lunes, 10 de noviembre de 2008

La Innombrable (no, no me refiero a "esa" Innombrable)

Advertencia: Esta entrada recicla, esto es, copia (pero al ser autoplagio sólo denuncia vaguería) muchas cosas de este hilo de la Tertulia escrito allá por junio. El que aguante hasta el final de la entrada tiene premio. Aviso.
Hoy, 10 de noviembre, es el aniversario del estreno, allá por 1862 y en San Petersburgo, de la ópera "innombrable" de Verdi, La Forza del Destino. De esta ópera, mi favorita entre todas, podría decirse lo mismo que de su origen literario, la obra del Duque de Rivas Don Álvaro o la fuerza del sino: "Composición mixta, composición extraña, repito, en la que abundan las perfecciones, llena de trozos de hermosa poesía, no exenta de lunares, composición que sorprendió al auditorio, poco acostumbrado a espectáculos de semejante naturaleza". Irregular como ella sola, con bastante desconexión entre unas y otras escenas, y con dos de los personajes más odiosos e insoportables de todo el repertorio verdiano: Fra Melitone y Preziosilla (a veces odio más a uno que al otro, va por épocas). Y además con muy mal fario, el equivalente a lo que en teatro supone Macbeth de Shakespeare entre los anglosajones. Hay un hecho en especial que se relaciona con La Forza del Destino, que ya mucho antes de eso arrastraba una fama de ópera maldita, hasta tal punto que son muchos los cantantes, y gente relacionada con el mundo de la ópera en general, que jamás pronuncian su nombre ( o bien la llaman "Potere del fato" o se refieren a ella como "La vigesimocuarta ópera de Verdi" o "la obra escrita para San Petersburgo").
El hecho en concreto es la muerte en escena del barítono Leonard Warren a los 48 años, mientras cantaba en el Met La Forza del Destino, siendo sus compañeros de reparto Richard Tucker y Renata Tebaldi. Aunque la tradición quiere que se desplomara poco después de iniciar su recitativo previo al aria del Acto III Urna fatale (recitativo que comienza con las palabras Morir, tremenda cosa!) otras fuentes señalan que cantó el aria y se desplomó tras la frase posterior È salvo, o gioia!. Según informaron (con ligeras variantes, ya que ni siquiera se ponen de acuerdo en la edad de Warren) el Tribune y el Times, el barítono se desplomó y pidió auxilio, mientras alguien gritaba "Por amor de Dios, bajad el telón". Warren murió poco después y Bing salió a anunciar la mala noticia ante el horror del público de la sala, aún presente. Según el Times, Bing dijo: "Esta es una de las noches más tristes en la historia del Met. Les ruego que se pongan en pie en memoria de uno de nuestros artistas más brillantes, que ha muerto como estoy seguro que habría querido hacer; en mitad de una de sus más brillantes actuaciones. Estoy seguro de que estarán de acuerdo conmigo en que no podemos seguir adelante con la representación". Parte de los espectadores comenzaron a llorar, incrédulos. La muerte en escena de Warren vino a perpetuar el mito de la "maldición" de la Forza.

