jueves, 27 de noviembre de 2008

L'Arlesiana

Como ocurre con tantos compositores, a Cilea lo asociamos principalmente con una sola obra, Adriana Lecouvreur. Como sucede con tantos otros, también, compuso otras cosas. Adriana fue su mayor éxito, eso sí. L'Arlesiana, en cambio, fue un fracaso en su estreno, en el que un jovencito Enrico Caruso cantó el papel de Federico. Basada en un relato (que luego se convertiría en un drama) de Alphonse Daudet -incluído en Lettres de mon moulin-, en principio tenía cuatro actos; las modificaciones a las que el autor sometió a la obra en los sucesivos años. La versión del estreno de 1897 sería variada para otras puestas en escena en 1898, existió una tercera revisión en 1912 para el estreno en el San Carlo de Nápoles, en 1937 y 1938 Cilea añadió un preludio y un intermezzo; finalmente en 1940 se estrenó la versión que hoy conocemos.
L'Arlesiana fue la tercera ópera de Francesco Cilea, nacido en 1866. Estudió en el conservatorio de Nápoles y estrenó su primera ópera (un ejercicio de final de estudios) en 1889. La ópera se llamaba Gina y la representación tuvo lugar en el teatro del conservatorio, del que Cilea había sido un alumno bastante espabilado (había recibido una medalla de oro del Ministerio). Gina llamó la atención del editor Sonzogno (el archirrival de la casa Ricordi), que propuso a Cilea un contrato para componer una ópera verista, La Tilda, que seguía el rebufo de la obra "iniciadora" del verismo, Cavalleria Rusticana. Cilea aceptó y su segunda ópera se estrenó en Florencia en 1892; a su autor nunca le gustó demasiado esta obra realizada por encargo. La partitura orquestal acabó perdiéndose, de modo que sólo conocemos la reducción para piano y canto. De modo que la reposición de La Tilda es... complicada. A La Tilda le sucedió en 1897 L'Arlesiana, y luego vendría el gran triunfo de Adriana Lecouvreur en 1902. Gloria, estrenada en la Scala en 1907 -función dirigida por Arturo Toscanini- no tuvo tanta suerte. Fue el último estreno de Cilea, del que se conocen otros proyectos sin concluir.
El drama de Daudet ya había inspirado a un compositor, Georges Bizet, que había escrito música incidental para la representación del mismo, hoy conocida a través de las dos suites de L'Arlesienne.
La acción de L'Arlesiana comienza con el relato que el pastor Baldassarre le cuenta al Inocente, el hijo menor de Rosa Mamai, una viuda que es la dueña de la granja. Un relato que cuenta cómo, durante toda la noche, una pequeña y valiente cabra resistió los ataques de un lobo hasta que al alba cayó muerta de agotamiento. Baldassarre es el único que no desprecia al Inocente, un niño ligeramente retrasado: aunque todo el pueblo cree que su presencia trae buena suerte a la casa, es dejado de lado por todos menos por el pastor. Por su parte, Rosa Mamai está preocupada por su hijo Federico. Federico ama a una mujer de Arles (la "Arlesiana" del título, de la que nunca sabemos el nombre y que jamás aparece en escena) y quiere casarse con ella. Rosa ha enviado a su hermano Marco a recabar información sobre la misteriosa muchacha. Sin duda preferiría para su hijo a Vivetta, de la que es madrina y que siempre ha querido a Federico. Vivetta llega poco después a la granja, y ambas mujeres conversan hasta que Rosa ve al Inocente asomado a la ventana del granero. Baldassarre va a retirarlo de allí, mientras Rosa se horroriza con el pensamiento de que alguien pueda caer desde esa altura. Federico y Marco vuelve con informes favorables a la muchacha de Arles, y Rosa -para desesperación de Vivetta- se ve obligada a consentir en la boda. Mientras todos celebran la noticia, Metifio, un ganadero, se aproxima a Baldassare y le confiesa que es el amante de la Arlesiana. La familia de la joven lo sabía, pero consintió la relación hasta que se presentó la perspectiva del matrimonio con Federico. Para probarlo, Metifio enseña a Rosa y Baldassare unas cartas que la Arlesiana le ha enviado. Cuando Metifio se va, Rosa le enseña las cartas a su hijo. Este cae presa de la desesperación.
