Después de la pausa del mes de junio, en el que ha habido mucho relax, retomemos la serie de Favoritas con El Holandés Errante, que en lo personal supuso mi puerta de entrada a Wagner, de ahí que, pese a que el de Leipzig tiene obras muy superiores a esta, le tenga un especial cariño a esta, estrenada en Dresde el 2 de enero de 1843; sin demasiado éxito, todo hay que decirlo. La partitura sería sometida más tarde a diversas revisiones, en 1846, 1852 y 1860.
La fuente literaria de El Holandés Errante (o, si se quiere, El Buque Fantasma) es una obra de Heine, Las memorias del Señor Schnabelewopski, en la que se relataba la asistencia de su protagonista a la representación de una obra en la que se narraba la redención del Holandés Errante por parte de una mujer (en este caso llamada Katerina) que lo ama. Sólo que la obra relatada no sin ironía por Heine se desarrolla en las costas escocesas, y Wagner, que en un primer esbozo había situado allí su ópera, se decidió finalmente (y casi a última hora) por Noruega. Lo que tenía algo de autobiográfico... Wagner, que era en 1839 director de un teatro en Riga, tuvo que huir sin pasaporte de la ciudad rusa, cruzando la frontera junto con su esposa Minna. Posteriormente embarcaron en un buque francés, el Thetis. El tiempo durante el viaje fue atroz: el barco, que bordeó las costas noruegas, se vio atrapado en varias tormentas y tuvo que buscar refugio en puerto una y otra vez. El compositor recordó la espantosa travesía el resto de su vida. Las experiencias que sufriría en el punto de destino de su viaje, París, fueron también desagradables. Pero ya habrá tiempo para hablar de eso. De momento os dejo con la obertura, interpretada en esta ocasión por Karl Böhm.
vídeo de plutarco7890
La fuente literaria de El Holandés Errante (o, si se quiere, El Buque Fantasma) es una obra de Heine, Las memorias del Señor Schnabelewopski, en la que se relataba la asistencia de su protagonista a la representación de una obra en la que se narraba la redención del Holandés Errante por parte de una mujer (en este caso llamada Katerina) que lo ama. Sólo que la obra relatada no sin ironía por Heine se desarrolla en las costas escocesas, y Wagner, que en un primer esbozo había situado allí su ópera, se decidió finalmente (y casi a última hora) por Noruega. Lo que tenía algo de autobiográfico... Wagner, que era en 1839 director de un teatro en Riga, tuvo que huir sin pasaporte de la ciudad rusa, cruzando la frontera junto con su esposa Minna. Posteriormente embarcaron en un buque francés, el Thetis. El tiempo durante el viaje fue atroz: el barco, que bordeó las costas noruegas, se vio atrapado en varias tormentas y tuvo que buscar refugio en puerto una y otra vez. El compositor recordó la espantosa travesía el resto de su vida. Las experiencias que sufriría en el punto de destino de su viaje, París, fueron también desagradables. Pero ya habrá tiempo para hablar de eso. De momento os dejo con la obertura, interpretada en esta ocasión por Karl Böhm.
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