Como en Rigoletto, la maldición paterna cobra en La Forza del destino una importancia capital. El marqués de Calatrava maldice a su hija mientras muere, pero si leemos a Rivas, veremos que tanto Leonor como su amado están predestinados a la tragedia; Preciosilla lo anuncia en la primera escena del drama original; su madre le hizo "el horóscopo" a la joven cuando nació, y ella misma ha dicho la buenaventura a Don Álvaro, y sabe que el destino que le espera no es bueno. La maldición vuelve a ser evocada por el mismísimo Padre Guardiano cuando Leonora se refugia en la gruta cercana al convento, y es invocada por la heroína cuando Don Alvaro y Don Carlo irrumpen en el santuario batiéndose en duelo. Digamos que, finalmente, la maldición paterna alcanza a Leonora, que muere mientras que Don Alvaro (al que podemos considerar como el "gran gafe" de la ópera) sobrevive... en el final definitivo.
Muchos consideran que el primer afectado por la maldición de la Forza fue el propio libretista, Francesco Maria Piave. Habitual colaborador de Verdi, en los años posteriores al estreno ruso de La Forza, sufrió un ataque que le ocasionó una parálisis. La Forza sería su última colaboración con Verdi (que, recordemos, había tenido que sufrir antes del estreno la enfermedad de la soprano prevista, lo que lo atrasó por un año e hizo que tuviera que viajar dos veces a San Petersburgo); no pudo por tanto colaborar en la reforma del libreto para el estreno en la Scala.
La Forza es la más famosa, pero no la única de las óperas con mal fario. Está el caso de Les Contes de Hoffmann, de Offenbach, que murió antes de terminar la orquestación (con el considerable trajín entre versiones diferentes), y que era la ópera que se estaba representando en Viena cuando un incendio se desató en el escenario durante el acto de Giulietta en 1881... Numerosos espectadores murieron en el incendio del Ringtheater, y la ópera dejó de representarse durante muchos años en los países de ámbito alemán. Macbeth también arrastra mala fama el el Met desde que en 1988 un espectador se suicidó en uno de los entreactos arrojándose al patio de butacas desde un palco.

San Petersburgo contra la Scala, es decir, las dos Forzas.

Como quiera que Verdi retocó considerablemente partitura y libreto (gracias a Ghislanzoni) en la versión definitiva de la Scala, las dos Forzas (1862, versión de San Petersburgo y 1869, versión de Milán) difieren mucho. Comenzando desde la obertura. Ya el año pasado puse las dos oberturas por aquí, pero repetiré. Recurriendo a los dos mismos vídeos. Primero veremos la versión de San Petersburgo en San Petersburgo.

Vídeo de gtelloz
El Preludio comienza de manera muy similar a nuestra vieja conocida la Obertura de 1869. El amenazante acorde inicial (repetido a lo largo de la ópera en distintas variaciones) y el agitado tema que introducen las cuerdas y que se asocia con Leonora desde que el Marqués irrumpe en los aposentos en el Acto I y ya no la abandona, la cita del dúo Don Alvaro-Don Carlo del Acto IV, seguida por la de la plegaria de Leonora, "Deh, non m'abbandonar". Terminamos con la escena del suicidio de Don Alvaro; concretamente corresponde al momento en que éste increpa al Padre Guardián. "Busca, imbécil, al padre Rafael... Yo soy un enviado del Infierno, soy el Ángel Exterminador". (Extraído de Rivas). Afortunadamente para todos nosotros, durante sus retoques para el estreno de la obra en la Scala Verdi cambió muchas cosas, y convirtió ese preludio en algo notablemente mejor. Así que vamos a ver la versión de la Scala en la Scala. Con Muti, por supuesto.

Como se puede apreciar, preludio y obertura comienzan igual, pero luego transcurren por otros derroteros. Señalar la (aún mayor) obsesiva presencia de este agitado tema que podemos asociar al "destino de Leonora" (así lo llamo a falta de otro término), que aquí se "cuela" cuando se introduce la cita de Le minaccie.... Por lo demás, se incluyen citas al dúo Leonora-Padre Guardiano, concretamente a estos versos de Leonora:






Tua grazia, o Dio.
Sorride alla reggetta!
O, gaudio insolito!
Io son ribenedetta!
Già sento in me rinascere
A nuova vita il cor;
Plaudite, o cori angelici,
Mi perdonò il Signor.
Grazie, o Signor.


