No sé si Diana Damrau ha sido la responsable de la creación del programa que cantó el pasado miércoles en el Teatro Real (lugar donde ya había aparecido como Zerbinetta en 2006), pero extraño sí que era. Después de una primera parte dedicada íntegramente a Mozart y en la que se abría el concierto con la Pequeña Serenata Nocturna (?), siguió una selección de Rossini, Massenet y Bellini, con la Pavana de Ravel en medio (?) y cuatro bises en los que se volvió a Mozart (un buen Non mi dir), a Massenet (más de Manon, que debuta en Viena dentro de poco) y a Puccini (con el inevitable O mio babbino caro). Al contrario de lo que ocurrió con Fleming, la selección, si bien un poco rara, no era una promoción indisimulada de su último disco.
Ya resulta un poco pesado, pero, ¿sería mucho pedir que en los recitales de Grandes Voces (bueno, dejémoslo en los recitales en general) escuchásemos más al cantante que a la orquesta? Tanta insistencia en que escuchemos a la Sinfónica de Madrid es contraproducente, teniendo en cuenta la justita calidad de la formación y lo soporífero que puede resultar su director. No es don Jesús santo de mi devoción ni objeto de mi fobia, pero francamente, es difícil aburrir más con Mozart. No sé qué pensarán los cantantes de la orquesta titular del Teatro Real, pero lo cierto es que no ayuda gran cosa. Hasta eché de menos a mi aborrecido Rhorer, compañero de andanzas de Damrau en sus dos primeros recitales de estudio. Dicho eso, dicho todo.
Tal vez el director ha contribuido a que algunos de los asistentes hayan expresado cierta decepción al salir de este recital. Que no se me malinterprete: aunque la división de opiniones es grande, el concierto fue un éxito, según pudo apreciarse por la radio. Siempre he tenido una gran debilidad por Damrau, así que yo, Radio Clásica mediante, disfruté
del recital, aunque en cuanto dejaban sola a la orquesta desconectaba. Sí que resulta curioso (teniendo en cuenta el repertorio con el que se ha asociado a la soprano alemana) que me gustase más la segunda parte que la primera, dedicada única y exclusivamente a Mozart, que contuvo un Exultate, jubilate un poco flojo para lo que esperaba de ella, y un Ach, ich fülhs melancólico, sentido. Estupendo, vamos.
En la segunda parte, quizá lo que menos me gustó (intrusiones orquestales aparte) fue la cavatina del Barbiere, que además prefiero escuchar en voz de mezzo. Me sorprendieron su Manon y su Amina. En especial esta última. Teniendo en cuenta el precedente de la Lucia del Met no me convencía nada su inclusión en el programa. Salió mucho mejor de lo que esperaba. En los bises, el aria de Donna Anna tal vez fuera lo más notable. Me gustó más su Adieu, notre petite table que la escena del Cours-la-Reine que se encontraba en el programa "oficial". O mio babbino caro estuvo precedido de felicitación navideña en español. Es un aria tan explotada que no le encuentro bastantes alicientes. Espero escuchar a Damrau por Madrid (y en directo) en una ópera y, ojalá, con una orquesta mejor. Mortier tiene tarea.
PARTE I
Wolfgang Amadeus MOZART:
Pequeña serenata nocturna, KV 525
"Al destin che la minaccia" de Mitridate
"Ach, ich fühl's" de Die Zauberflöte
Música para un funeral masónico, KV 477
"Exultate, jubilate", KV 165
PARTE II
Gioachino ROSSINI:
"Una voce poco fa" de Il barbiere di Siviglia
Obertura de La scala di seta
Maurice RAVEL:
Pavana para una infanta difunta
Jules MASSENET:
"Je marche sur tous les chemins" de Manon
Vincenzo BELLINI:
"Ah! Non credea mirarti... Ah! Non giunge" de La sonnambula
Wolfgang Amadeus MOZART:
Pequeña serenata nocturna, KV 525
"Al destin che la minaccia" de Mitridate
"Ach, ich fühl's" de Die Zauberflöte
Música para un funeral masónico, KV 477
"Exultate, jubilate", KV 165
PARTE II
Gioachino ROSSINI:
"Una voce poco fa" de Il barbiere di Siviglia
Obertura de La scala di seta
Maurice RAVEL:
Pavana para una infanta difunta
Jules MASSENET:
"Je marche sur tous les chemins" de Manon
Vincenzo BELLINI:
"Ah! Non credea mirarti... Ah! Non giunge" de La sonnambula
BISES
Wolfgang Amadeus MOZART
"Crudele? No, mio bene... Non mi dir" de Don Giovanni
Jules MASSENET
"Allons, il le faut... Adieu, notre petite table" de Manon
Giacomo PUCCINI
"O mio babbino caro" de Gianni Schicchi
Aquí.
12 comentarios:
La respuesta a la pregunta que usted se plantea sobre escuchar más al cantante que a la orquesta es muy sencilla y desde mi punto de vista es más que evidente: Los cantantes deben descansar su voz entre un numero y otro, incluso en algunos casos cambiar de vestimenta. Al igual que usted yo escuché el concierto por la radio y no sé si la Damrau cambió de vestido, pero suele ser una práctica habitual en este tipo de recitales. Como amante de la música que soy (no solo del belcanto) no apagué la radio mientras sonaba la orquesta así que mi opinión en este caso no está cargada de prejuicios como se deja entrever en su pequeño panfleto. Pocas veces he podido escuchar una versión más refinada y con buen gusto como la que pude escuchar de la “pequeña música nocturna de Mozart” KV 525 cosa difícil de lograr con esta obra ya que suele estar muy viciada por antiguas malas costumbres (exceso de vibrato, acentos en los finales de frase, ritardandi desmesurados en los últimos compases de cada movimiento, etc. ) Puede que me equivoque, pero creo que lo que usted llama aburrimiento es justamente ese savoir faire de “Don Jesús” que irrita tanto a los amantes del belcanto (que conste que los amantes del belcanto no son ni santo de mi devoción ni objeto de mi fobia) para evitar esas malas costumbres que tanto gustan a estos. De mi absoluto agrado fueron el solo de trompa de la pavana (lamento que se lo haya usted perdido) y el solo de Oboe de la “La scala di seta” (lamento también que usted no haya podido disfrutarlo) cuya dificultad debe haberle sido evidente incluso a usted y donde he visto resbalar a muchos. Coincido con usted en que el “Exultate, Jubilate” estuvo un poco flojo ya que en las coloraturas claramente bajaba el tempo (típico) o por lo menos eso me pareció por la radio, pero en general me pareció que fue un éxito el recital.
