jueves, 8 de noviembre de 2007

Cimarosa de estreno (o casi)

Otoño musical agitadillo el que estamos teniendo este año. A la presencia de Cecilia Bartoli en su gira dedicada a Maria Malibrán y a la de Juan Diego Flórez que el día 30 dará un recital en el Liceu (bienaventurados aquellos que puedan asistir), por no hablar de la expectación (léase mooorbazo) que rodea la Aida también liceística con Roberto Alagna como Radamés, se une la presencia de Riccardo Muti en el Teatro Pérez Galdós con una ópera de Cimarosa que dormía hasta hace bien poco el sueño de los justos en el archivo del Conservatorio de Nápoles: Il Ritorno di Don Calandrino, que fue presentada con éxito en el Festival de Pentecostés de Salzburgo de este año y que es algo así como el punto de partida de un proyecto de colaboración entre el director y la ciudad natal de Mozart para resucitar obras perdidas del XVIII napolitano a lo largo de cinco años; las mismas obras se presentarán en el Pérez Galdós, por cierto, o esa es la intención. El diario La Provincia incluye hoy en su edición digital una entrevista con Muti sobre el particular, y hete aquí algunos extractos copiados y pegados:
Usted recupera con fuerza la figura de Cimarosa como un genio. ¿No cree, sin embargo, que está infravalorado?
— Cimarosa era considerado en Viena como un rey de la música. El problema nace cuando Mozart crea un mundo absolutamente nuevo, revolucionario desde el punto de vista dramático y de la genialidad creativa, causa que oscurece a todos los compositores del seteciento. En realidad, Cimarosa nunca ha sido infravalorado. Incluso Standal decía que un momento dado no sabría si elegir entre Mozart o Cimarosa. Los compositores napolitanos del seteciento han preparado el camino de Mozart. Aún siendo de la escuela alemana Mozart sin la escuela napolitano su música sería distinta. No sonaría menos genial, pero su música sería distinta.
¿Por qué El matrimonio secreto, de Cimarosa, permanece en el repertorio actual de los teatros mientras no ocurre lo mismocon otras obras como Il ricordi di Don Calandrino?
— El matrimonio secreto es una obra maestra absoluta, no sólo en el repertorio de Cimarosa sino en todo el seteciento. Cimarosa es un autor prolífico con más de 90 óperas, pero además está enclavado en una época de gran vitalidad teatral y operísticas, pues se iba a los espectáculos líricos como ahora se va al cine. El público quería ver siempre cosas nuevas y muchas de las obras, injustamente, han pasado al olvido. Incluso un monstruo de la ópera como Gluck no se hace a menudo en Alemania.
Hay muchas carreras jóvenes prometedoras sin continuidad en su trayectoria. ¿Problemas en la enseñanza o de los directores de orquesta?
— Existe un gran debate. Los cantantes hacían antes una carrera más lente, elegían bien el repertorio, no viajaban a tanta velocidad y desarrollaban una técnica más sólida permitiéndole hacer carreras largas. Es el caso de Kraus, Tebaldi. La velocidad motiva que se quemen rápido muchos cantantes. Los maestros antes conocían perfectamente el repertorio y las necesidades vocales mientras las nuevas generaciones se ponen a dirigir sin conocer las exigencias vocales. Muchos cantantes jóvenes se lamentan de que los directores no los orienten bien.


El resto de la entrevista, por aquí. Por cierto; recomiendo encarecidamente al diario en cuestión (como a tantos otros) una cosa: leeros los artículos antes de publicarlos en vez de escribir de oído, que eso de Standal en vez de Stendhal me ha llegado al alma. Y lo de cambiarle el título a la ópera en plena conversación, pues también, también...
Si, como una servidora, estáis in albis sobre el argumento de la ópera en cuestión (sobre aspectos musicales, nos queda confiar en OperaShare o similares), daros una vuelta por esta página oficiosa dedicada a Muti y a dos compositores tocados por la gracia callasiana en los 50, Spontini y Cherubini. En italiano, naturalmente...

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