Tiene gracia que uno de los mejores momentos del Concierto de Año Nuevo (o más bien el mejor, directamente) de 2009 no haya tenido nada que ver con Strauss y familia (Lanner también existe, pero no todo el mundo se acuerda de él) sino con un compositor menos asociado a estos fastos. Y curiosamente ha sido también el más divertido. Me refiero al último movimiento de la Sinfonía de los Adioses, que ha supuesto la fuga de la Filarmónica de Viena al completo hasta dejar solo a Barenboim sobre el podio, dirigiendo el vacío. Otra cosa curiosa (y no han dejado de repetirlo durante la retransmisión) ha sido ver por vez primera a una mujer sentada entre los primeros violines. Recordemos que la orquesta vienesa se ha distinguido hasta fechas bastante recientes por no admitir a féminas entre sus filas. Ya era hora... digo yo.
Ya vimos en qué consistía el programa. En conjunto, no ha sido un concierto especialmente alegre, o chispeante (aunque no he alcanzado las cotas de aburrimiento que me produjo Mehta en el 2007; sí, sí, soy una pesada y el problema es mío...). En realidad sólo ha remontado a partir de Haydn. O eso, o es que la animación y chispa las había puesto Prêtre en cantidades tan ingentes el año pasado que ha dejado el listón demasiado alto para los que vengan detrás de él. Ya que va a ser el director en 2010, ¿cómo nos caerá lo que plantee quien quiera que sea su sucesor? Dejando esa pregunta en el aire, no hay mucho más que añadir sobre este concierto. Por ejemplo, la invocación a la paz de Barenboim, resumida en una breve frase y haciendo referencia explícita a Próximo Oriente. Cosa que no sé hasta qué punto será respetada cuando aparezca el DVD del concierto. Recuerdo que en 2004 Muti hizo un discurso bastante largo para lo que suele ser el caso (cinco minutos arriba, cinco minutos abajo) y que en el dvd comercial se recortan todas las alusiones a conflictos por los que atravesaba el mundo. Claro que también podemos pensar con toda nuestra buena fe que estas cosas se recortan por cuestiones de minutaje. Hablando de este asunto, hay gente que debería escuchar un poco este tipo de cosas. Y sobre todo hacerles caso.
El ballet en Eljen a Magyar!
Personalísima ha sido la versión ofrecida por Barenboim de Rosas del Sur, aunque no tan espectacular como nos juraba y perjuraba Pérez de Arteaga, o es eso, o es que ha creado demasiada expectación. Música de las Esferas es un vals bellísimo y como tal ha sonado. Pero... pero toda la sensación que me deja este concierto es la de una leve decepción. Esperaba más de Barenboim. Algo que ha parecido crear tendencia es eso de que el ballet del Danubio Azul "invada" la sala del concierto. Si el año pasado, vez primera en la que sucedió esto, era una pareja de bailarines la que danzaba a lo largo del pasillo, hoy han sido unos chavalines muy majos y pizpiretos cuyo atuendo parecía tener algún significado mitológico relacionado con el Danubio, o lo de la mitología lo he deducido porque ellos iban vestidos de amorcillos (o tal parecía) y ellas, no sé exactamente de qué. En un Concierto de Año Nuevo se presupone un poco de almíbar en los ballets (es parte de su encanto) y de hermosos paisajes austríacos. Con lo de los niños, me temo, ha sido una dosis de almíbar un poquito más fuerte de lo habitual. En el lado absolutamente negativo, un Vals español que no conocía y que me ha parecido la cosa más desmayada que haya escuchado.
2 comentarios:
Malévola cita a Pérez.
Querida Nina, los locutores que retransmiten eventos, juran por su honor que lo que ven es la repanocha, no sea que al año siguiente se queden en casa, por falta de interés.
Feliz año y feliz blog.
Pues sí, pero siempre que se crean expectativas acaban mal.
Muchas gracias e igualmente.
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