Querido Giulio: le envío una Obertura - la tinta aún está húmeda - con la que tal vez debamos preceder Aida. Digo "tal vez" porque apenas la he mirado y puede que sea un desastre. Teniéndola lejos de mi vista durante unos días, podré leerla y juzgarla debidamente cuando llegue a Milán, y decirle si merece la pena el mandarla copiar. De todas maneras, siempre tendremos el Preludio (...).
Verdi escribía estas líneas a su editor Giulio Ricordi el 28 de diciembre de 1871, hablándole de una Obertura alternativa que había compuesto para Aida, ópera estrenada en El Cairo apenas cuatro días antes con éxito considerable. De extensión mucho mayor que el Preludio que todos conocemos, contenía, además de los temas de Aida y los sacerdotes, el del lamento de la princesa etíope (Numi, pietà), los motivos que aludían a Amneris (citando tanto el que aparece en Quale insolita gioia nel tuo sguardo, coincidiendo con la entrada de la egipcia, y el que se escucha en Forse l'arcano amore). Todos ellos acababan fundiéndose, con una reaparición final del tema de Aida que acababa con las trompetas recogiendo la melodía asociada a la protagonista. Algo que, según el propio Verdi, podía resultar un gran efecto o un desastre si las trompetas no tocaban con brillantez suficiente. Sin embargo el compositor no parecía convencido, ya en la carta que acompañaba la partitura. Su valoración se hará definitiva cuando haga ensayar la pieza en cuestión a la orquesta de la Scala. Así se lo contaría a Emilio Usiglio en una carta fechada en enero de 1875:
Aida no tiene Obertura. Tal vez haya oído usted decir que en uno de los ensayos de Aida hice tocar a la orquesta una pieza que tenía el aire de una obertura. La orquesta respondió, preparada y obediente, y la pieza hubiera sonado bien si su construcción hubiese sido sólida. Pero la excelencia de la orquesta sólo sirvió para demostrar la debilidad de la supuesta obertura.
Así que, condenada por su propio creador, la obertura "alternativa" quedó archivada, hasta cierto punto. Porque algunos directores se resistieron a dejarla morir, de modo que tenemos unas cuantas grabaciones de esta pieza descartada. Arturo Toscanini estaba interesado en la partitura desde que, en 1912 - siempre siguiendo a Budden - formó parte de un grupo que la examinó... aunque en aquel entonces se decidió respetar el deseo de Verdi, no interpretándola. La tentación o el aprecio por la obertura pudieron más y Toscanini acabó interpretándola en concierto - pudo disponer de la partitura gracias a los herederos de Verdi- , siendo su grabación de 1940 con la NBC la primera conocida de la pieza en cuestión. El legendario director escribía en 1939:
Si Toscanini fue el primero en interpretar la Obertura, se puede decir que el director que más amor ha mostrado por este "descarte" verdiano ha sido Claudio Abbado, que la llevó al estudio de grabación en dos ocasiones, con la London Symphony Orchestra y una segunda versión con la orquesta del Teatro alla Scala, del que entonces era director musical. Esta última es la que tengo más a mano, y se incluye en un disco maravilloso - al menos para mí - con Pavarotti y las rarezas verdianas como protagonistas. Circula la historia - no sé si llamarla leyenda - de que Abbado no disponía de la partitura, así que básicamente la reconstruyó a partir de la escucha de la grabación de Toscanini.
Hice un ensayo de la Obertura de Aida y decidí que merecía la pena interpretarla en concierto. No sé si sabes que Verdi había escrito una Obertura después del hermoso y pequeño Preludio que es usualmente interpretado, y habría sustituído éste con ella si lo hubiese juzgado favorablemente, pero las cosas no fueron de ese modo. Por el contrario, su opinión era muy severa. Demasiado, creo yo.
Si Toscanini fue el primero en interpretar la Obertura, se puede decir que el director que más amor ha mostrado por este "descarte" verdiano ha sido Claudio Abbado, que la llevó al estudio de grabación en dos ocasiones, con la London Symphony Orchestra y una segunda versión con la orquesta del Teatro alla Scala, del que entonces era director musical. Esta última es la que tengo más a mano, y se incluye en un disco maravilloso - al menos para mí - con Pavarotti y las rarezas verdianas como protagonistas. Circula la historia - no sé si llamarla leyenda - de que Abbado no disponía de la partitura, así que básicamente la reconstruyó a partir de la escucha de la grabación de Toscanini.
Como no hay dos sin tres, vamos a cerrar la entrada con una interpretación más, la de Riccardo Chailly al frente de la Orquesta Verdi de Milán, de la que fue director entre 1999 y 2005. Con dicha formación, Chailly grabó algunos discos de rarezas verdianas, rossinianas y puccinianas. En el disco dedicado a Verdi, entre algunos fragmentos inéditos - incluyendo el Preludio descartado para Otello, de autoría un tanto dudosa - se encontraba una vez más la Obertura descartada de Aida.
La verdad, no es por enmendarles la plana a los directores que han mostrado un loable interés en la pieza descartada por Verdi, sólo que no puedo evitar el estar de acuerdo con el de Busseto. Siempre nos quedará el Preludio.
vídeo de aidacollection
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