Mañana en Radio Clásica, a partir de las 20:00, podremos escuchar la retransmisión de Rigoletto desde el Teatro Real, con Frontali, Ciofi y Bros, y el Sobrinísimo Roberto Abbado dirigiendo a la orquesta de la casa y al coro Intermezzo (después de que la dirección del teatro se haya querido desembarazar del titular). Aquí podéis ver un especial sobre estas representaciones, en el que se incluyen varios vídeos. Una de las funciones pudo ser vista el pasado sábado en la Plaza de Oriente, gracias a la pantalla gigante allí instalada y que había servido a unos fines parecidos durante el primero de los recitales de Flórez (que acabó con saludo y pequeña propina desde el balcón) a quien, en un principio, estaba destinado el papel de Duque de Mantua en esta producción. La opinión de los que han asistido no hace concebir demasiadas esperanzas sobre esta representación, aunque estas (las esperanzas, naturalmente) son lo último que se pierde. En cuanto a críticas "oficiales", que nos dan un poco de todo pero que coinciden en que las primeras funciones no han sido espectaculares precisamente, tenemos esta de El País:
Esta, del Diario Vasco:
El distanciamiento de las pasiones no se conjuga nada bien con el universo verdiano. Los cantantes no transmiten cercanía. Tanto Bros como Frontali nos tienen acostumbrados a unos niveles artísticos superiores. El director musical Roberto Abbado mantiene en algunas escenas la tensión musical. En otras enfatiza en exceso las dinámicas y en otras, sencillamente, desaparece. La Sinfónica de Madrid está, en cualquier caso, por encima de su nivel medio habitual. El coro Intermezzo cumple musicalmente y se muestra disciplinado y eficaz en la papeleta escénica.
Esta, del Diario Vasco:
Y esta, de ABC:Por contra, Frontali fue un jorobado sin joroba con muchos problemas en la afinación, calante, corto de fraseo, pobre en expresividad. Una pena. Por su parte, la Gilda de Ciofi estuvo desdibujada, temerosa en la zona aguda y muy remisa a atacar las notas con sinceridad, cubriéndose en muchas ocasiones.El coro Intermezzo, de naturalidad donostiarra (treinta y cinco voces), cumplió bien con su tarea, aunque, a veces, pecara de timidez expositiva. Claro que esto puede achacarse a la dislocada batuta de Roberto Abbado, quien llevó la concertación a saltos, con roturas de tiempos, dejando en ocasiones a los cantantes sin protección alguna, y a la orquesta en un torbellino de desajustes, con descuadres notorios, desdibujando su acreditada solidez.
Pues lo dicho, mañana, en Radio Clásica, veremos qué tal se desenvuelve este Rigoletto.Quiere esto decir que aún hay tiempo para afinar varias de las imprecisiones del estreno de anoche. Lo primero la dirección musical de Roberto Abbado, alguien capaz de ponerle sustancia a la partitura, narrar con eficacia, energía y afán popular, pero no siempre fino en el ajuste con el escenario, a veces de manera tan evidente como en el coro del segundo acto o en el célebre «Quartetto».Es razonable imaginar mayores sutilezas en una orquesta que las tiene y también mejores prestaciones en un primer reparto que necesitó calmar los nervios y encontrar el sitio. José Bros pareció hallarlo ante «Parmi veder le lacrime» a falta de una mejor y más cómplice colaboración de Abbado. En cualquier caso siempre es posible hallar un punto de nobleza y elegancia en un cantante de probado rigor y que, al lado del Rigoletto de Roberto Frontali, aportó lo más gratificante de la representación. Lo cual es meritorio a sabiendas de la complejidad de este último personaje, al que Frontali salva apenas sobrevolando los contradictorios repliegues de su personalidad.Con razón, a ambos se les aplaudió. Y más aún a Patrizia Ciofi, seguramente en agradecimiento por el enorme esfuerzo que hizo al resolver el papel de Gilda aunque fuera trampeándolo, afalsetándolo y diciéndolo con precavida cautela y problemática voz.
1 comentario:
Nina:
Muchas gracias. Siempre es un placer entrar en tu blog tan lleno de información interesante sobre el mundo de la ópera. También agradezco tus elegantes comentarios. Eres capaz de emitir críticas sin descalificar a nadie. Me gusta que te conste porque hay algún otro blog del mismo tema que resulta ilegible por tono y por vocabulario.
Recibe mi afectuoso saludo.
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