Después de la tarde de ayer en la que estuve escuchando la retransmisión de Don Giovanni desde el Liceo de Barcelona (con una catastrófica toma de sonido, por cierto, no sé si habrá contribuído eso a la impresión de desastre general; me temo que lo que he escuchado y lo que se escuchaba en el teatro era radicalmente distinto; aún así...) la necesito. En realidad necesito un Don Giovanni en el que se oiga más a los cantantes que el ruido de escena. Entre otras cosas.
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