jueves, 5 de febrero de 2009

La verdadera Violetta


En una tumba del cementerio de Montmartre (sepultura siempre adornada de flores) reposan los restos de Rose-Alphonsine Plessis, más célebre en vida bajo el nombre de Marie Duplessis e inmortalizada con otros (Marguerite Gautier y Violetta Valery) por Dumas hijo y Verdi. La joven "dama de las camelias" (no soportaba el aroma de las flores y vivía rodeada de ellas) murió de tisis a los veintitrés años, después de haber pasado de la miseria más absoluta a la opulenta existencia de una cortesana de lujo que gastaba cien mil francos al año y que dejó el mundo tan endeudada que antes de que transcurriera un mes después de su desaparición, sus bienes fueron vendidos en subasta pública.
Sobre la vida temprana de Alphonsine se han dicho muchas cosas, pero lo que parece seguro es que no fue feliz, que su padre estaba alcoholizado y que, después de trabajar como sirvienta y en un par de fábricas, la muchacha, a sus quince años, se marchó a París en busca de fortuna. Trabajó de costurera, hasta convertirse en la querida de un comerciante, que fue quien la "lanzó" en la prodigiosa carrera que habría de convertirla en una de las "grandes horizontales" de París. Alphonsine, que tomó el nombre de Marie Duplessis (convirtiendo su apellido en algo más "aristocrático"), se esmeró en completar su formación cultural, hasta entonces inexistente, con gran éxito. Marie podía conversar de cualquier tema, tocaba el piano con corrección y además gustaba por su carácter espontáneo. Era, además, lo bastante diplomática como para conservar una relación cordial con sus antiguos amantes.
Marie saltó a la "primera plana" cuando inició una relación escandalosa con un personaje de la aristocracia, Agénor Gramont, duque de Guiche, que sería más tarde parte del gabinete de ministros de Napoleón III. Agènor se empeñaba en mostrarse junto a Marie en todas sus apariciones públicas, lo que llevó a la familia de Agènor a "exiliar" a éste fuera de París. La relación que la haría inmortal no sería esta, sino la que mantuvo durante casi un año con Alexandre Dumas hijo. Los dos amantes pasaron un tiempo retirados en el campo; la relación con Dumas no impedía a Marie mantener otras. Al final fue Dumas quien interrumpió su idilio: "No soy lo bastante rico para amarte, ni lo bastante pobre para que tú me ames", escribió en su carta de ruptura a Marie, de la que sin embargo seguiría siendo amigo. Ella se convirtió en la amante de Franz Listz, que confesaría más tarde que ella era la primera mujer a la que había querido ded verdad. El compositor llegó a proponerle que vivieran juntos, oferta que ella rechazó. Después de Listz, Marie se convirtió en la amante del Conde de Pérregaux. Huirían a Londres y allí se casarían. El matrimonio no acabó bien, pero una vez más la Duplessis se las arregló para mantener una buena relación con Pérregaux. De hecho él sería uno de los pocos que no la abandonaron en sus últimos momentos. Enferma de tisis desde hacía tiempo, Marie moriría en su apartamento de la Rue Madeleine el 3 de febrero de 1847.
Al saber la noticia de su muerte, Alejandro Dumas hijo se encerró en un cuarto y comenzó a escribir la que sería su obra más conocida, y el pasaporte hacia la inmortalidad de Marie: La Dama de las Camelias.

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