Durante el último mes, comparábamos a cuatro tenores en el aria Anges du paradis, de Mireille, obra no demasiado popular de Gounod - aunque las hay todavía menos favorecidas, si nos ponemos a hablar de La nonne sanglante, por ejemplo... -; ya es hora de revelar el nombre de los cuatro tenores. Tenemos un ganador, el número 4, algo que, dicho sea de paso, me esperaba. Gracias a todos los votantes y... comencemos.
Los tenores 3 y 4 han empatado a dos votos. Así que primero desvelemos al Número 2. Se trataba de Gaston Micheletti (1892-1959). A veces me pregunto qué habría en el aire de Córcega en aquellos años en los que saldrían tres célebres tenores de la isla: Vezzani, Luccioni y Micheletti. Nacido en la localidad de Tavaco, Gaston Micheletti estudió en París, debutando en 1922 en Reims, en el papel de Faust. Después consiguió un contrato en la Opéra-Comique parisina. Des Grieux fue el primer papel que cantó allí. El teatro se convirtió en el centro de su carrera, delimitada casi exclusivamente a Francia y Bélgica. Se retiraría en 1946. En su repertorio, Don José - hay unos famosos fragmentos de Carmen junto a Supervía - Turiddu, Canio, Pinkerton, Hoffmann, Werther, Rodolfo, Cavaradossi y Roméo. Se llevó dos votos.
Empatado con Micheletti quedó Alain Vanzo (1928-2002), el tenor número 3, que además grabó el papel de Vincent en estudio. Nacido en Montecarlo, comenzó cantando, como tantos otros, en el coro de una iglesia. En los inicios de la década de los cincuenta cantaba ya en París, como cover de Luis Mariano en la opereta El cantor de México. Su carrera se lanza en 1954 después de ganar un concurso en Cannes. Se convirtió en un especialista en el repertorio galo: Nadir, Gérald, Vincent, Roméo, Werther o Hoffmann fueron algunos de sus papeles. Pero también se dedicó a la ópera italiana, cantando el Duque en Rigoletto, Alfredo en La Traviata o Edgardo en Lucia di Lammermoor. Junto a Caballé, protagonizó la sonada Lucrezia Borgia neoyorquina que dio el definitivo impulso a la carrera de la soprano. Entre sus grabaciones comerciales, que son pocas, Lakmé con Bonynge a la batuta, la Mireille que ya hemos mencionado y Le Jongleur de Notre-Dame.
Al tenor número 1, es decir, Nicolai Gedda, ya lo hemos escuchado en otras comparativas. Se llevó cuatro puntos, uno menos que el ganador. Gedda no es del gusto de todos y donde algunos ven un tenor versátil que cantó en prácticamente todos los idiomas y siempre salió airoso - en determinados casos, hay grabaciones que merecen un lugar en la Historia, como su Sobinin en La vida por el Zar de Glinka - otros ven frialdad y aburrimiento. Digamos que me posiciono más entre los primeros que entre los segundos, aunque depende del papel. Sea como fuere, Gedda, en su inabarcable repertorio - y no, no es una frase hecha, obsérvese su discografía - , ha estado fuertemente asociado a la ópera francesa. Don José, Werther, Raoul de Nangis, Pelléas, Gérald, Nair, Des Grieux, Faust, Roméo, Hoffmann... Correría el riesgo de no terminar nunca y eso que sólo nos estamos centrando en la ópera francesa. En lo que a Mireille respecta, también existe grabación completa, con André Cluytens a la batuta y Janette Vivalda en el papel titular.
El ganador fue el tenor 4, que no era otro que Georges Thill, considerado el más grande de los tenores franceses del siglo XX. Nacido en París el 14 de diciembre de 1897, estudió en el Conservatorio de su ciudad natal; después, acudió a Fernando de Lucia para completar su formación. En 1924 hizo su aparición en la Opéra como Nicias en Thaïs. También cantó en ese teatro Alfredo o Calaf, en lo que fue el estreno francés de Turandot. En la Opéra-Comique su primer papel fue Don José en Carmen. Thill se convirtió en la estrella de los dos teatros parisinos. Si hablábamos de repertorio amplio en relación a Gedda, Thill no se queda atrás. Entre los papeles que cantaba habitualmente estaban Chénier, Cavaradossi, Samson, Radamés, Roméo, Faust, Dick Johnson, Enée, Canio, Gérald, Werther, Des Grieux, Alfredo, Don Carlos, Lohengrin e, incluso en disco, Siegmund y Otello. En disco también grabó, entre otros títulos, Manon, Werther y Louise, las dos últimas con Ninon Vallin, que no se llevaba nada bien con el tenor - y hay quien dice que por eso Louise se quedó a medias, pero eso es otra historia -. La carrera de Thill lo llevó al Covent Garden, a la Scala, a Viena, al Met o al Teatro Colón. Thill se retiró en 1953, aunque durante algunos años estuvo dando recitales. Murió en 1984.