En el Acto II, Vivetta y Rosa buscan desesperadamente a Federico, que ha desaparecido. Rosa intenta convencer a Vivetta de que sea más seductora con su hijo, para que así este se olvide de la Arlesiana. Como no podía ser de otra manera, la pobre y cándida jovencita se asombra primero y se horroriza después, optando por la huída. Baldassarre y el Inocente son los que al fin localizan a Federico escondido. Baldassarre le ofrece ir a los pastos con él, para así olvidarlo todo. Luego se va a reunir el rebaño, dejando al Inocente y a Federico solos.Federico relee las cartas que la Arlesiana le ha enviado a Metifio, mientras el niño canturrea la historia del pastor y se queda dormido plácidamente. Federico se lamenta y envidia la inocencia de su hermano (ahí es donde encaja È la solita storia...). Vivetta reaparece. Torpemente intenta poner en práctica el consejo de Rosa, y confiesa que le ama, pero es rechazada. Vivetta estalla en sollozos, que atraen al lugar a Rosa. Esta no soporta el sufrimiento de su hijo y le anuncia que consentirá al matrimonio con la Arlesiana, si es lo que él desea. Pero Federico asegura que no quiere dar su apellido a una mujer que no sea digna de él, y le pide a Vivetta que le ayude a olvidar su pasión por la Arlesiana...
En el Acto III, todos se preparan para la boda de Federico y Vivetta. El joven afirma que ahora sólo piensa en ella, y que ha olvidado a la Arlesiana. Mientras tanto aparece Metifio, que pide a Baldassarre que le devuelva las cartas de la Arlesiana. Ha decidido raptar a la muchacha esa misma noche y le describe cómo se la llevará en su caballo, bien sujeta a la silla, y cómo sus gritos no le servirán de nada. Baldassarre, después de asegurar que ha enviado las cartas al padre de Metifio, le aconseja a éste que no malgaste su vida con una mujer que no merece la pena. Federico oye parte de la conversación y sus celos renacen. A pesar de que Vivetta trata de retenerlo, Federico se enfrenta a Metifio. Baldassarre los separa, mientras Rosa, que ha acudido al tumulto, se lamenta de los sufrimientos de la maternidad (y aquí es donde encaja el otro número famoso de L'Arlesiana, Esser madre è un inferno). Es el Inocente quien la tranquiliza diciendo que vaya a descansar: él cuidará de su hermano. Impresionada ante la repentina lucidez de su hijo menor (scemi in casa non c'è ne più), Rosa hace algo que no había hecho nunca: besarlo y acariciarlo. Sin embargo, siente que esa lucidez es un mal presagio. Cuando se ha retirado, aparece un delirante Federico que repite la historia de la cabra que se enfrentó al lobo y que cree ver a Metifio huyendo a caballo con la Arlesiana. Cree escuchar sus gritos, y se encamina hacia el granero. Rosa acude y trata de retenerlo, pero Federico se arroja por la ventana.
Para complementar esta entrada, adjuntemos una grabación histórica efectuada en 1951. La discografía de L'Arlesiana no es extensa, y esta fue durante mucho tiempo la única disponible. De hecho hasta 1992 no hubo otra grabación de estudio; dicho eso, dicho todo. Forman parte del reparto Pia Tassinari, Ferruccio Tagliavini, Gianna Galli y Paolo Silveri. Como el Inocente, Loretta di Lelio, que, para la pequeña crónica, sería la señora de Franco Corelli. Veamos el reparto completo:

FRANCESCO CILEA
L'Arlesiana

Pia Tassinari (Rosa Mamai)
Ferruccio Tagliavini (Federico)
Gianna Galli (Vivetta)
Paolo Silveri (Baldassarre)
Bruno Carmassi (Metifio)
Antonio Zerbini (Marco)
Loretta di Lelio (L'Innocente)

Orquesta Sinfónica y Coro de la RAI de Turín
Arturo Basile, 1951

Aquí

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