Con noventa y nueve años y mucha lucidez, la Olivero habla de su carrera y de los encuentros con directores como Toscanini (con quien no habló de música, según testimonio de la soprano), cantantes como Beniamino Gigli y compositores como Umberto Giordano o Francesco Cilea. De cómo se sintió la primera vez que se enfrentó, en el papel de Violetta Valéry, al temible loggione de Parma. De cómo la recibió el público del Met en su tardío debut como Tosca. Y de muchas cosas más. Una leyenda viva.
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