Los tenores 3 y 4 han empatado a dos votos. Así que primero desvelemos al Número 2. Se trataba de Gaston Micheletti (1892-1959). A veces me pregunto qué habría en el aire de Córcega en aquellos años en los que saldrían tres célebres tenores de la isla: Vezzani, Luccioni y Micheletti. Nacido en la localidad de Tavaco, Gaston Micheletti estudió en París, debutando en 1922 en Reims, en el papel de Faust. Después consiguió un contrato en la Opéra-Comique parisina. Des Grieux fue el primer papel que cantó allí. El teatro se convirtió en el centro de su carrera, delimitada casi exclusivamente a Francia y Bélgica. Se retiraría en 1946. En su repertorio, Don José - hay unos famosos fragmentos de Carmen junto a Supervía - Turiddu, Canio, Pinkerton, Hoffmann, Werther, Rodolfo, Cavaradossi y Roméo. Se llevó dos votos.
Empatado con Micheletti quedó Alain Vanzo (1928-2002), el tenor número 3, que además grabó el papel de Vincent en estudio. Nacido en Montecarlo, comenzó cantando, como tantos otros, en el coro de una iglesia. En los inicios de la década de los cincuenta cantaba ya en París, como cover de Luis Mariano en la opereta El cantor de México. Su carrera se lanza en 1954 después de ganar un concurso en Cannes. Se convirtió en un especialista en el repertorio galo: Nadir, Gérald, Vincent, Roméo, Werther o Hoffmann fueron algunos de sus papeles. Pero también se dedicó a la ópera italiana, cantando el Duque en Rigoletto, Alfredo en La Traviata o Edgardo en Lucia di Lammermoor. Junto a Caballé, protagonizó la sonada Lucrezia Borgia neoyorquina que dio el definitivo impulso a la carrera de la soprano. Entre sus grabaciones comerciales, que son pocas, Lakmé con Bonynge a la batuta, la Mireille que ya hemos mencionado y Le Jongleur de Notre-Dame.
Al tenor número 1, es decir, Nicolai Gedda, ya lo hemos escuchado en otras comparativas. Se llevó cuatro puntos, uno menos que el ganador. Gedda no es del gusto de todos y donde algunos ven un tenor versátil que cantó en prácticamente todos los idiomas y siempre salió airoso - en determinados casos, hay grabaciones que merecen un lugar en la Historia, como su Sobinin en La vida por el Zar de Glinka - otros ven frialdad y aburrimiento. Digamos que me posiciono más entre los primeros que entre los segundos, aunque depende del papel. Sea como fuere, Gedda, en su inabarcable repertorio - y no, no es una frase hecha, obsérvese su discografía - , ha estado fuertemente asociado a la ópera francesa. Don José, Werther, Raoul de Nangis, Pelléas, Gérald, Nair, Des Grieux, Faust, Roméo, Hoffmann... Correría el riesgo de no terminar nunca y eso que sólo nos estamos centrando en la ópera francesa. En lo que a Mireille respecta, también existe grabación completa, con André Cluytens a la batuta y Janette Vivalda en el papel titular.
El ganador fue el tenor 4, que no era otro que Georges Thill, considerado el más grande de los tenores franceses del siglo XX. Nacido en París el 14 de diciembre de 1897, estudió en el Conservatorio de su ciudad natal; después, acudió a Fernando de Lucia para completar su formación. En 1924 hizo su aparición en la Opéra como Nicias en Thaïs. También cantó en ese teatro Alfredo o Calaf, en lo que fue el estreno francés de Turandot. En la Opéra-Comique su primer papel fue Don José en Carmen. Thill se convirtió en la estrella de los dos teatros parisinos. Si hablábamos de repertorio amplio en relación a Gedda, Thill no se queda atrás. Entre los papeles que cantaba habitualmente estaban Chénier, Cavaradossi, Samson, Radamés, Roméo, Faust, Dick Johnson, Enée, Canio, Gérald, Werther, Des Grieux, Alfredo, Don Carlos, Lohengrin e, incluso en disco, Siegmund y Otello. En disco también grabó, entre otros títulos, Manon, Werther y Louise, las dos últimas con Ninon Vallin, que no se llevaba nada bien con el tenor - y hay quien dice que por eso Louise se quedó a medias, pero eso es otra historia -. La carrera de Thill lo llevó al Covent Garden, a la Scala, a Viena, al Met o al Teatro Colón. Thill se retiró en 1953, aunque durante algunos años estuvo dando recitales. Murió en 1984.
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