Tras la muerte de su protector Gassmann en 1774, a Salieri le encomiendan el puesto de éste como Kapellmeister. Tiene 24 años y acaba de conocer a su futura esposa, Therese von Helfersdorfer. José II tuvo que acceder a subirle el sueldo para que pudiera contraer matrimonio. Tendrían ocho hijos. Su carrera progresa; puede volver a Italia donde escribe óperas para Venecia, Roma y Milán. Se establece su reputación internacional. Entre las óperas compuestas en esa época, destacaron La scuola dei gelosi y L'Europa riconosciuta, compuesta para la inauguración del Nuevo Teatro Ducal de Milán. Es decir, la Scala. En 1780, José II le encargó componer un singspiel, Der Rauchfangkehrer, estrenado en 1781; aunque exitoso, fue ensombrecido por otro singspiel: El Rapto en el Serrallo, de Mozart. No obstante la desconfianza de este último respecto a Salieri y la "camarilla" de italianos lo cierto es que había poco tiempo para intrigas... En ese mismo año, Gluck es solicitado por la ópera de París (no hay que olvidar que la reina de Francia, María Antonieta, había sido alumna de Gluck y lo había favorecido siempre), pero demasiado débil "delega" en Salieri, que estrenará en la capital gala Les Danaides, con gran éxito. No se reprodujo el triunfo con Les Horaces, pero sí con Tarare y con su "traducción" italiana, Axur, Re d'Ormus. En 1788, Salieri es nombrado Maestro de Capilla, puesto que mantendrá (más o menos efectivamente) hasta su retiro en 1824. El ritmo de composición de Salieri se ralentiza.
Con la muerte de José II en 1790, se pensó en que Salieri podría renunciar a su cargo, pero esto no sucedió. Se limitó a frenar más aún su ritmo de composición, aunque conservó un papel destacadísimo en la vida musical vienesa. Se acordó que compondría una ópera por año para la corte. La Revolución Francesa le privó de nuevos encargos de París, y la muerte de Mozart, de una competencia bastante estimulante; escribía óperas, sinfonías, misas, se dedicaba a la enseñanza. En 1815 todavía se encarga de buena parte de la preparación de los eventos musicales relacionados con el Congreso de Viena. En los últimos años de su vida su salud empeoró. Quedó ciego y los pasó internado en un hospital. Fue allí donde, según cuentan, se acusó del asesinato de Mozart, aunque no existen evidencias al respecto. Murió en Viena el 7 de mayo de 1825. Sobre su lápida se inscribió un poema escrito por su alumno Joseph Weigl en la que se rogaba por su eterno descanso y porque su nombre brillara para la Eternidad.
Con la muerte de José II en 1790, se pensó en que Salieri podría renunciar a su cargo, pero esto no sucedió. Se limitó a frenar más aún su ritmo de composición, aunque conservó un papel destacadísimo en la vida musical vienesa. Se acordó que compondría una ópera por año para la corte. La Revolución Francesa le privó de nuevos encargos de París, y la muerte de Mozart, de una competencia bastante estimulante; escribía óperas, sinfonías, misas, se dedicaba a la enseñanza. En 1815 todavía se encarga de buena parte de la preparación de los eventos musicales relacionados con el Congreso de Viena. En los últimos años de su vida su salud empeoró. Quedó ciego y los pasó internado en un hospital. Fue allí donde, según cuentan, se acusó del asesinato de Mozart, aunque no existen evidencias al respecto. Murió en Viena el 7 de mayo de 1825. Sobre su lápida se inscribió un poema escrito por su alumno Joseph Weigl en la que se rogaba por su eterno descanso y porque su nombre brillara para la Eternidad.
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