viernes, 14 de noviembre de 2008

Teatro Real, continúa la saga



Creo que una banda sonora por todos recordada ( y que tomo prestada con toda la cara del mundo) como ésta le vendría bien a esta entrada:

Bien, hacía tiempo que no hablábamos de la cuestión del Real, ese teatro al que de repente quiere venir todo el mundo. Guau. Repasemos los hechos:
-En septiembre, Jesús Lopez-Cobos, director musical del Teatro Real hasta la fecha, anuncia que se marcha en 2010.
-Poco más tarde, Antonio Moral dice que también se larga. Se comienza a hablar de Lissner, de Mortier (que en esa época se presentaba también para Bayreuth por si acaso), que parecía anclado en la NYCO.

-Se comienza a pensar en Halffter, que luego dice que no quiere moverse de Sevilla.
Ahora todos se quieren ir a sustituir a López Cobos pero yo prefiero quedarme aquí porque estamos en una etapa de crecimiento y estoy muy contento con la filosofía de trabajo que hemos encontrado.

-Se habla de Harding, Dudamel dice que le gustaría ser el director musical del teatro, corren fantásticos rumores sobre el inglés, que habría estado en Madrid, de tapadillo, conociendo su "futura casa", según nos cuentan en este artículo de El Cultural:
Circula una leyenda metropolitana según la cual Daniel Harding habría frecuentado clandestinamente el Teatro Real a finales del pasado de octubre. Se trataba de una visita secreta y en claroscuro a propósito de Un ballo in maschera que consentía al maestro británico escuchar por primera vez en directo a la orquesta titular del coliseo madrileño. Harding se habría convertido en un epígono edulcorado del fantasma de la ópera. Oculto en un palco, y quién sabe si disfrazado, contemplaría cenitalmente a Jesús López Cobos en plena faena verdiana. La historia es atractiva. Pero es falsa. No porque Harding haya descartado suceder al director musical de Real, sino porque ha aplazado la visita al mes de diciembre. Probablemente sin necesidad entonces de embozarse en una capa ni razones para disimular su interés en la cuestión sucesoria. Sabemos de fuentes solventes que a Harding le gusta Madrid, que busca un lugar para establecerse, que le tienta sobremanera la idea de convertirse en el sucesor de López Cobos.
-Se vuelve a hablar de Lissner, pues por un lado se dice que renovaría en la Scala, por otro se dice que, harto de tanta pelea con los sindicatos, busca recalar en Madrid a pesar de la experiencia negativa que tiene del Real. Y ahora Mortier da la espantada en la NYCO por un recorte significativo del presupuesto: comienza otra vez a hablarse de su llegada como director artístico a Madrid, como puede leerse en El País.

El anuncio de su abandono se hizo la pasada semana. Mortier apareció por Madrid el sábado. Entonces no recibió ninguna oferta, según confirman fuentes responsables del Real y otras próximas al gestor. Quiso ir al Prado a ver la exposición de Rembrandt y luego al concierto de Antonio Florio en la Semana Napolitana del Auditorio Nacional. Pero, por ahora, no se le ha tanteado pese a la urgencia de la situación.

Los nuevos cargos deben estar designados antes del 15 de diciembre, fecha límite que ha puesto César Antonio Molina, ministro de Cultura, para resolver el futuro del teatro. Todo está abierto. "La prioridad es la dirección artística", advierten en el Real. La musical quedaría sujeta a los deseos del elegido.

Si finalmente es Lissner, sus preferencias son el británico Daniel Harding y el venezolano, de 27 años, Gustavo Dudamel. Dos músicos jóvenes y brillantes con quienes el programador francés colabora habitualmente.

De ser Mortier quien acepte la oferta que piensan hacerle en breve plazo, la dirección musical quedaría sujeta a un método propio aplicado en algunos lugares por los que ha pasado. Tres músicos, colaboradores habituales del gran gestor cultural, se turnarían al frente de la orquesta. Son Semyon Bychkov, Sylvain Cambreling y otro joven valor con brillante futuro por delante: Pablo Heras, granadino de 30 años, en quien Mortier confía absolutamente y que se encuentra estos días en Madrid. De hecho, ambos han hablado en profundidad del Real.

La situación es delicada. Una opción de la que hasta hace una semana no se hablaba por imposible se ha colado por sorpresa en mitad de una negociación intensa y abierta con Lissner. Éste, al parecer, quiere abandonar la Scala por tensiones con los sindicatos. Pero, para regresar a Madrid, necesita ciertas garantías de que la historia no se va a repetir. Su proyecto ya se frustró en 1997. Cuando el Real iba a reabrir sus puertas, Lissner era director artístico. Pero no llegó a verlo en funcionamiento. El cambio de gobierno produjo el relevo en la dirección y un golpe del que le ha costado recuperarse.

Lo dicho, un culebrón.

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