ACTO I. Nagasaki, a finales del siglo XIX. El oficial B.F. Pinkerton ha conocido a la joven Cio-Cio-San y, por medio del casamentero Goro, ha acordado un matrimonio con ella, que Pinkertonn no se toma demasiado en serio. El cónsul estadounidense Sharpless le advierte que tal vez la muchacha cree que se trata de un matrimonio verdadero. Pinkerton hace caso omiso de sus palabras y ambos brindan por la patria lejana y por el día en que el oficial se case "con una verdadera esposa americana". La novia aparece, seguida por su familia y amigos, y la ceremonia se celebra. Se revelan los orígenes de Cio-Cio-San, a la que su esposo le ha dado el cariñoso sobrenombre de "Butterfly". Se revela, también, que procede de una familia antaño próspera, que su padre cayó en desgracia ante el Emperador y fue obligado a suicidarse; Cio-Cio-San conserva el arma con la que se consumó el suicidio como algo sagrado. En voz baja, ha confesado a Pinkerton que ha visitado la misión cristiana y se ha desvinculado de la fe de sus antepasados. Cuando la familia de la joven averigua esto (por intervención del tío de Butterfly), reniega de ella. Butterfly solloza ante el rechazo de los suyos, pero la presencia de Pinkerton la consuela...
ACTO II. Hace tres años que Pinkerton se fue de Nagasaki, asegurando a Cio-Cio-San que volverá cuando aniden los petirrojos. La fe de Butterfly en la palabra de Pinkerton es inquebrantable. No así la de su doncella, Suzuki, que no cree que un esposo extranjero vaya a volver; ninguno lo hace; además, está la cuestión del dinero, que se agota. Nada puede persuadir a Butterfly. Llega entonces el cónsul Sharpless, al que Cio-Cio-San recuerda de su matrimonio y al que Pinkerton ha encomendado la ingrata misión de contarle que se ha casado con una joven estadounidense. Pero Butterfly está tan transtornada por la alegría de tener una carta de su amado (evidentemente ella no sabe leer inglés) que Sharpless, conmovido, apenas se atreve a dar el mensaje. Mientras tanto, llega Goro con un rico pretendiente, Yamadori, que quiere casarse con Butterfly. El casamentero considera (como consideran los demás) que una esposa abandonada debe considerarse divorciada, pero Cio-Cio-San se considera casada con Pinkerton. Cuando al final la joven entiende que la han olvidado, enseña al cónsul al hijo que ha nacido en ausencia del oficial. Puede que Pinkerton la haya olvidado, pero no podrá obviar que tiene un hijo, al que ella ha llamado "Dolor". Cuando vuelva su padre, lo llamará "Alegría". Sharpless se va, entristecido. Es entonces cuando suena el cañón del puerto. Butterfly espía ávidamente la llegada de la nueva nave. Es el "Abraham Lincoln", el barco de Pinkerton. Triunfante, Cio-Cio-San arregla con flores la casa con ayuda de Suzuki y, con el niño, espera a su esposo, vestida de gala.
(vídeo de Oneguin65)
ACTO II. Hace tres años que Pinkerton se fue de Nagasaki, asegurando a Cio-Cio-San que volverá cuando aniden los petirrojos. La fe de Butterfly en la palabra de Pinkerton es inquebrantable. No así la de su doncella, Suzuki, que no cree que un esposo extranjero vaya a volver; ninguno lo hace; además, está la cuestión del dinero, que se agota. Nada puede persuadir a Butterfly. Llega entonces el cónsul Sharpless, al que Cio-Cio-San recuerda de su matrimonio y al que Pinkerton ha encomendado la ingrata misión de contarle que se ha casado con una joven estadounidense. Pero Butterfly está tan transtornada por la alegría de tener una carta de su amado (evidentemente ella no sabe leer inglés) que Sharpless, conmovido, apenas se atreve a dar el mensaje. Mientras tanto, llega Goro con un rico pretendiente, Yamadori, que quiere casarse con Butterfly. El casamentero considera (como consideran los demás) que una esposa abandonada debe considerarse divorciada, pero Cio-Cio-San se considera casada con Pinkerton. Cuando al final la joven entiende que la han olvidado, enseña al cónsul al hijo que ha nacido en ausencia del oficial. Puede que Pinkerton la haya olvidado, pero no podrá obviar que tiene un hijo, al que ella ha llamado "Dolor". Cuando vuelva su padre, lo llamará "Alegría". Sharpless se va, entristecido. Es entonces cuando suena el cañón del puerto. Butterfly espía ávidamente la llegada de la nueva nave. Es el "Abraham Lincoln", el barco de Pinkerton. Triunfante, Cio-Cio-San arregla con flores la casa con ayuda de Suzuki y, con el niño, espera a su esposo, vestida de gala.
(vídeo de Oneguin65)
ACTO III. Amanece. Butterfly, Suzuki y el niño llevan toda la noche esperando. La doncella y el pequeño se han dormido, pero Cio-Cio-San sigue despierta... Suzuki abre los ojos y le dice a su señora que descanse un poco. Apenas se ha ido a descansar, aparecen Sharpless y Pinkerton, acompañados de Kate, la esposa del oficial. Suzuki comprende enseguida lo que pasa, y se lamente por su señora. Pinkerton no se atreve a enfrentarse cara a cara con Butterfly, más aún cuando lo que pretenden él y su esposa es que la japonesa les entregue al niño para que ellos lo críen como si fuera suyo. Cuentan con Suzuki para que ayude a persuadir a la madre. Pinkerton se va, avergonzado, dejando solos a Sharpless y su esposa. Es entonces cuando se escucha la voz de Butterfly, que recorre la casa y el jardín buscando a Pinkerton. Al encontrar al cónsul y a la mujer, acaba por comprender la verdad. Kate le pide perdón a Butterfly y le pide que le entregue al niño. Cio-Cio-San le dice que no se preocupe por ella y que sea feliz, pues es la más afortunada de las mujeres. Luego accede a entregar a su hijo, pero sólo si Pinkerton vuelve a buscarlo más tarde. Cuando Sharpless y Kate se marchan, Suzuki trata de consolar a su señora, pero ella ya tiene algo en mente: tomando la espada de su padre, se prepara para quitarse la vida, cuando entra el niño. Cio-Cio-San se despide de él y le venda los ojos para que no vea lo que va a suceder; después, se esconde detrás de un biombo para atravesarse con el arma. Mientras agoniza, se oye a Pinkerton que grita su nombre...
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