Para empezar el día. Dulzarrón, lo sé. El temible espíritu de Año Nuevo ha debido apoderarse de mí. Me encanta Strauss "el malo", compañero habitual de días tristes (él y tantos otros) en los que me sirve de consuelo. Aunque a veces lo escucho por puro capricho. Como hoy. Gracias al Ministro Ping por el regalo.
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