Después de una vida libertina impropia de su noble origen, el protagonista de esta ópera será castigado por sus desmanes. Una estatua de mármol, recuerdo de una de sus víctimas, lo arrastrará al infierno, respondiendo a una invitación que el propio libertino le ha formulado. ¿Don Giovanni? Desde luego, pero también Zampa, ou la fiancée de marbre. Una ópera cuyo libreto es uno de los más inverosímiles jamás puestos en música. A¨su lado, La Favorita es un milagro de coherencia y lógica. Hace ya tiempo hablaba de la ópera y de su autor por aquí. La popularidad de Zampa durante el siglo XIX no es despreciable. Wagner, que la detestaba, tuvo que soportar en Viena la omnipresencia de la obra de Hérold, así como de las obras de ella derivadas, en su mayor parte compuestas por Strauss... o sus competidores menos talentosos. En cuanto al siempre inconformista Berlioz, después de una representación de Zampa escribió del estilo de Hérold: "no es casto y severo como el de Méhul, ni exuberante y brillante como el de Rossini, ni vehemente y soñador como el de Weber; en resumen, aunque compartiendo hasta cierto punto un poco de cada una de estas escuelas, la alemana, la italiana y la francesa, Hérold no tiene un estilo propio".
No está de más recordar el argumento. El conde de Monza dilapida la fortuna familiar, seduce a Alice, una pobre incauta que luego muere de tristeza, y desaparece del mapa, convirtiéndose en pirata y tomando el nombre de Zampa. La joven deshonrada había buscado refugio en la casa de un rico mercader, un tal Lugano, que erigió una estatua en su honor. Años después, su hija Camille va a casarse con el pequeño de los hermanos Monza, Alphonse. Por supuesto este último no ha visto jamás a su hermano perdido. De ahí que no lo reconozca cuando Zampa aparece y reclama un rescate para liberar a Lugano. No sólo quiere dinero, también a Camille, que tiene que consentir para salvar la vida de su padre. El prometido es oportunamente capturado por los piratas, que celebran un festín en el palacio de Lugano. Al ver la estatua de Alice, Zampa se burla y pone un anillo en su dedo de mármol. Pero, cuando intenta quitarlo, la mano se cierra, ante el terror de los compañeros del pirata. Zampa no se amilana. Ni siquiera cuando, al día siguiente, la inquieta estatua se presente en la iglesia durante la boda con Camille, amenazando a su antiguo seductor. Alphonse descubre su parentesco con Zampa y queda desolado: no puede matar a su hermano, y Camille y el pirata acaban casados. A Camille y Alphonse no les queda otra opción que despedirse. En el último momento es la estatua la que irrumpe en la alcoba de los recién casados, arrastrando a Zampa al infierno.
En el siglo XX Zampa dejó de representarse, pero su obertura pervivía como un clásico de las salas de conciertos. De ahí que tengamos grabaciones como ésta, de Leonard Bernstein con la Filarmónica de Nueva York.
En el siglo XX Zampa dejó de representarse, pero su obertura pervivía como un clásico de las salas de conciertos. De ahí que tengamos grabaciones como ésta, de Leonard Bernstein con la Filarmónica de Nueva York.
Ni ese último refugio le quedó a Zampa en la segunda mitad del siglo. En alguna ocasión, sin embargo, Zampa ha subido de nuevo a escena: lo hizo en Wexford en 1993 y también lo hizo hace tres años en la Opéra-Comique de París. Un teatro que de vez en cuando nos sorprende con interesantes exhumaciones - en la próxima temporada le tocará el turno a La muette de Portici - del repertorio galo. De las retransmisiones por radio de aquel entonces os dejo una grabación:
Ferdinand Hérold ( 1791 - 1833)
Zampa
Zampa - Richard Troxell
Alphonse de Monza - Bernard Richter
Camille - Patricia Petbon
Daniel - Léonard Pezzino
Doris Lamprecht
Dandolo - Vincent Ordonneau
Les Arts Florissants / William Christie
Opéra Comique Paris , 2008
Zampa
Zampa - Richard Troxell
Alphonse de Monza - Bernard Richter
Camille - Patricia Petbon
Daniel - Léonard Pezzino
Doris Lamprecht
Dandolo - Vincent Ordonneau
Les Arts Florissants / William Christie
Opéra Comique Paris , 2008
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