martes, 29 de diciembre de 2009

Debilidades irreprimibles: Ghena Dimitrova


Tenía veintiséis años y mucho atrevimiento cuando  cantó por primera vez uno de los papeles más temibles que Verdi creara para soprano: Abigaille. El debut, como en tantas ocasiones, llegó por azar, ya que la cantante inicialmente prevista canceló. Ghena Dimitrova se convirtió en una de las sopranos que más se asociaron a la princesa de Babilonia. "Abigaille tiene una tesitura asesina (...) que puede dañar fácilmente las cuerdas vocales de una joven cantante. Verdi era muy joven en la época en la que compuso Nabucco y aunque su genio se muestra con evidencia a lo largo de ella, también lo hace su inexperiencia, en lo que a la escritura vocal se refiere", opinaría Dimitrova más tarde. Siempre aconsejaría que las cantantes que quisieran afrontar el papel lo hicieran a partir de los treinta y cinco años.
Ghena Dimitrova nació en Beglej (Bulgaria) el 6 de mayo de 1941. Estudió canto en el Conservatorio de Sofía con Christo Brambarov. Después de su debut (en diciembre de 1967), la victoria en un certamen celebrado en la capital búlgara le permitió estudiar durante dos años en la Academia de la Scala, en Milán. Entre sus maestros en la ciudad lombarda se encontraban Gina Cigna y Margherita Carosio. Otro concurso le permitió debutar en Parma y enfrentarse al célebre loggione del Teatro Regio como Amelia en Un Ballo in Maschera, acompañada por un joven Carreras. También Amelia sería el papel de su debut en la Scala, esta vez junto a Plácido Domingo. Su carrera no se disparó inmediatamente. La soprano creía que era por la falta de costumbre: ya no eran habituales las sopranos como ella. "Cuando las voces dramáticas surgen, la gente, especialmente los directores, no sabe qué hacer con ellas". En 1978 haría su debut en la Staatsoper de Viena como Tosca y Santuzza. Lentamente, Dimitrova se convirtió en una estrella; Sinopoli la invitó a cantar en La Fenice en Simon Boccanegra y más tarde grabaría con ella Nabucco (según su testimonio, no se sentía a gusto en los estudios de grabación, y opinaba que una toma en estudio jamás mostraba como era a un cantante, o un director). Después de una representación de La Fanciulla del West en Berlín (también dirigida por Sinopoli), fue invitada a volver a la Scala, esta vez por la puerta grande, en la Turandot que abrió temporada en 1983, con dirección de Lorin Maazel. Se conserva un vídeo de la RAI, que además incluye una entrevista a Cigna y Dimitrova después del Acto I de esta Turandot:

vídeo de Spieldenberg

vídeo de Onegin65
Dimitrova también estaría presente en otras dos veladas de San Ambrosio: Aida, en 1985,  y  Nabucco, en 1986,¡encontrándose de nuevo con su inseparable Abigaille. En la primera de ellas, encarnaba -sorprendentemente- a la princesa egipcia, Amneris. También como Amneris grabaría la ópera en estudio, acompañada (como en las funciones de la Scala) por Luciano Pavarotti y Maria Chiara, bajo la batuta de Lorin Maazel. Dimitrova no consideraba que fuera un personaje difícil vocalmente, sino dramáticamente. Lo complicado era captar la esencia de Amneris, dividida entre la desesperación por convencer a los jueces de la inocencia de Radamés y los celos que aún siente contra Aida. Tanto de la Aida mencionada como el Nabucco del 86 dirigido por Muti tenemos testimonio editado en DVD:

vídeo de Macbett0

vídeo de RinconRican
Noches de San Ambrosio aparte, Dimitrova también cantaría allí I Lombardi alla Prima Crociata (en 1984), Macbeth (1985), Cavalleria Rusticana (1988) o Tosca (1989). La Lady la había debutado en 1979, y la había cantado, entre otros sitios, en Parma,Verona o Salzburgo. Consideraba que era un papel tan difícil como Abigaille y se sentía afortunada porque había llegado a su carrera cuando esta ya estaba considerablemente avanzada. Era un personaje complejo, que demandaba, según ella, una gran madurez artística, porque el aspecto dramático era muy importante. "Lady Macbeth es un personaje rico en emociones humanas contradictorias, desmesuradamente malvada, pero al mismo tiempo patética por su destino". De todas maneras, consideraba a Gioconda como el papel más difícil de todos los que había cantado.

vídeo de Agorante

vídeo de Bubbete1

vídeo de Bubbete1
 En el Met, Dimitrova hizo su debut en fecha tan tardía como 1987 (aun cuando había cantado en Estados Unidos desde 1981), en Turandot, con Vladimir Popov y Aprile Millo como Calaf y Liù, respectivamente, y bajo la dirección de Nello Santi. Siguieron Cavalleria Rusticana (1988, con Ermanno Mauro, Gail Dubinbaum y Bruno Pola, dirigidos por Alessandro Siciliani), La Gioconda (1990, con Bruno Beccaria, Stefania Toczyska y Alain Fondary, de nuevo con Nello Santi), Tosca (en 1992, con Pavarotti como Cavaradossi), La Fanciulla del West  (1993, con Nicola Martinucci y Alain Fondary, en una producción de Giancarlo Del Monaco) o Aida, nuevamente como Amneris (1994). Igualmente tardío fue su debut en el Covent Garden de Londres, que se produjo en 1983. Dimitrova atribuía la tardanza a cuestiones políticas.
Considerada como una especie de heroína en su patria, Ghena Dimitrova se retiró en 2001, dedicándose a trabajar con jóvenes cantantes. Es nuestra obligación enseñar a los jóvenes, y lo hago, sí, con placer. Cuatro años más tarde, moriría en Milán.

3 comentarios:

Miguel dijo...

Casualmente después del concierto de Damrau estube hablando de ella durante la cena con unos amigos que la trataron muchos durante años y a todas sus cualidades como cantante de raza añadían lo bellísima persona que era

Barbebleue dijo...

Regia Turandot.

¡Feliz Año!

Nina dijo...

Miguel: Efectivamente, es lo mismo que yo he escuchado de ella.

Barbeblue: desde luego que sí. Feliz Año.

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