El Acto I de la Forza transcurre con considerable dinamismo; es difícil encontrarse con más hechos en menos tiempo. El padre intransigente pero amoroso a su modo (leyendo a Rivas y teniendo en cuenta los antecedentes la actitud del marqués se hace bastante comprensible, ya que Don Álvaro lleva dos meses en España y conoce desde hace algo menos a Leonora; amor a primera vista y propuesta de matrimonio inmediata, rechazada por el señor de Calatrava, como es lógico...), la enamorada vacilante por dejar su hogar, y las consecuencias fatales que esta vacilación lleva consigo.
El cambio principal del primer Acto se encuentra en el dúo Leonora-Don Alvaro, concretamente aquí:


Anco una volta il padre mio,
Povero padre, veder desio;
E tu contento, gli è ver, ne sei?
Sì, perché m'ami, nè opporti dei;
Anch'io, tu il sai, t'amo io tanto!
Ne son felice, oh cielo, quanto!



Para los impacientes, a partir del minuto 2:50 aproximadamente.
Duo I 1862
En la versión original de 1862, Leonora le da una entonación melancólica a estos versos para acabar con voz entrecortada aquí, de la misma manera que conocemos en la de la Scala:

Gonfio di gioia ho il cor! Restiamo...
Sì mio Alvaro, io t'amo, io t'amo!


Ese cambio de tan breve duración produce el efecto de "ralentizar" el dúo ligeramente.
Todo lo contrario a la Forza de 1869:
Dúo I 1869

Las frases de Leonora se hacen más entrecortadas y rápidas, digamos "jadeantes", atropellándose en la explicación. Diría (opinión personal) que expresan con mayor eficacia la vacilación de la heroína entre el amor que siente por Don Alvaro y el amor que siente por su padre y por su hogar. Vacilación que cuesta a la pareja el ser sorprendida por el marqués.

Aunque en la escena de la taberna (Acto II) han sido a lo largo del tiempo numerosos los tijeretazos o incluso la supresión de la escena misma (comprobemos lo que le hacen a Preziosilla y a su canción "guerrera": ésto es la versión de 1862, ésta la "cortada" de la grabación en estudio de Serafin en 1954 donde se cepillan lindamente una estrofa, para volver aquí a la canción completa)

Los mayores cambios se aprecian en el largo dúo entre Leonora y el Padre Guardiano de la segunda escena. Escuchamos primero la versión del dúo estrenada en San Petersburgo:
Leonora-Padre Guardiano 1862
Por si acaso, "acotemos" un poco más la grabación:
Leonora-Padre Guardiano 1869 (b)
Atención sobre todo después de la pregunta del Padre Guardiano E l'amante?, porque el dúo se convierte en algo completamente distinto a esto (escuchemos a Siepi y Tebaldi...), al menos por un buen rato:
Leonora-Padre Guardiano. Siepi, Tebaldi.

Hasta ahora hemos visto cambios más o menos llamativos, que no alteraban la trama básica de la ópera ni (si exceptuamos el caso Preludio-Obertura) se apartaban demasiado entre sí. El caso del Acto III es muy distinto. La primera escena, en la que Don Carlo y Don Alvaro se encuentran, entablan amistad y luchan juntos, transcurre sin demasiadas alteraciones. Otro tanto sucede en la segunda escena en la que Don Carlo descubre a quién le ha jurado amistad eterna. Es después de la escena de Don Carlo cuando las cosas cambian... radicalmente.

Veamos. En la versión de la Scala, podemos establecer un esquema de la acción del Acto III tal y como sigue:

1-Primera escena. Encuentro de Don Carlo y Don Alvaro.
2-Segunda escena.
3- Don Alvaro es herido. Don Carlo descubre la verdadera identidad de su compañero de armas.
(Ne gustare m'è dato...). Son separados por la patrulla. Don Alvaro huye y decide consagrarse a la religión.
4-Entrada de Preziosilla, soldados, Trabuco, Melitone... El Acto III termina con el "Rataplán".

Pues bien. Si en el Acto III de la Scala podemos decir que hay un equilibrio más o menos claro entre las escenas de "la nobleza" y las "populares", lo que vieron los espectadores de San Petersburgo no era así. En la versión estrenada en 1862, el esquema de la Tercera Escena sería el siguiente...