Un saludo, y enhorabuena por el blog
Evidentemente la orquesta titular del real no es la Chicago Symphony Orchestra pero Diana Damrau tampoco es la Callas, yo estuve allí y no me pareció tan mal como lo pinta ud.
Para gustos, colores....Yo soy de los que opina que López Cobos es un tostón. Damrau no tiene graves, el centro es muy limitado y los sobreagudos se le abren. Por eso lo mejor de la noche fue Pamina. Vamos que en mi modesta opinión Gran Voz no es. Además se quiere hacer la simpática en escena y lo que resulta es cursi. Se cambió de traje en el intermedio y mejor que no pudierais verlos porque la muchacha necesita urgentemente un estilista
Este articulo es lo mas INJUSTO que he leido sobre el recital de DAMRAU.
Evidentemente el que escribe tiene algo en contra del Teatro real.¿que sentido tiene el arremeter así contra LOPEZ COBOS?
Este señor es un gran profesional reconocido.
En cuanto a DAMRAU
...QUE GRAN CANTANTE!!
Y si realmente opinas lo que escribes mi consejo es que te vayas al futbol a desfogarte.
Anónimo 1: Es evidente que debo haberme explicado mal al utilizar el término "desconectar", refiriéndome a las intervenciones de la orquesta titular del Teatro Real de Madrid. Quería decir que no las escuchaba con atención, porque la interpretación no era de mi gusto. Conozco cómo es la mecánica de los recitales de canto. Por supuesto que un cantante necesita descansar la voz entre pieza y pieza, pero elegir como obra de apertura la Pequeña Serenata Nocturna implica retrasar demasiado tiempo (casi veinte minutos) la entrada de la soprano, al fin y al cabo la protagonista principal de la velada, que termina siendo la que menos se escucha en el concierto. En cuanto a las tradiciones interpretativas, les doy escasa importancia, créame. De entre todos los motivos por los que se me puede atragantar una dirección orquestal (o la interpretación de un cantante), ese es uno que por lo general no me molesto en tomar en cuenta.
Otro saludo para usted y gracias por su comentario.
Anónimo 2: Me alegra que de su opinión como asistente en directo al recital. Por otra parte, le aseguro que cuando escucho a Damrau, no pienso en Callas, ni cuando hago lo propio con la Sinfónica de Madrid se me pasa por la mente la de Chicago.
Miguel: Evidentemente no puedo opinar sobre el aspecto escénico del recital de Damrau. Jamás me ha parecido cursi cuando he tenido ocasión de verla en una representación.
ANTIBECKMESSER: Tiene usted varias impresiones equivocadas, desde que yo niegue que Damrau es una gran cantante a que necesita usted gritar para expresar su opinión.
Lo que ud escribe es totalmente INJUSTO con lo que se escuchó en el Recital.Por cierto el Ignorante ("la ignorancia que atrevida es") que titula su comentario de "Una justa..." quien es?
"Lo que ud escribe es totalmente INJUSTO con lo que se escuchó en el Recital.Por cierto el Ignorante ("la ignorancia que atrevida es") que titula su comentario de "Una justa..." quien es?"
Parece que no quiere usted debatir; tiene su impresión y nada le va a apear de ello. Yo también tengo la mía, y no veo por qué habré de justificarme por tenerla, siendo este mi blog.
Me gustaría saber dónde ve usted en el comentario publicado en esta entrada lo de que "la ignorancia es atrevida", o que se llame ignorante a nadie, algo que no suelo hacer aun si lo que leo es contrario a mis opiniones.
Aparte de que me atribuye usted, entre otras cosas, una inquina contra el Teatro Real que jamás he albergado.
Saludos.
sra/ta NINA
yo respeto su Blog y ud parece una buena aficionada a la opera...
pero,por lo que escribe es evidente que la tiene tomada con COBOS y la Orquesta del Real como mínimo.
Para Ud COBOS es un pésimo director,para mí es un gran profesional que ha hecho un buen trabajo en el teatro Real y personalmente lo voy apreciando estos últimos años como abonado habitual. Son dos posturas totalmente diferentes donde no se puede debatir.
Saludos
Me da pena leer esta trifulca por algo que no debería tener discursión, cada uno de ustedes tiene un oido y sus gustos personales y ninguno tiene razón ni deja de tenerla
Asertividad. Es aquel estilo de comunicación abierto a las opiniones ajenas, dándoles la misma importancia que a las propias. Parte del respeto hacia los demás y hacia uno mismo, planteando con seguridad y confianza lo que se quiere, aceptando que la postura de los demás no tiene por qué coincidir con la propia y evitando los conflictos de forma directa, abierta y honesta.
Por mi parte la polémica queda zanjada, a menos que se quiera añadir algo más a lo ya dicho de manera sosegada.
Un saludo y Feliz Año a todos.
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