domingo, 2 de enero de 2011

Comparaciones: Hai già vinta la causa...Vedro mentr'io sospiro

 Si en la comparativa anterior nos encontrábamos con Rosina, en esta nos topamos con su señor esposo, muchos años y disgustos después, cuando ella se ha convertido en la melancólica Condesa de Almaviva. En Le Nozze di Figaro, el Conde es el personaje al que todos queremos ver burlado... para que al final la Condesa - menos rencorosa que nosotros-, en un gesto magnánimo, lo perdone como ha hecho en... mil ocasiones. Antes, en el Acto III y después de ser engatusado con éxito por Susanna, el Conde de Almaviva ha escuchado por azar la frase que ésta ha dirigido a su prometido, Fígaro: Taci, senza avoccato hai già vinto la causa. Con su pequeño número de seducción (en Crudel, perchè finora) Susanna ha creído solucionar el pleito por el que Marcellina exige a Fígaro que salde su deuda o se case con ella. Herido en su amor propio - había creído que Susanna cedía al fin a sus encantos - el Conde trama una venganza contra los dos conspiradores. Pero todo se aliará en contra de los deseos de Almaviva, como bien sabemos. Para contrastar con las Rosinas, que eran cantantes históricas, estos Condes son de los que hoy podemos encontrarnos por los teatros. Momentáneamente he tenido que volver a Goear, así que no os asustéis por la publicidad, que tiende a saltar de forma bastante inoportuna.

CONTEHai già vinta la causa! Cosa sento!
In qual laccio io cadea? 
Perfidi! Io voglio...
Di tal modo punirvi... A piacer mio
la sentenza sarà... Ma s'ei pagasse
la vecchia pretendente?
Pagarla! In qual maniera! 
E poi v'è Antonio,
Che a un incognito Figaro ricusa
di dare una nipote in matrimonio.
Coltivando l'orgoglio
di questo mentecatto...
Tutto giova a un raggiro... 
il colpo è fatto. 
Vedrò mentre io sospiro,
Felice un servo mio!
E un ben ch'invan desio,
ei posseder dovrà?
Vedrò per man d'amore
Unita a un vile oggetto
Chi in me destò un affetto
Che per me poi non ha?
Ah no, lasciarti in pace,
Non vo' questo contento,
tu non nascesti, audace,
per dare a me tormento,
e forse ancor per ridere
di mia infelicità.
Già la speranza sola
Delle vendette mie
Quest'anima consola,
e giubilar mi fa.

CONDE"¡Ya has ganado la causa!" ¡Qué oigo!
¿en qué trampa caía? 
¡Pérfidos! Yo quiero...
de tal modo castigaros... a mi gusto 
la sentencia será... ¿Pero si él pagase
a la vieja pretendiente?
¡Pagarla! ¿de qué manera? 
Y después está Antonio
que a ese expósito de Fígaro le niega 
a su sobrina en matrimonio.
Cultivando el orgullo
de este mentecato,
todo ayuda a la artimaña... 
El golpe está hecho.
¿Veré, mientras yo suspiro,
feliz a un siervo mío?
Y un bien que en vano deseo,
¿él deberá poseer?
¿Veré por mano del amor
unida a un vil sujeto
a quién en mí suscito un afecto
y que por mí no lo siente?
¡Ah no!, dejarte en paz,
¡no deseo esta felicidad!
tú no naciste, audaz,
para darme tormento,
y también quizá para reírte,
para reírte de mi desdicha.
Ya la sola esperanza
de mi venganza
consuela a mi alma
y la llena de júbilo...


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