lunes, 13 de octubre de 2008

Un Faust vienés

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Que un tal Doctor Fausto existió parece demostrado, aunque desde luego ni pactó con el diablo ni tuvo nada que ver con una tal Marguerite, o Gretchen que para el caso es lo mismo. El personaje en el que tantas obras literarias y musicales se han basado (de Marlowe a Mann, pasando por Goethe, de Listz a Boito, pasando por Gounod) habría nacido hacia 1480 en la ciudad alemana de Knittlingen y muerto en torno a 1540, por culpa según se dice de un experimento con sustancias químicas que salió mal y acabó con el célebre doctor volando por los aires. El primero en atribuírle poderes demoniacos al personaje fue Martín Lutero. Se le unió otro reformador, Phillip Melanchton, que además añadió el pintoresco detalle de que Fausto siempre iba acompañado en sus correrías por dos perros infernales. El mito fáustico aparece por primera vez, sin embargo, en un libro publicado en 1587 por el librero Johann Spies: Historia von D. Johann Fausten. El autor del volumen, que conoció gran éxito, es anónimo. En esta obra aparecía por vez primera Mefistófeles, o, como se le conocía por entonces, Mefostófiles ("el que odia la luz"), un demonio súbdito de Satanás que ofrece un pacto a Fausto: responderá a sus preguntas y le otorgará todo el conocimiento que quiera, pero al cabo de veinticuatro años el doctor le entregará su alma a cambio. A su muerte, en efecto, es llevado al Infierno. Tal fue el éxito de esta primera manifestación del mito que (previa publicación de un "Fausto" versificado también en Alemania, que no obtuvo el favor de los lectores) pocos años más tarde, en 1592, el doctor y su demonio "doméstico" conocen los escenarios de mano de Christopher Marlowe (1564-1593), The Tragicall History of Dr. Faustus. Como en la primitiva obra alemana sobre Fausto, al final el personaje se condenaba.
De todas maneras, el texto que va a fundamentar el mito es el Faust de Goethe, cuya primera parte se publicó en 1808, mientras que la segunda vio la luz póstumamente, en 1832. La primera parte coincide en gran medida con el argumento de la ópera de Charles Gounod. Mefistófeles apuesta con Dios (como en el prólogo del Mefistófeles de Boito) que será capaz de apartar a Fausto del buen camino... En su estudio, el doctor, que ahora se siente incapaz de responder a todos los interrogantes que se plantea, decide dedicarse a las artes mágicas. Un día en que se encuentra paseando con su ayudante Wagner, un perro callejero le sigue hasta su estudio. Una vez allí, el animal se transforma en Mefistófeles y le ofrece un pacto a cambio de su alma: le entregará todo lo que quiera si Fausto se convierte después en sirviente del Demonio. El doctor acepta y firma el pacto con su sangre. Con la ayuda de su nuevo aliado, unas cuantas joyas y el beneplácito de la vecina de la muchacha, Fausto seduce a la joven Gretchen. La familia es destruida gracias a los manejos de Mefistófeles: su hermano Valentin muere a manos de Fausto, y la propia joven, enloquecida, envenena a su madre y ahoga al niño que tiene de su amante... Por todo ello, es encarcelada y condenada a muerte. Fausto intenta en vano sacarla de la prisión, pero la joven muere en su celda, mientras el doctor y Mefistófeles huyen. Una voz celestial anuncia la salvación del alma de Gretchen. En la Segunda parte, más alegórica, Fausto entra en contacto con personajes míticos para acabar redimido ante Dios.
A Charles Gounod le obsesionaba la obra de Goethe, y siempre pensó en ponerle música. Lo leyó por vez primera a los veinte años, en 1838, y cuando partió al año siguiente para la Academia de Roma, llevó el libro consigo. Su Faust se basó no sólo en la obra de Goethe, sino en un drama inspirado en ésta, Faust et Marguerite, de Michel Carré. Hay que recordar que Carré fue uno de los libretistas empleados por Gounod, si bien parece que la contribución mayoritaria fue de Jules Barbier. La obra (estrenada en el Theatre Lyrique de París en 1859) sufrió variaciones a lo largo de la composición y de los ensayos: Gounod hizo cortes en una partitura que alargaba la ópera: retiró un duo entre Marguerite y su hermano, por ejemplo. Los diálogos hablados del estreno (no muy bien recibido, por cierto) fueron sustituidos por recitativos más tarde. En cambio, el coro Gloire immortelle de nos aïeux y el aria de Valentin Avant de quitter ces lieux fueron añadidos posteriores. También fue un añadido el Ballet del Acto V, indispensable para que se representara en la Ópera de París (1869) y que -por otra parte- es cortado en tantas representaciones y grabaciones, como es el caso de la que nos ocupa.


Una grabación de este sábado, con algunos problemas de sonido (pido disculpas por adelantado) en la que lo mejor de la noche fue la Marguerite de la señora Alagna, o Gheorghiu, (como quiera el lector) que no es precisamente una de mis cantantes favoritas... Pero lo que es, es... En conjunto una muy disfrutable versión de Faust. A Gheorghiu ya la habéis escuchado más abajo, ahora es el turno de Alagna...


Faust
(Gounod)

Faust - Roberto Alagna
Marguerite - Angela Gheorghiu
Méphistopélès - Kwangchul Youn
Valentin - Adrian Eröd
Siebel - Michaela Selinger
Wagner - Alexandru Moisiuc
Marthe - Janina Baechle

Bertrand de Billy
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