Resulta inevitable (en esta no tan pequeña discografía) empezar por Callas, si es que queremos ceñirnos únicamente a lo esencial. Y dentro de la gran variedad de grabaciones que han conservado la visión callasiana del personaje (arrancado de la vertiente verista de una Cigna o una Milanov, por citar dos antecedentes), desde las primeras en Méjico hasta la úlitma función interrumpida en París (y pasando por otra función interrumpida, la de Roma del 58), la primera a tener en cuenta es la que recoge la Norma que cantó Callas en el Covent Garden de Londres en 1952. Bajo dirección de Vittorio Gui y editada por una variedad de sellos hasta que la "casa" de la Divina decidió publicarla de manera más o menos oficial. No hago mención a las anteriores grabaciones por su sonido pésimo. El de esta grabación no es el mejor del mundo, está claro, pero al menos es tolerable. No conozco la edición de EMI, sino la de Divina, así que no puedo comparar cuál de las discográficas ha sacado una copia con mejor sonido (aunque teniendo en cuenta los antecedentes de Traviatas y Sonnambulas en las que EMI sale perdiendo frente a casas más modestas, diría que el de Divina es mejor). Callas ofrece una interpretación ejemplar; su voz está intacta y ya está presente todo su talento dramático; probablemente el londinense sea el Ah, non volerli vittime más conmovedor de toda la discografía de Norma. Stignani fue una Adalgisa muy frecuente, no sólo con Callas, sino con sus antecesoras en el papel; está estupenda, aunque para esa época parecía (por el timbre) la madre de Norma, más que una sacerdotisa jovencita y apetecible para el desfacedor de doncellas Pollione. Hablando del procónsul, o más bien de quien lo interpreta aquí, Mirto Picchi, su presencia no aporta gran cosa. Como en tantas ocasiones, los caballeros no hacen justicia a las damas de esta grabación. Como curiosidad, aquí el papel de Clotilde lo representa una futura gran Norma, Joan Sutherland. Gui no deja que nos aburramos y aporta la emoción necesaria desde el foso.
Dos años más tarde (1954) llega la primera grabación de estudio de Callas, esta vez bajo la batuta del nunca suficientemente valorado (gran director de ópera) Tullio Serafin, contando de nuevo con Stignani como Adalgisa, y esta vez con Mario Filippeschi como Pollione. Editada y reeditada por EMI, tanto en su colección dedicada a Callas como en Great Recordings of the Century, y ahora disponible en otras casas que nos piden menos desembolso (Naxos y compañía), supone la primera de las grabaciones de estudio que la Divina realizaría de Norma, ambas con Serafin a la batuta. De Callas puede decirse más o menos lo mismo que anteriormente, sólo que el personaje está más interiorizado y contenido, cosas del estudio. No hay sobreagudos espectaculares como en Londres (ni falta que me hacen, por otra parte), eso sí. De Stignani, véase arriba. Me gusta el Pollione de Filippeschi, aunque sea habitual calificar al tenor como una especie de Mario del Monaco de segunda división.
Dos años más tarde (1954) llega la primera grabación de estudio de Callas, esta vez bajo la batuta del nunca suficientemente valorado (gran director de ópera) Tullio Serafin, contando de nuevo con Stignani como Adalgisa, y esta vez con Mario Filippeschi como Pollione. Editada y reeditada por EMI, tanto en su colección dedicada a Callas como en Great Recordings of the Century, y ahora disponible en otras casas que nos piden menos desembolso (Naxos y compañía), supone la primera de las grabaciones de estudio que la Divina realizaría de Norma, ambas con Serafin a la batuta. De Callas puede decirse más o menos lo mismo que anteriormente, sólo que el personaje está más interiorizado y contenido, cosas del estudio. No hay sobreagudos espectaculares como en Londres (ni falta que me hacen, por otra parte), eso sí. De Stignani, véase arriba. Me gusta el Pollione de Filippeschi, aunque sea habitual calificar al tenor como una especie de Mario del Monaco de segunda división.
Llegamos ahora a LA Norma. O al menos la que considero como tal. Me refiero a la función registrada en la Scala en 1955 (¡buen año!), con Maria Callas, Giulietta Simionato y Mario del Monaco, bajo dirección de Antonino Votto. Esta es una de las grabaciones que me convirtieron en una especie de fetichista escalígera. Callas en su momento álgido, como actriz y como cantante. En una entrada anterior podéis escuchar All'ira vostra, procedente de esta grabación. Una Adalgisa de lujo, como un lujo es todo lo que podemos escuchar de Simionato. Del Monaco... Bueno, su Pollione carece de sutileza por completo. Un procónsul desatado y un tanto chulesco, si se permite la expresión. Votto, ni bien ni mal, sino todo lo contrario. Con oficio y ya está. Para el cotilleo queda el rumor extendido por Del Monaco de que, aquella noche, a la hora de recibir los saludos, Callas le había dado una patada en la espinilla al tenor, para salir a saludar sola. Rumor que muchos se apresuraron a creer y que cimentó la leyenda de "la Tigresa". Está disponible en varios sellos. La misma historia de siempre respecto al sonido. Soportable, en unas ediciones más que en otras.
Del mismo 1955 es la grabación romana, una Norma en concierto realizada para la RAI, que reúne a dos de los protagonistas de la noche escalígera, pero con Stignani como Adalgisa y bajo dirección de Serafin. Una Norma que podemos encontrar en el catálogo de Opera d'Oro, que la distribuye con su habitual precio bajo, y también con su habitual parquedad en cuanto a notas y libreto se refiere. Digamos que lo que vale para la función de la Scala vale para esta Norma en concierto, aunque prefiero la de la Scala. Por puro fetichismo.
No aconsejo demasiado la segunda grabación en estudio, ya con sonido estéreo; dramáticamente, Callas impresiona, como siempre, pero lo pasa fatal con las dificultades que entraña el personaje y no vendría mucho después el momento en que no podría, directamente, cantar Norma. El único punto de interés de esa grabación se halla para mí en Corelli. Si es que lo vuestro tiene a la fuerza que ser una grabación de Callas con buen sonido y en estudio, podéis intentarlo.
No aconsejo demasiado la segunda grabación en estudio, ya con sonido estéreo; dramáticamente, Callas impresiona, como siempre, pero lo pasa fatal con las dificultades que entraña el personaje y no vendría mucho después el momento en que no podría, directamente, cantar Norma. El único punto de interés de esa grabación se halla para mí en Corelli. Si es que lo vuestro tiene a la fuerza que ser una grabación de Callas con buen sonido y en estudio, podéis intentarlo.
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