lunes, 2 de mayo de 2011

Trovatore desde el Met


Al mismo tiempo que en una de las óperas más queridas de Verdi, Il Trovatore se ha convertido en víctima de interpretaciones exageradas, y, en algunos casos, de tradiciones dañinas que pueden llegar a convertir la obra en la caricatura de sí misma. La que primero acude a nuestra mente es aquélla que convierte la cabaletta del tenor en el Acto III en la clave del éxito de la representación. Lástima. Porque Il Trovatore es mucho más que eso o que la nota que jamás estuvo allí. Dejemos a un lado los habituales tópicos sobre el argumento demencial, que no lo es tanto desde la perspectiva del teatro romántico del que procede el libreto de Cammarano. Libreto que, además, sirve a su propósito de manera bastante eficaz. No es mi Verdi favorito y es mucho menos revolucionario en su estructura que Rigoletto. Tampoco tiene un argumento transgresor como ésta última o La Traviata. Aun así, Verdi tuvo los inevitables problemas con la censura en la época del estreno. Por ejemplo, se prohibió el uso de palabras litúrgicas, de ahí que se sugiriera la variación del texto en la escena del Miserere. Los personajes son bastante planos, y en ese sentido sólo se salva  Azucena. La más compleja y, según las palabras de Verdi, es un personaje principal, el personaje principal, mejor y más dramático que los otros. Si yo fuera una prima donna (...) siempre preferiría cantar la parte de la gitana en Il Trovatore.
 
El pasado sábado se pudo escuchar a través de la radio Il Trovatore desde el Met. También pudo verse a través de los cines, pero por desgracia una vez más tengo que conformarme con la audición y nada más.  Contrastando opiniones me encuentro una vez más con que los micrófonos de la radio resaltan y magnifican cualquier defecto. El reparto era idéntico al que se pudo escuchar unos dos años atrás en el mismo teatro y del que hablaba por aquí. Entonces dirigía Noseda y la función resultó mucho más vibrante y disfrutable que con Armiliato. No tan rutinaria como su aburrida Bohème del año pasado, su dirección careció de cualquier cosa que pueda llamar destacable. Si exceptuamos el nivel de volumen alcanzado en el estruendoso final del Acto I, ejecutado además con la forma tradicional. Con Manrico uniéndose a Leonora y cantando algo que en la soprano resulta sublime y en el tenor desternillante (aquéllo de son io dal ciel disceso...). Bien es verdad que es una costumbre que inicia el propio Verdi con la revisión parisina, en la que existe algo parecido a eso. No por ello me resulta menos risible.
Como en 2009, podemos hacer una diferencia entre los cantantes: mejor ellas. En especial Dolora Zajick. La veterana mezzosoprano era la mejor sobre escena. A pesar de los años sigue siendo una Azucena imponente, aunque tal vez no demasiado sutil. Apabulla por la enorme voz y por la solidez de la que ninguna otra que cante el papel puede presumir hoy. Tal vez Urmana, cuando todavía cantaba de mezzosoprano. La voz de Zajick, tanto en su centro como en el agudo suena aún limpia y potente. Nos puede molestar el lógico desgaste, o el vibrato. Pero quien tuvo retuvo... Y así Zajick fue la justa triunfadora de la función.
   
 Sondra Radvanovsky, Leonora, es una de las cantantes actuales que más me interesan. Su gran escena del Acto IV resultó mucho mejor que el aria y la cabaletta del Acto I. Es una de las cantantes que no se salta la maravillosa Tu vedrai che amore in terra - en cierto sentido también podríamos considerar su supresión autorizada por el propio Verdi, que la cortó en la versión parisina de Il Trovatore, pero... ¡es que seguramente es la mejor de toda la ópera y le da cien vueltas a la Pira! -, pero sin el da capo que la hace aún más temible.  En cuanto a los caballeros, el Manrico de Álvarez me pareció ya en su momento bastante irregular. Cierto, mejor que el de muchos otros que cantan por esos teatros, pero ni la voz me pareció tan ensoñadora y hermosa como hace un par de años ni me interesó más allá de algunos detalles, algunos momentos. Su mejor escena fue la final. Como tantos otros antes que él, su Ah, sì ben mio fue de trámite antes de la Pira. Bajada de tono -tampoco es el primero ni será el último: lo raro es encontrar a un tenor que la cante en la tonalidad original - y no demasiado espectacular, de todas maneras despertó el entusiasmo del respetable.
 
A Hvorovstovsky le he encontrado siempre pocas virtudes, aparte de algunas estéticas. La emisión gutural se me hace casi insoportable. Sobre todo en Il balen... y su cabaletta, demasiado vociferantes. No puedo juzgar, naturalmente, su labor como actor. En lo que a lo vocal respecta, me sonó a tantos otros Condes de Luna que se conforman con ser el villano de la función, sin demasiados matices. Algo que, siendo el de Luna un personaje que me gusta mucho más que el descerebrado de Manrico me resulta difícil de soportar. No es el peor conde que he escuchado, pero no le veo demasiados elementos positivos.
En fin, he escuchado cosas mucho peores y en su conjunto lo podría calificar de aceptable, en algunos momentos incluso se podía disfrutar. Pero no creo que lo recuerde durante demasiado tiempo. Como se retransmitió en los cines el vídeo acabará surgiendo tarde o temprano... Entonces veremos qué me parece la producción de David McVicar, que traslada la ópera al siglo XIX, durante nuestra Guerra de la Independencia. Lo único que puede advertirse de ella a través de las ondas radiofónicas es el barullo que en ocasiones se forma en escena.
IL TROVATORE
Giuseppe Verdi--Salvatore Cammarano

Manrico.................Marcelo Álvarez
Leonora.................Sondra Radvanovsky
Count Di Luna...........Dmitri Hvorostovsky
Azucena.................Dolora Zajick
Ferrando................Stefan Kocán
Ines....................Maria Zifchak
Ruiz....................Eduardo Valdes
Messenger...............Raymond Aparentado
Gypsy...................Robert Maher

Conductor...............Marco Armiliato
 Aquí y aquí

Editado: sin enlaces de momento, démosle gracias al efebeí

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