-Entrada de los soldados, vivanderas, etc, en general.
-Äparecen Preziosilla y sus compañeras vivanderas...
-Entrada de Trabuco
-Los campesinos se lamentan pidiendo pan.
-Sermón de Melitone, trifulca con los soldados e intervención de Preziosilla salvando al fraile de las iras de éstos.
-Rataplán
-Dúo Don Alvaro-Don Carlo
-Duelo de ambos. Don Alvaro hiere a su rival y lo da por muerto. Resuena de nuevo la llamada al combate. Don Alvaro se lanza a la lucha, resuelto a morir en ella, o a entrar en religión si sobrevive a la misma.

Como vemos, hay escenas que han cambiado de lugar, y otras que han sido suprimidas directamente en la versión de la Scala. Entre ellas, la supuesta muerte de Don Carlo. Recordemos que en Rivas, Leonora tenía dos hermanos, Don Carlos y Don Alfonso, y que el primero moría en Italia en el duelo con Don Álvaro. Al simplificar el argumento y reunir los dos personajes en uno, a la vez que intentando ser fiel al drama de Rivas, Piave recurrió a la "falsa muerte" del de Vargas. En el duelo del Acto IV de la versión de San Petersburgo, Don Carlo no canta "Invano Alvaro ti celasti al mondo", sino "Spento mi credi Alvaro". De ahí la sorpresa expresada por el supuesto "padre Rafael" cuando reconoce a su archienemigo, "Don Carlo! Voi, vivente!". Ghislanzoni no debió darse cuenta del detalle o no le dio importancia, ya que en la versión de 1869 nada nos hace imaginar que algo le haya sucedido al de Vargas después de que la patrulla lo separe. En la estrenada en San Petersburgo, la sorpresa de Don Alvaro era perfectamente lógica.


Vayamos ahora a los audios. En la versión de 1862, el coro inicia de este modo la tercera escena:

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Así entra la patrulla en la versión de la Scala:

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Veamos ahora la entrada de Preziosilla en San Petersburgo:

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Así entran Preziosilla y compañía en la versión de la Scala (como veréis, se reutiliza el coro del comienzo de la escena en la versión de 1862).:

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No voy a insistir con Trabuco y compañía. El equilibrio en la versión de San Petersburgo es inexistente. Toda la primera mitad de la escena está dedicada a los tipos populares (personajes secundarios que a la larga importan poco al público...), sin rastro de los protagonistas, a los que dejáramos después de "Urna fatale". Vamos ahora con el enfrentamiento entre los dos. Aquí vamos a empezar por el final, es decir por la versión de la Scala. Don Carlo intercambia unas cuantas frases irónicas antes de revelar su secreto y retar a Don Alvaro; luego ya sabemos que el duelo es interrumpido y no se reinicia (como el de Vargas precisa en el Acto IV) hasta cinco años más tarde; el dúo termina con la desesperada invocación de Alvaro en busca de la paz del convento:

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Ahora veamos qué pudieron escuchar los espectadores en San Petersburgo; la esencia del duo es más o menos la misma, pero eso es todo... Naturalmente aquí no hay invocación que valga:
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Verdi introduce ahora un agitado pasaje orquestal mientras Don Alvaro y Don Carlo cruzan sus espadas. Cuando el de Vargas cae herido, Don Alvaro se maldice y luego invoca la piedad divina; el acto III termina con nuestro indiano lanzándose a la batalla a la desesperada, como poseído por el espíritu de Manrico:
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Ya se dijo en su momento que Verdi no estaba satisfecho con el final de su ópera en la versión de 1862. Así que para "librarse de tantos muertos" en el Acto IV el compositor cambió radicalmente el final de la ópera, ahorrándose el suicidio de Don Alvaro (con lo cual sólo se ahorró un muerto...). Como en casos anteriores, la primera mitad del acto sigue más o menos los mismos caminos que en la versión de la Scala. Luego, las cosas cambian. Empezamos con Melitone, los pesaos de los mendigos que no paran de buscar al Padre Rafael y la reprimenda que el Padre Guardiano le echa a su hermano más díscolo. Y entonces llega Don Carlo, que pregunta también por el Padre Rafael y mantiene un breve diálogo con Melitone, que va de inmediato a buscar al aludido... Veamos cómo lo hace en San Petersburgo:

