Debutó a los dieciocho años, con un papel soñado por muchas sopranos: Violetta Valéry. A la cortesana la llevaría dos veces a los estudios de grabación, y además conservamos diversos testimonios en directo (entre ellos el de Tokio, con un joven Carreras como Alfredo). Corría el año 1952, y al siguiente ya estaba en el escenario de la Scala, si bien con un papel secundario: el de Walter en La Wally. Era la noche de San Ambrosio. La fama, sin embargo, llegaría en 1957 cuando sustituyó a Maria Callas en La Sonnambula, en una serie de representaciones que tuvieron lugar en Edimburgo. El papel con el que más se la identificaría, Cio-Cio-San. A ella también la llevaría en dos ocasiones a los estudios de grabación, y con ella debutaría en el Metropolitan de Nueva York, uno de sus teatros favoritos, aunque ella decía que "todo el mundo piensa que prefiero el Met a otros teatros, no es cierto. Amo cantar en cualquier parte, en todas partes".
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