domingo, 14 de marzo de 2010

A una nariz pegado


De pronto, se detuvo atónito a la entrada de una casa. Ante sus ojos se produjo un fenómeno inexplicable: un carruaje paró al pie de la puerta principal y, cuando se abrió la portezuela, saltó a tierra, ligeramente encorvado, un caballero de uniforme que subió con presteza la escalinata. Cuál no sería el sobresalto, y al mismo tiempo la estupefacción de Kovaliov al reconocer a su propia nariz. A la vista de semejante portento, le pareció que todo daba vueltas a su alrededor. Notó que apenas podía tenerse en pie y, sin embargo, decidió, aunque tiritando como si tuviera fiebre, aguardar a toda costa a que volviera a subir al coche. Efectivamente, a los dos minutos salió la nariz. Vestía uniforme bordado en oro, de cuello alto, y pantalón de gamuza y llevaba la espada al costado. El penacho del tricornio indicaba que poseía el rango de consejero de Estado. Según todas las apariencias, estaba haciendo visitas. Miró a un lado y a otro, llamó de un grito al cochero, subió al carruaje y partió.
Hay escritores que parecen despertar de una manera especial la imaginación de libretistas y compositores. Nicolai Gogol no llega a los niveles que alcanzó un Shakespeare -lógico por otra parte- en cuanto a inspirar la creación de nuevas óperas, pero por aquí ya se ha hablado de dos que surgieron teniendo como base relatos surgidos de su pluma: Taras Bulba, de Lysenko, y Cherevichki, de Tchaikovsky. Entre 1835 y 1836, Gogol escribiría un relato humorístico sobre un hombre que perdía su nariz... y sobre la desesperada búsqueda del apéndice en cuestión. O también sobre cómo dicha parte del cuerpo de Kovaliov - conocido también como Kovalov o Kovalev, según la transcripción - cobra vida propia y no quiere saber nada de su antiguo propietario, o más bien, hace como si no lo conociera de nada. La historia, en la que lo fantástico se mezcla con lo cotidiano, termina felizmente y Platon Kovaliov recupera su nariz. 
Casi un siglo después, en 1930, se estrenaba en San Petersburgo -entonces Leningrado- una ópera satírica de Shostakovich con el mismo título y argumento que el relato de Gogol. El propio compositor era uno de los autores del libreto. La Nariz había sido compuesta entre 1927 y 1928, y su estreno no supuso un gran éxito para el compositor. Los críticos negaron que la obra pudiese "atraer la atención de la clase trabajadora" y, para empeorar las cosas, Yevgeny Zamiatin, uno de los libretistas, era considerado un enemigo del régimen, en especial tras la publicación de su novela Nosotros - un antecedente de 1984-. Un año después del estreno de La Nariz, Zamiatin partiría hacia el exilio. Después de un reducido número de representaciones, La Nariz no volvió a pisar un escenario soviético hasta 1974. Al reestreno asistiría el compositor. 
Todo esto viene a cuento de las funciones de La Nariz en el Met, escenario que- como sucediera la pasada semana con Attila - la ópera en cuestión visita por primera vez. Las representaciones, dirigidas por Gergiev, parecen haber sido un éxito. Como suele pasar con las óperas que nunca he escuchado - hasta ahora me había limitado a Lady Macbeth del distrito de Mtsenk - despertó mi curiosidad. A veces es un afán de probar nuevas escuchas lo que me mueve.  Pel piacer di porle in lista. Luego hay conexión con la música o no. Así me he lanzado sin red satisfactoriamente con Katia Kabanova, Boulevard Solitude o Dialogues des Carmelites, por citar tres obras estrenadas en el siglo XX que escuché por las bravas  y sin ningún tipo de preparación... pero con las que conecté desde el primer momento. En especial con la última de ellas.  No hubo nada similar en esta ocasión, aunque la experiencia resultó interesante. Como verdiano-ecléctica -¿ecléctico-verdiana?- dudo sin embargo que el encuentro vaya a repetirse en muchas ocasiones a partir de ahora . En principio prefiero a la Lady. En todo caso, he aquí la grabación de La Nariz, procedente de la retransmisión de ayer.

SHOSTAKOVICH
La Nariz


Police Inspector: Andrei Popov (tenor)
The Nose: Gordon Gietz (tenor)
Kovalyov: Paulo Szot (baritone)
Ivan Yakovlevich: Vladimir Ognovenko (baritone)
Praskovya Osipovna: Claudia Waite (soprano)
Newspaper Clerk: James Courtney (bass)
A Mother: Maria Gavrilova (soprano)
A Countess: Wendy White (mezzo-soprano)
A Pretzel Vendor: Claudia Waite (soprano)
A Doctor: Gennady Bezzubenkov (bass)
Yaryzhkin: Adam Klein (tenor)
Mme Podtochina's daughter: Erin Morley (soprano)
Mme Podtochina: Barbara Dever ( mezzo-soprano)
Respectable lady: Kathryn Day (mezzo-soprano)
Valery Gergiev: conductor
Orchestra and Chorus of Metropolitan Opera.

Aquí la primera parte y aquí la segunda.

Dada mi escasa - gran eufemismo - experiencia con el título en cuestión, nada puedo adelantar sobre el desempeño de Gergiev y su reparto, así que me ahorraré dar mi parecer al respecto. El director ruso no es ni mucho menos de mis favoritos - siento por él cierta indiferencia - pero sería injusto dar una opinión al respecto, dadas las circunstancias.

3 comentarios:

Joaquim dijo...

Hace unos tres años, tuve la oportunidad, trabajando en Lisboa, de ver esta ópera en el San Carlos.
Vista me pareció magnífica y en cambio, esta del MET, seguramente mucho más lujosa, al menos orquestalmente, ya llevo dos intentos de escucha y no me engancho.
Es una opera con una carga teatral muy importante y sin el juego escénico pierde interés.
Quizás un día sin más, la retome y me parezca genial

Nina dijo...

No sé, yo sólo he escuchado dos grabaciones que pertenecen precisamente a estas funciones del Met. A lo mejor el problema es Gergiev, no lo sé. Le daré otra oportunidad más adelante.

Alejandro dijo...

Para que entiendan mejor la ópera aquí les dejo el libreto ruso-español: http://www.kareol.es/obras/lanariz/lanariz.htm

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