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Ahora repasemos la versión de la Scala. Ghislanzoni en la revisión del libreto suprime toda alusión a la "falsa muerte" de Don Carlo de la que se habló ayer y que en el original solucionaba la papeleta de dejar a Leonora sólo con uno de sus dos hermanos:

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Comienza el dúo. La transcripción de los versos de Rivas al libreto es una vez más casi exacta
.

Los insultos y amenazas 2020
que vuestros labios pronuncian
no tienen para conmigo
poder ni fuerza ninguna.
Antes, como caballero,
supe vengar las injurias; 2025
hoy, humilde religioso,
darles perdón y disculpa.
Pues veis cuál es ya mi estado,
y, si sois sagaz, la lucha
que conmigo estoy sufriendo, 2030
templad vuestra saña injusta.
Respetad este vestido,
compadeced mis angustias,
y perdonad generoso
ofensas que están en duda. 2035
(Con gran conmoción.)

¡Sí, hermano, hermano!


DON ALFONSO ¿Qué nombre
osáis pronunciar?


DON ÁLVARO ¡Ah!...


DON ALFONSO Una
sola hermana me dejasteis
perdida y sin honra... ¡Oh furia!


DON ÁLVARO ¡Mi Leonor! ¡Ah! No sin honra: 2040
un religioso os lo jura.
(En deliro.)

Leonor..., ¡ay!, la que absorbía
toda mi existencia junta;
la que en mi pecho, por siempre...
Por siempre, sí, sí... que aún dura... 2045
una pasión... Y qué, ¿vive?
¿Sabéis vos noticias suyas?...
Decid que me ama, y matadme.


Y ahora, el libreto:

Le minaccie, i fieri accenti,
Portin seco in preda i venti;
Perdonatemi, pietà,
O fratel, pietà, pietà!
A che offendere cotanto
Chi fu solo sventurato?
Deh, chiniam la fronte al fato,
O fratel, pietà, pietà!

CARLO
Tu contamini tal nome.
Una suora mi lasciasti
Che tradita abbandonasti
All'infamia, al disonor.

ALVARO
No, non fu disonorata,
Ve lo giura un sacerdote!
Sulla terra l'ho adorata
Come in cielo amar si puote.
L'amo ancora, e s'ella m'ama
Più non brama questo cor


No hay cambios demasiado significativos en el dúo Don Carlo-Don Alvaro, ni tampoco en la escena de Leonora, Pace, pace mio Dio, que (recordemos) no tiene equivalente alguno en Rivas . Otra cosa que no aparece en Verdi y sí en Rivas es un breve diálogo entre Don Álvaro y Melitón, justamente entre el enfrentamiento verbal y el duelo. Don Álvaro le ordena al fraile que abra la puerta y sale acompañado por Don Alfonso. Cuando Melitón le pregunta si va a Hornachuelos, Don Álvaro le responde "¡Voy al Infierno!". Después de desearle (murmurando para sí) buen viaje, Melitón (que sigue con la mirada a los dos personajes) toca las campanas para alertar a los demás del duelo.

Veamos ahora qué pasa tras el duelo en la versión de 1862. Don Carlo (tras breve pasaje orquestal) cae herido y pide confesión; Don Alvaro no puede dársela y pide auxilio al penitente, es decir, a Leonora. Todavía tenemos tiempo de que los amantes se reconozcan y expresen su alegría; pero pronto Don Carlo llama la atención de su hermana. Ella corre a socorrerlo y es herida; con su último aliento se despide de Don Alvaro y perdona a su hermano:
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Click

