El jueves 17 podréis escuchar Nabucco a través de la RAI3, a partir de las 20:30. Con dirección de Riccardo Muti y Leo Nucci en el papel titular. Del de Abigaille no se ocupará la prevista Elisabete Matos,sino una para mí desconocida Csilla Boross - hay un par de vídeos circulando por ahí- a no ser que lo asuma ese día la Abigaille del segundo reparto, otra cantante ignota para una servidora. También se podrá ver en el canal satélite Arte, aunque ahí comenzará más tarde, en torno a las 22:15. Parece que se trata de la función que debe grabarse mañana día 15, al menos así será en el caso de la transmisión televisiva. Con la de la radio tengo un pequeño lío, unos dicen que es en directo, otros no. La RAI prepara una progamación especial: esa misma mañana a través de sus ondas podremos escuchar el concierto que Toscanini dirigió en la Scala reconstruida allá por 1946, así que nos espera una jornada con bastantes cosas interesantes. Y una vez solucionados los aspectos prácticos, vamos a la parrafada.
No me atrevo a opinar con claridad sobre los cortes de financiación que en Italia se han hecho a los teatros líricos, o más bien a la cultura en general. Al fin y al cabo el problema no lo conozco en profundidad. He leído historias sobre despilfarros absurdos y corrupción en general, y he leído historias de gente que se gana la vida honradamente y que se irá a la calle. De orquestas y coros que desaparecen. También de teatros que cierran sus puertas, de temporadas reducidas a la mínima expresión. Las manifestaciones en contra de estos recortes presupuestarios a veces toman prestada la voz de algún personaje ilustre. Todos recordaréis la declaración que Barenboim hizo antes de Die Walküre en la noche de San Ambrosio. El sábado pasado se producía una situación similar en la Ópera de Roma cuando Riccardo Muti - aunque haya quien presente esto como una novedad no lo es: las periódicas declaraciones sobre la indiferencia de la clase política hacia la cultura son una especie de leitmotiv en su carrera - tomaba la palabra al inicio de la función de Nabucco. Las funciones coinciden con el aniversario de la unidad italiana y además suponen la reaparición del director, después de la serie de sustos que su salud le ha dado en los últimos tiempos. También había quien decía que este Nabucco estaba maldito: no sólo Muti, sino también el director de escena ha pasado por el hospital. Y en cuanto a la soprano inicialmente prevista, Elisabete Matos, se cayó de cartel, asimismo, por razones de salud. Y después de Va, pensiero sucedía esto:
No me atrevo a opinar con claridad sobre los cortes de financiación que en Italia se han hecho a los teatros líricos, o más bien a la cultura en general. Al fin y al cabo el problema no lo conozco en profundidad. He leído historias sobre despilfarros absurdos y corrupción en general, y he leído historias de gente que se gana la vida honradamente y que se irá a la calle. De orquestas y coros que desaparecen. También de teatros que cierran sus puertas, de temporadas reducidas a la mínima expresión. Las manifestaciones en contra de estos recortes presupuestarios a veces toman prestada la voz de algún personaje ilustre. Todos recordaréis la declaración que Barenboim hizo antes de Die Walküre en la noche de San Ambrosio. El sábado pasado se producía una situación similar en la Ópera de Roma cuando Riccardo Muti - aunque haya quien presente esto como una novedad no lo es: las periódicas declaraciones sobre la indiferencia de la clase política hacia la cultura son una especie de leitmotiv en su carrera - tomaba la palabra al inicio de la función de Nabucco. Las funciones coinciden con el aniversario de la unidad italiana y además suponen la reaparición del director, después de la serie de sustos que su salud le ha dado en los últimos tiempos. También había quien decía que este Nabucco estaba maldito: no sólo Muti, sino también el director de escena ha pasado por el hospital. Y en cuanto a la soprano inicialmente prevista, Elisabete Matos, se cayó de cartel, asimismo, por razones de salud. Y después de Va, pensiero sucedía esto:
el vídeo es del canal de SuperBIZZU
Mi lado verdiano-furibundo-que-sólo-piensa-en-el-aspecto-musical se rebela contra un bis ahí - puedo admitirlos en ciertos casos y ciertas óperas, nunca en Verdi-, precisamente ahí. Incluso dudo en si hacerlo proporciona un momento sublime o roza esas funciones desmadradas que entusiasman al público pero que a mí, cada vez más, me resultan difíciles de soportar. Por mucho que lo conceda uno de mis directores favoritos - consciente, según dice en esta entrevista, de haber "traicionado" las normas para lanzar la protesta. Es un lado bastante testarudo. Otro lado, el derrotista, recuerda que la clase política nunca se ha preocupado por esto de la ópera -salvo si podía servirle con fines propagandísticos, pero eso ya no se estila- , es un hecho universal. También me pregunto, como ya me pregunté la noche de San Ambrosio, cuántos de los que asistieron el sábado al estreno se preocupan del destino de la ópera en Italia o en cualquier otro punto del planeta. Como en el famoso dibujo goyesco, me viene a la cabeza la frase No harás nada con clamar. Por último, queda agazapado el lado idealista, que ante la música de Verdi, ante el ambiente casi de revuelta decimonónica - con las banderas incluídas - , se habría puesto en pie y se habría unido al coro. Pensando, tal vez, aunque por poco tiempo, que serviría de algo. Y mandando al diablo a los otros dos lados de mi personalidad.
1 comentario:
Gracias, Nina, por mantenernos siempre al día y por expresar tus opiniones con tanta claridad.
Un afectuoso saludo desde Milán.
Publicar un comentario