, lo que le abrió las puertas de la Scala. El empresario que lo había contratado, Domenico Barbaja, tuvo que trabajar duramente para convencer a sus socios de que un compositor recién salido del Conservatorio y virtualmente desconocido merecía debutar en el templo milanés. Fue entonces cuando Bellini quedó emparejado con el libretista Felice Romani, que creyó de inmediato en el joven y había ofrecido quedarse sin su estipendio si la ópera no era un éxito. No hizo falta, porque el público acogió bien Il Pirata (1827), que contó en su estreno con un reparto que encabezó Rubini. El éxito de Il Pirata se repitió con La Straniera, también estrenada en la Scala. La crítica lo erigió en el único rival posible para Rossini. Sin embargo, otros estrenos posteriores no tendrían tanto éxito: fue un fracaso Zaira (1829), y es conocido el fiasco (fiasco, fiaschissimo, según el propio Bellini) de la que es considerada por muchos su obra maestra, Norma. Tanto esta última como La Sonnambula fueron escritas para la Scala y estrenadas en 1831, mientras que escribiría para Venecia I Capuleti e i Montecchi (estrenada en 1830) y Beatrice di Tenda (1833), que tampoco alcanzó gran éxito y que fue una obra bastante olvidada durante toda la primera mitad del siglo XX. Para el Theatre des Italiens de París Bellini compuso I Puritani, con libreto de Pepoli, estrenada el 24 de enero de 1835. Formaban el reparto Rubini, Tamburini, Grisi y Lablache. Un éxito, el último. En septiembre de aquel mismo año, Bellini sucumbía, con 34 años, a una infección intestinal. Fue enterrado en el cementerio parisino de Pére-Lachaise, cerca de las tumbas de Chopin y Cherubini. En 1876, sus restos fueron repatriados, y hoy su tumba se encuentra en la Catedral de Catania, "donde yacen olvidados los huesos de tantos reyes".
Para celebrar el cumpleaños de Bellini, una grabación que ya ha sido ofrecida por aquí, y que de nuevo "sube" a los altares. Grabación 100 % libre de pretensiones historicistas que, sin embargo, es histórica.
VINCENZO BELLINI
NORMA
Maria Callas-------------------Norma
Mario del Monaco------------- Pollione
Giulietta Simionato------------Adalgisa
Nicola Zaccaria----------------Oroveso
Coro y Orquesta del Teatro de la Scala de Milán
Antonino Votto, 1955
Grabación en vivo.
Por aquí.
Como suele ser habitual con los genios muertos jóvenes, a Bellini (nacido en Catania, Sicilia, en 1801) se le atribuyen una serie de prodigios en su niñez, entre ellos el de cantar arias de Fioravanti con dieciocho meses, lo que superaría seguramente cualquier récord ostentado por compositor anterior y posterior; el resto es más normal: comienzo del estudio de la teoría musical a los dos años (su padre y su abuelo fueron sus primeros maestros), piano a los tres, tocándolo con soltura a los cinco, compositor a los seis. Impresiona, ¿verdad? Naturalmente todo fue in crescendo a partir de ahí. Gracias a una beca, Vincenzo pudo, en 1819, salir de su Catania natal y estudiar en el Conservatorio de Nápoles (nota: una de las leyendas que corren sobre Bellini es que su fantasma aún ronda por allí; la otra es que a menudo se le aparecía el espectro de su antigua prometida, que se alzaba de entre los muertos para "reclamarlo"...), con Zingarelli, entre otros, como maestro. En el conservatorio compuso su primera ópera (un trabajo de "fin de curso" para graduarse en composición), una obra semiseria llamada Adelson e Salvini (1825), representada en el propio Conservatorio. Su siguiente ópera, Bianca e Gernando (1826. Su título original era Bianca e Fernando, pero hubo que cambiarlo porque el protagonista de la ópera compartía nombre con el Rey de las Dos Sicilias...) , obtuvo cierto éxito en el San Carlo, lo que le abrió las puertas de la Scala. El empresario que lo había contratado, Domenico Barbaja, tuvo que trabajar duramente para convencer a sus socios de que un compositor recién salido del Conservatorio y virtualmente desconocido merecía debutar en el templo milanés. Fue entonces cuando Bellini quedó emparejado con el libretista Felice Romani, que creyó de inmediato en el joven y había ofrecido quedarse sin su estipendio si la ópera no era un éxito. No hizo falta, porque el público acogió bien Il Pirata (1827), que contó en su estreno con un reparto que encabezó Rubini. El éxito de Il Pirata se repitió con La Straniera, también estrenada en la Scala. La crítica lo erigió en el único rival posible para Rossini. Sin embargo, otros estrenos posteriores no tendrían tanto éxito: fue un fracaso Zaira (1829), y es conocido el fiasco (fiasco, fiaschissimo, según el propio Bellini) de la que es considerada por muchos su obra maestra, Norma. Tanto esta última como La Sonnambula fueron escritas para la Scala y estrenadas en 1831, mientras que escribiría para Venecia I Capuleti e i Montecchi (estrenada en 1830) y Beatrice di Tenda (1833), que tampoco alcanzó gran éxito y que fue una obra bastante olvidada durante toda la primera mitad del siglo XX. Para el Theatre des Italiens de París Bellini compuso I Puritani, con libreto de Pepoli, estrenada el 24 de enero de 1835. Formaban el reparto Rubini, Tamburini, Grisi y Lablache. Un éxito, el último. En septiembre de aquel mismo año, Bellini sucumbía, con 34 años, a una infección intestinal. Fue enterrado en el cementerio parisino de Pére-Lachaise, cerca de las tumbas de Chopin y Cherubini. En 1876, sus restos fueron repatriados, y hoy su tumba se encuentra en la Catedral de Catania, "donde yacen olvidados los huesos de tantos reyes".
Para celebrar el cumpleaños de Bellini, una grabación que ya ha sido ofrecida por aquí, y que de nuevo "sube" a los altares. Grabación 100 % libre de pretensiones historicistas que, sin embargo, es histórica.
VINCENZO BELLINI
NORMA
Maria Callas-------------------Norma
Mario del Monaco------------- Pollione
Giulietta Simionato------------Adalgisa
Nicola Zaccaria----------------Oroveso
Coro y Orquesta del Teatro de la Scala de Milán
Antonino Votto, 1955
Grabación en vivo.
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