En la versión de la Scala, la acción es una vez más mucho más expeditiva y menos convencional en cuanto a las formas; ni dúo, ni trío, ni nada similar. Don Alvaro y Leonora apenas tienen tiempo de intercambiar unas frases cuando el primero le dice que ha herido de muerte a su hermano. Ya sabemos el resto, con la diferencia de que aquí todo sucede fuera de escena:

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Y ahora, el final. Tras la muerte de Leonora, en la versión de San Petersburgo, oímos a los monjes aproximándose mientras entonan un amenazador Miserere. Descubren los cadáveres de Leonora y su hermano; a cierta distancia, Don Álvaro, a punto de arrojarse al vacío, grita enloquecido que es un enviado del infierno, mientras volvemos a escuchar el agitado tema con el que se cerraba el preludio. La escena termina con los monjes entonando el Miserere:

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El final de 1869. Don Alvaro maldice su destino mientras Leonora aparece sostenida por el Padre Guardiano, que con la joven insta al Indiano a que se someta a la voluntad del Cielo. El final se vuelve así considerablemente más plácido...

Click



¿Todavía aquí? Bien, como había prometido, hay premio. O premios.

VERDI
La Forza del Destino

Renata Tebaldi (Leonora)
Franco Corelli (Alvaro)
Ettore Bastianini (Carlo)
Oralia Dominguez (Preziosilla)
Boris Christoff (Guardiano)
Renato Capecchi (Melitone)
Mariano Caruso (Trabuco)
Giovanni Amodeo (Calatrava
Anna di Stasio (Curra)
Enrico Campi (Alcade)
Gianni Bardi (Chirurgo)

Coro del Teatro di San Carlo di Napoli
Orchestra del Teatro di San Carlo di Napoli
Francesco Molinari-Pradelli
1958

Disco 1 Disco 2 Disco 3


VERDI
La Forza del Destino

Marchese di Calatrava Giovanni Foiani
Donna Leonora Montserrat Caballè
Don Carlo di Vargas Piero Cappuccilli
Don Alvaro Josè Carreras
Preziosilla Maria Luisa Nave
Padre Guardiano Nicolai Ghiaurov
Fra Melitone Sesto Bruscantini
Curra Mila Zanlari
Un Alcade Giuseppe Morresi
Mastro Trabuco Piero de Palma
Un Chirurgo Carlo Meliciani
Un Rivendugliolo Franco Ricciardi

Orch. e coro Teatro alla Scala
Giuseppe Patanè
1978

Disco 1 Disco 2 Disco 3


De propina

VERDI
La Forza del Destino

Marchese Manfred Jungwirth
Leonora Gilda Cruz Romo
Don Alvaro Franco Bonisolli
Don Carlo Kostas Paskalis
Padre Guardiano Cesare Siepi
Preziosilla Joy Davidson
Fra Melitone Sesto Bruscantini
Curra Axell Gal
Alcalde Harald Pröglhoff
Trabuco Kurt Equiluz
Doctor Georg Tichy

Wiener Staatsopernchor
Wiener Philharmoniker

Riccardo Muti, 1974

Disco 1, Disco 2, Disco 3




5 comentarios:

Salvador Díaz dijo...

Nina, no se me ocurre otro adjetivo que el de estupendo!!!

Baliosísimo como siempre!

CORCONTAS

Faria dijo...

Valioso y con regalitos, no se puede pedir más. Gracias, guapa. :D

PD: ¿Está bien el enlace al disco 1 de la Forza de Molinari-Pradelli, o mi navegador me la está jugando?

Nina dijo...

Estaba mal, sí, pero ya está corregido. :D

Faria dijo...

Gracias de nuevo. :D

Gaviot dijo...

Hola Nina. Hace pocos días descubrí tu blog y estoy feliz. El posteo de La Traviata me trajo hasta aquí, y estoy doblemente feliz. Gracias por compartir tu conocimiento y tu sentimiento. Los dos elementos fundamentales de tus explicaciones. Gracias. Te estaba buscando y no lo sabía, ahora voy a disfrutar doblemente de esta música maravillosa. Gracias otra vez.

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